En este blog participan expertos que han abordado, desde su conocimiento y experiencia, el papel de la Inteligencia desde distintas ópticas y en sus múltiples aplicaciones. Con esta entrada pretendo poner en valor una dimensión de su puesta en práctica que es su aplicación en las empresas.

La especialidad de analista de información está cobrando cada vez más importancia porque pone de manifiesto que, utilizando las técnicas adecuadas, proporciona una capacidad para procesar la abundante información disponible hoy en día sobre cualquier ámbito, facilita la integración de las incertidumbres de cada momento y lleva a cabo una labor de prospección que permite a las organizaciones adelantarse a los acontecimientos.

Saber obtener toda la información disponible en cada caso y analizarla convenientemente proporciona el producto final que conocemos como “Inteligencia”, que sirve para facilitar la toma de decisiones al nivel de un Estado, pero también en organizaciones privadas que siempre, pero especialmente en momentos de crisis, necesitan poder analizar de forma adecuada la situación y anticiparse a los escenarios de futuro que tengan que afrontar.

Una fuente muy importante de experiencia en el campo del análisis han sido tradicionalmente los Servicios de Inteligencia, por estar una parte de su trabajo basado precisamente en la obtención y el análisis de la información para cumplir una de sus misiones principales, que es prevenir los riesgos para el Estado. La relación de los Servicios con las empresas a lo largo de los años ha puesto de manifiesto que sus actividades pueden ser complementarias, hasta tal punto que algunas empresas han ido incorporando en sus organigramas equipos de Inteligencia que integran analistas.

Si utilizamos como ejemplo la crisis del coronavirus, desde su inicio se ha especulado mucho sobre la posibilidad de que los países la hubieran previsto y hubieran actuado en consecuencia para evitar su expansión, pero la realidad es que eso no ha ocurrido. Había estudios realizados por instituciones de gran prestigio que advirtieron sobre el peligro de una pandemia de este tipo; es decir, para un analista especializado en este ámbito la crisis actual no se trata de un suceso imprevisto. La relación entre el análisis y la alerta temprana es evidente; un buen análisis tiene que proporcionar una alerta temprana cuando esa sea una de sus conclusiones.

Hace poco tiempo escribía en este mismo blog el profesor Jose Miguel Palacios una interesante aportación sobre la relación entre la Inteligencia y la toma de decisiones. En ella hacía referencia a las previsiones correctas y a las que con el paso del tiempo se demuestra que no lo son, a la necesidad de que el análisis llegue a los decisores en el momento oportuno y al coste que tienen las decisiones adoptadas de forma preventiva (cuando se acierta y sobre todo cuando las previsiones no se cumplen).

El trabajo de un analista no es sencillo y al final el poder de decisión corresponde a otros. A pesar de ello, las cualidades de un buen analista para obtener la información y analizarla, integrando todos los factores que puedan intervenir, junto con su capacidad para prevenir riesgos de todo tipo y para adelantar los escenarios de futuro son de gran utilidad para las organizaciones privadas y las empresas.

En este caso, el trabajo del analista es un modelo de gestión de la información que puede hacer del conocimiento una ventaja competitiva, dando respuesta a la incertidumbre que generan los riesgos y amenazas que nos rodean. Las empresas siempre están necesitadas de buenos análisis para cada ámbito y situación que les sean útiles para la toma de decisiones.

Tener analistas, poseer profesionales de la Inteligencia aplicada en las empresas, adaptados a su tamaño y sus necesidades, se convierte en un valor determinante por diferenciador. Contar con buenos analistas aporta un valor añadido al decisor siempre y especialmente en momentos de crisis.

Juan José García.

Intcompetitiva.jjgarcia@gmail.com.