Alfredo Rodríguez y Luis María García

7 de junio de 2020

Bien podemos afirmar que un buen “Análisis de Inteligencia” requiere separar todo aquello que tiñe o manipula la realidad objetiva o los hechos. Sí, nos damos cuenta que es complejo desnudar todo lo necesario hasta dar con: esa realidad, esos hechos, esa mirada objetiva a lo que “es”.

Por poner un sencillo ejemplo de esta dificultad, pensemos por un momento que se le pide a un “Analista de Inteligencia” que realice un informe sobre la situación y el impacto que el “virus chino”, o ¿se debe decir el Covid-19? en España. Ya empezamos con la primera dificultad de las palabras, denominaciones, “etiquetas” a utilizar en nuestro lenguaje.

En principio en un País “moderno” como es España, no debiera ser muy difícil poder responder a preguntas sencillas del tipo: ¿número de muertos? y otras similares cuestiones cuantitativas, y por lo tanto objetivas y no opinables.

Todos sabemos el enjambre en el que metemos al analista que le pidamos este informe, ¿no?

Y la breve reflexión que hacemos aquí, en estas líneas, es precisamente esta. ¿Por qué es tan complicado, complejo, sensible y delicado pedir un informe sobre una realidad?

Hay varias cuestiones que dificultan la aproximación objetiva a la realidad. Algunas están dentro de nosotros, por ejemplo: nuestra ideología, nuestros “mapas” de la realidad, los marcos mentales que utilicemos para gestionar nuestra vida, nuestro estado de ánimo y circunstancias personales, la formación y entrenamiento que hayamos recibido, lo que hayamos leído y nuestro nivel cultural, la motivación y nivel de profesionalidad. Otras nacen de la anatomía y forma de funcionar de nuestro cerebro: dominancia, tipo de cerebro (Ned Herrmann). Otros efectos se derivan del entorno profesional, así mencionamos algunos de ellos: la empresa u organización para la que trabajamos, la personalidad y jerarquía de la persona que nos ha pedido el informe, “que se espera” que diga ese informe (a favor, en contra de algo o alguien).

Pero no menor problema es el esfuerzo de las partes por identificar su interpretación de la realidad con la información sobre esa realidad. Es decir, tratan de equiparar la realidad objetiva con la forma que cada parte ve esa realidad objetiva. Y esto es clave, pues estas interpretaciones se pueden tomar por informaciones, que se usan como fuentes primarias por el analista para dibujar la realidad, y de ella, sacar conclusiones. De aquí el título de: “Realidad y Propaganda”.

En el famoso libro “Nudge” de Thaler y Sunstein se habla de “paternalismo libertario”. Es decir, se trata de dar la información necesaria, y organizarla de tal forma y tiempo, que tú libremente decidas lo que se ha previsto que debes decidir. De esta forma, la persona tiene la certeza de que se ha evaluado objetivamente una realidad, y en consecuencia se han tomado las mejores decisiones al respecto. Y así todo el mundo feliz.

Pues bien, a esto se le puede llamar también “arquitectura de la decisión”, o “ingeniería social”. Se dan datos, de fuentes de prestigio, en los momentos y formas adecuadas, para que las decisiones vayan en el sentido que “deben de ir”. Bien podemos llamar a esto “Propaganda”. Al final esta tiene como objetivo que tomes una decisión concreta, o que pienses sobre algo … lo que debes pensar.

La forma de hacer “Propaganda” ya la explicó hace años Vance Packard (1959) en su libro “Las formas ocultas de Propaganda” (The hidden persuaders). Se trata de entender la “información” como un “producto” más, utilizando para ello todo tipo de técnicas como, por ejemplo: deseos psicológicos, utilizando y “mercadeando” con el descontento (mercaderes del descontento), lanzando anzuelos subconscientes y “gatillos” de acción, utilizando símbolos, construyendo imágenes, utilizando la culpa – ansiedad – soledad – hostilidad – miedo y sus correspondientes “absoluciones” si has sido “bueno” y haces o piensas lo que debes, en política con la figura del padre (“bueno”) que protege y da confianza ante lo “malo”, etc. Todo esto es “Propaganda”, que no debe confundirse con “Realidad”.

Otra forma de “Propaganda” peligrosa para el analista es precisamente la que no aparenta ser propaganda, la que emana de fuentes generalmente “fiables”. En nuestra opinión, no hay fuentes “fiables”, todas tienen un origen y un objetivo. Incluimos aquí periódicos, radios, TV´s, medios de comunicación en general, redes sociales, medios y fuentes gubernamentales, e institutos de investigación y prospectiva. Es cierto que, los hay más fiables y menos fiables. Todos estos medios tienen un “amo”, un cliente que paga y al que obedecer y defender. En todo caso, siempre será necesario aquilatar o evaluar la fuente, por medio de varios controles: saber quién es el amo, la fuente de la fuente de la información, si es una investigación será necesario conocer a fondo su ficha técnica. Todos estos medios son en muchas ocasiones “Propaganda” y tal vez solo en algunas ocasiones información real y objetiva.

Otra forma de despistar al analista es la bien conocida “infoxicación”. Se trata de dar mucha información, en muchos momentos, de diferente relevancia, comparando zonas – periodos y cosas distintas, con diferentes métricas y criterios diferentes, datos políticamente correctos (ocultando los políticamente incorrectos), de tal forma que se tenga una gran sensación de tener muchos y buenos datos, cuando en realidad se está sumido en la confusión total. No obstante, como se nos pide un dato para el informe, pues ¡damos un dato! ¿no? Además, en este caso se juega con el llamado “efecto disponibilidad”, es decir, ante el caos, y el esfuerzo que puede suponer bucear a fondo en este marasmo informativo, se prefiere dar e incluir en el informe el dato disponible. Y también con el “efecto relevancia” relacionado con el anterior, así pues si los datos recogen por ejemplo, “el gasto sanitario medio por provincia”, pues entonces, el razonamiento que se deriva es que si se da este dato, será debido a que es relevante, y el analista lo utiliza en consecuencia para su trabajo, sin darse cuenta que ha sido dirigido de una forma “paternalista libertaria”.

Para ilustrar sobre muchas de las ideas que nos han metido en la cabeza (propaganda) los “medios interesados”y supuestamente fuentes “serias”, sobre temas tan relevantes como el cambio climático y la pobreza, y como sustento de lo que en estas lineas hemos reflexionado, recomendamos dos lecturas de Nobel de Economía: “El casino del clima” de Willian Nordhaus. “Repensar la pobreza” de Banerjee y Duflo.

Hay muchos más sesgos, efectos, ataques premeditados, fuentes de aguas claras intoxicadas, y más, que afectan al descubrimiento de los “hechos reales”. Lo dejamos aquí, pues entendemos que a estas alturas el analista puede estar pidiendo ayuda sobrenatural, pero esto es lo que hace su trabajo realmente apasionante.

No nos fiamos de nadie ni de nada. ¡Cuidado con la Propaganda!

 

Alfredo Rodríguez Fuertes y Luis María García Bobadilla.