“Building a significant body of research on intelligence outside of the Anglosphere has the potential to create new ‘black holes’ driving the evolution of the wider universe of Intelligence Studies away from cultural biases. This diversification will require skilled and driven researchers who understand non-Anglophone cultures and are ready to explore intelligence practices and cultures in countries where their research may not be particularly welcome”.

Damien Van Puyvelde y  Sean Curtis

José Miguel Palacios, 11 de mayo de 2020

Damien Van Puyvelde[1], profesor de inteligencia en la Universidad de Glasgow, es, quizá, una de las figuras más brillantes en esta disciplina dentro de la generación de los nacidos durante los años ochenta. Y es ciudadano francés, aunque haya desarrollado su carrera en medios académicos anglosajones (Estados Unidos, primero, y el Reino Unido, actualmente). Hace unos años, publicó un artículo[2], escrito en colaboración con Sean Curtis (Universidad de Texas en El Paso), en el que exploraba algunos elementos clave en el desarrollo de la cultura de inteligencia. A pesar del tiempo transcurrido, las ideas que Van Puyvelde y Curtis desarrollaban hace cuatro años pueden aún servirnos de guía para analizar la situación de los estudios de inteligencia en nuestro país y en su entorno (la Unión Europea).

1) La mayor parte de los trabajos académicos sobre inteligencia es obra de autores de sexo masculino que trabajan en instituciones británicas o norteamericanas (“A vast majority of authors publishing in the two flagship journals of Intelligence Studies are males affiliated with institutions based in the United Kingdom and the United States”; Van Puyvelde & Curtis, 1048). No se trataría, por supuesto, de impedir a nadie que escribiera y publicara, pero, en opinión de estos autores, habría que animar los grupos actualmente menos representados (mujeres, no anglosajones) a participar más en el debate académico sobre inteligencia (“Western male authors should not stop researching and writing about intelligence, but encouraging a more diverse set of authors to write about intelligence and exploring non-Anglophone cultures might provide new and important insights into the nature of intelligence”;  Van Puyvelde & Curtis, 1041). Porque es bueno para el progreso de la disciplina.

2) La incorporación de perspectivas no anglosajonas es, en opinión de ambos autores, una tendencia al alza (“In the last few years, a growing number of scholars have sought to remediate the lack of content diversity in the field of Intelligence Studies by researching intelligence outside of the Anglosphere”; Van Puyvelde & Curtis, 1041). Lo que resulta más discutible es si estas aportaciones (cada vez más numerosas) llegan a afectar al “núcleo” de los estudios de inteligencia o apenas constituyen “notas a pie de página” que permiten a los practicantes de los estudios de inteligencia asegurar que se está huyendo del “anglocentrismo” y se están explorando muchas otras perspectivas. Aunque de hecho no sea así.

3) Por el momento, los sistemas anglosajones (sobre todo, los de Estados Unidos y el Reino Unido) van a seguir centrando el interés de los estudiosos de la inteligencia, por más que vayan apareciendo materiales relativos a otros países. Y quizá la razón principal para ello sea la facilidad de acceso a fuentes primarias (“One of the main reasons why so many intelligence scholars focus their research on the American and the British communities is because of the archival resources these countries have made available”; Van Puyvelde & Curtis, 1049). Si un investigador académico quisiera consagrarse al estudio de la comunidad de inteligencia del país X (distinto de Estados Unidos y Reino Unido) se encontraría con que muy pronto, quizá con apenas dos o tres trabajos publicados, habría agotado las posibilidades de las fuentes disponibles. Y que, quizá, ciertos temas de gran interés estarían por completo fuera de su alcance por falta de acceso a fuentes relevantes. Sin un sistema de desclasificación similar al de los principales países anglosajones, es muy difícil que surja una literatura “nacional” (o “regional”) sobre inteligencia.

 

[1]     Ver https://www.gla.ac.uk/schools/humanities/staff/damienvanpuyvelde/  (acceso: 10 Mayo 2020).

[2]     Van Puyvelde, D., & Curtis, S. (2016). ‘Standing on the shoulders of giants’: diversity and scholarship in Intelligence Studies. Intelligence and National Security, 31(7), 1040-1054.