1ª parte.- La necesidad de la Inteligencia Económica.

Con esta entrega en el blog se quiere trasladar una reflexión sobre la situación actual de la Inteligencia Económica en España y sobre la utilización de la Inteligencia Competitiva en las empresas españolas.

No se pretende hacer un análisis exhaustivo, sino hacer referencia a algunos conceptos necesarios para entender estos dos tipos de Inteligencia y llamar la atención sobre ellos y la necesidad de llevarlos a la práctica de manera adecuada, por tener una repercusión muy importante en la defensa de los intereses económicos de España y de sus empresas.

Se dividirá en dos partes: 1º La Inteligencia Económica y 2º la Inteligencia Competitiva.

INTELIGENCIA ECONÓMICA, UNA NECESIDAD PARA ESPAÑA.

La Seguridad Nacional en su sentido más amplio abarca la seguridad económica, en lo relativo a la dimensión gubernamental y a las grandes cifras económicas y, también, al tejido económico y empresarial como base de una gran pirámide nacional.

La Estrategia de Seguridad Nacional de 2017 menciona el objetivo de la seguridad económica y financiera y señala la inestabilidad económica como un desafío a tratar; indica la necesidad de fortalecer la proyección internacional de España, señala que vivimos en un mundo globalizado, pero también fragmentado y competitivo, donde el entorno de seguridad cambia constantemente, y también hace referencia a la responsabilidad del conjunto de las administraciones y a la sociedad en general

Todo esto se puede ver en el nivel del Estado, como aspectos a considerar por el Gobierno y los distintos organismos de la Administración Pública española, pero hay que llamar la atención sobre la dimensión más próxima a los ciudadanos de a pie y, fundamentalmente, a nuestro tejido empresarial, al que aspectos como la proyección internacional de España, la inestabilidad económica, el entorno de seguridad cambiante y el mundo competitivo que nos rodea no le resultan ajenos.

Todos podemos y debemos contribuir a la Seguridad Nacional desde la posición en la que estemos y el Estado y las empresas tienen un papel muy importante en lo relativo a la seguridad económica.

Nuestro mundo se caracteriza por su complejidad y porque siempre está en evolución, algunas veces con demasiada rapidez. Cada zona geográfica, cada país, plantea unos riesgos y desafíos y también unas oportunidades.

Algunos expertos utilizan el acrónimo VUCA para definir el panorama actual: Volatility, Uncertainty, Complexity, Ambiguity (volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad), al que en el campo empresarial habría que añadirle un incremento permanente de la competencia.

Si analizamos de forma muy general la situación actual del mundo podemos estar de acuerdo en los siguientes aspectos relevantes:

  • Globalización y fin de la primacía occidental (EE.UU. y UE).
  • Influencia cada vez mayor de grandes potencias como China y Rusia y la aparición de otros actores geográficos relevantes.
  • Existencia de conflictos regionales de gran trascendencia, no solo para la seguridad de todos, sino también con importantes repercusiones económicas. No es una novedad que la economía esté relacionada con los conflictos, siempre lo ha estado, pero ahora lo está más por la globalización.
  • Aumento del proteccionismo por parte de actores económicos importantes, con graves consecuencias en mayor o menor medida para sus economías dependientes, que hacen necesaria una mayor capacidad de reacción que hasta ahora.
  • La revolución de las tecnologías de la información y las comunicaciones, que implica nuevos escenarios, actores, amenazas y también oportunidades. Mención especial merece el capítulo de la ciberseguridad, por la trascendencia que puede llegar a tener la vulnerabilidad de todas las organizaciones y en particular nuestras empresas en este ámbito.
  • La existencia de internet conlleva un mayor acceso a la información, un cambio importante en la forma de comunicarnos y un gran intercambio tecnológico, económico y cultural, pero también una generalización de la desinformación y de las campañas de influencia que persiguen intereses muy concretos.

Tener un campo de juego con estos condicionantes, y seguro que otros más que se podrían añadir en función de intereses concretos o de zonas geográficas de especial interés, hacen necesario disponer de los conocimientos, herramientas y apoyos imprescindibles para poder actuar con garantías o, al menos, con las mismas garantías que nuestros competidores.

En la historia, la Inteligencia como producto, es decir el uso de buena información, que ha sido elaborada y analizada, ha sido una constante que se ha aplicado a la toma de decisiones por los Gobiernos, en el ámbito militar y también en el mundo empresarial.

Inteligencia y economía se necesitan mutuamente para la salvaguarda de los intereses nacionales y los particulares.

Partiendo de la definición de la Inteligencia Económica (IE) elaborada por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), la podemos entender como Inteligencia de contenido económico/empresarial elaborada por el Estado en apoyo a los intereses económicos del país y a la actividad de las empresas en el exterior.

De la misma forma, partiendo de la definición del CNI de la Inteligencia Competitiva (IC), podemos decir que es una herramienta de gestión o práctica empresarial que consiste en un proceso sistemático, estructurado, legal y ético por el que se recoge y analiza información que, una vez convertida en Inteligencia, se difunde a los responsables de la toma de decisiones en la empresa para facilitar las mismas, mejorando así su competitividad, su capacidad de influencia y las posibilidades para defender sus activos e intereses.

Son muchos los países que, cada vez más y mejor, organizan sus capacidades para utilizarlas en beneficio de sus intereses económicos y su competitividad y esa acción, completa y coordinada, hace que esos intereses estén bien defendidos en el plano internacional y que sus empresas dispongan de todo el apoyo institucional cuando es necesario. A ello suman la aportación de cada empresa, a título individual y con sus propios recursos, para que en cada momento su estrategia de actuación y sus decisiones sean las más convenientes para sus intereses.

La evolución que ha seguido la IE en España durante lo que va de siglo ha sido importante y en ello la crisis económica reciente ha tenido mucho que ver. En la actualidad figura dentro de los cometidos de distintos organismos del Estado y se llevan a cabo actividades con el objetivo de favorecer los intereses nacionales en este campo.

Sin embargo, durante los últimos años son muchas las voces que han llamado la atención en España sobre la necesidad de disponer de un sistema más eficiente de IE, como una forma de paliar las carencias actuales, dedicar mayores recursos y evitar la desagregación de estos cometidos dentro de la propia Administración.

La globalización y la existencia de grandes corporaciones multinacionales hacen que el mundo de la economía y de las empresas sea cada día más complejo y competitivo. Es imprescindible contar con estrategias que utilicen al máximo los recursos disponibles a todos los niveles del Estado y de cada organización, pública o privada, para competir en las mejores condiciones en los mercados nacionales e internacionales.

Habría que finalizar esta reflexión inicial diciendo que un sistema de Inteligencia Económica debe incluir, además de una mejor organización y coordinación en el nivel del Estado, una dimensión docente que se dedique a formar expertos en las disciplinas necesarias para llevar a cabo las labores de Inteligencia, sea Económica o Competitiva, de forma que la necesaria cultura de Inteligencia aplicada al ámbito económico se expanda a todos los niveles y genere un mayor aprovechamiento de las capacidades públicas y privadas de nuestro país.

Madrid, Febrero 2020

intcompetitiva.jjgarcia@gmail.com