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El lenguaje de los informes de inteligencia

 

José Miguel Palacios, 1 de junio de 2023

Cuando consideran las diferentes fases del ciclo de inteligencia[1], académicos y profesionales suelen centrar su atención en las dos centrales, la obtención y la elaboración. Algunos autores, sobre todo aquellos más sensibles a los problemas de planeamiento, discuten también la primera fase, la de dirección. Más raramente encontramos referencias a la cuarta fase, la de difusión, “mediante la cual se hace llegar oportunamente el producto de inteligencia al usuario”[2].

Y, sin embargo, la fase de difusión tiene una importancia fundamental. Si queremos que la inteligencia sirva de verdad, si pretendemos que sea una contribución válida dentro del proceso de toma de decisiones, deberemos prestar una gran atención a lo que llegan a asimilar los destinatarios finales. Lo que la inteligencia-organización ha sido capaz de producir, pero no es bien comprendido por los clientes y, por ello, no se incorpora a su memoria operativa”, no sirve de nada[3].

Por ello, la forma en que el producto de inteligencia (es decir, el resultado del trabajo de la organización) se presenta a los destinatarios finales tiene una enorme importancia. Los informes de inteligencia no son obras literarias y con ellos no se espera alcanzar un determinado nivel de belleza formal. El objetivo básico es que sean fáciles de entender y que su contenido se retenga sin dificultad y pueda ser utilizado por los destinatarios en el momento en que lo necesiten. Y sobre este problema es sobre lo que vamos a hablar en esta entrega del blog.

 

Escribir como para la radio

A menudo, los productos de inteligencia son presentados en forma oral a los clientes y demás consumidores[4], lo que obliga a que sean breves y tengan una estructura sencilla. Pero incluso los informes escritos se enfrentan con problemas similares. La edición 2014 del libro de estilo de la inteligencia europea indicaba en su primera página que “nuestros lectores son personas ocupadas y nuestros informes tienen que competir por su atención con muchos otros documentos”[5]. Por ello, los productos de inteligencia, tanto orales como escritos, se enfrentan a problemas similares a los que afectan a las noticias de la radio: consumidor (oyente) a menudo distraído, cuya atención hay que conseguir, e imposibilidad de volver atrás para oír de nuevo una frase o párrafo que no se haya entendido bien.

En lo que sigue, se exponen algunos consejos que el formador colombiano Tito Ballesteros[6] ofrece para mejorar la redacción de los programas de radio. Todos ellos son aplicables a los productos de inteligencia:

1) “Las oraciones deben seguir la estructura simple de “sujeto + verbo + predicado” y ser lo más cortas posibles”.

2) “Cada oración deberá estar separada de la otra por un punto y seguido”.

3) “Lo más recomendable es que cada oración tenga 20 palabras como máximo”.

4) “Los párrafos deben tener cuatro líneas como máximo y deben tener al menos dos oraciones separadas por punto y seguido”.

5) “Cuando en un párrafo existen oraciones subordinadas lo mejor es usar puntos y seguido y convertirlas en oraciones simples (sujeto+verbo+predicado). (…) Cuando las utilizamos (…) es más probable que las personas que nos escuchan no entiendan el mensaje. Por esta razón es mejor eliminarlas por completo”.

6) “El primer párrafo de una nota debe resumir el enfoque o la noticia, pues de esto depende si se despierta o no el interés [del consumidor] (…). En ocasiones suele ocurrir que lo más importante de la nota se menciona en los últimos párrafos, lo que puede convertirse en un grave error, tomando en cuenta que la atención debe captarse desde el primer instante”.

7) “Cuando sea necesario, debemos dedicar en la redacción al menos un párrafo al contexto o los antecedentes, con el fin de asegurar una comprensión de la noticia”.

8) Hay que evitar los gerundios. “Son una forma del verbo que indica acción, pero que no está definida por el tiempo ni por el número. No lo usamos porque siempre va acompañado de otro verbo “estar”, así que lo más recomendable es buscar una forma más breve y sencilla de decir nuestra idea”.

9) Hay que evitar también los adverbios terminados en mente”. “Estas terminaciones siempre se pueden sustituir por palabras simples, cortas y más fáciles de pronunciar”.

10) Tampoco debemos introducir varios verbos en la misma oración. “Nuestra redacción y locución serán más claras, breves y sencillas si evitamos usar varios verbos seguidos en una sola oración”.

 

Lenguaje inclusivo

En los últimos años, la creciente popularidad del llamado “lenguaje inclusivo” y otras formas de lenguaje políticamente correcto hace que nos planteemos en qué medida debemos utilizarlo en los informes de inteligencia. Y, por desgracia, es un problema sin ninguna buena solución.

En principio, en los informes de inteligencia debería evitarse el lenguaje políticamente correcto. Por dos motivos, el primero, porque su uso hace que los escritos sean más largos y difíciles de comprender, algo que va directamente en contra de lo que hemos propugnado en el párrafo anterior. El segundo, porque un lenguaje políticamente correcto presupone la existencia de una cierta cosmovisión que trasladaremos al cliente/consumidor, lo que introducirá un sesgo que, quizá, ninguno de ninguno de los que participamos en el proceso seamos capaces de detectar.

Por otra parte, las organizaciones clásicas de inteligencia forman parte de la administración del estado y están obligadas a seguir las normas de estilo que la administración haya adoptado. En la gran empresa, ocurre algo similar. Además, algunos clientes/consumidores están muy sensibilizados y reaccionarán con irritación ante casos de uso de las formas tradicionales del lenguaje (con lo que se perderá el mensaje que la inteligencia quiere transmitir).

La Real Academia Española se ha referido recientemente a algunos de los problemas que plantea el “lenguaje inclusivo”: “Algunos autores y guías de lenguaje no sexista reducen la obligación de utilizar los desdoblamientos de género al lenguaje administrativo, así como a contextos de cierta solemnidad. Este intento de limitación es loable, pero también se ha de practicar con tiento. En estos momentos, el lenguaje administrativo se halla en un proceso que persigue la sencillez, la inteligibilidad, la claridad, la aproximación al lenguaje llano. Los documentos jurídicos y administrativos difícilmente soportarían más complejidades.”[7]

Lo dicho. No hay solución posible y no queda otra que dejarse guiar por el sentido común y aceptar la solución que en cada momento y lugar parezca la menos mala.

 

Conclusión

Tres ideas principales que deberíamos retener:

1) La difusión (transmisión al cliente/consumidor final) es una fase clave del ciclo de inteligencia. Solo lo que el cliente/consumidor final llega a asimilar tiene importancia.

2) Como regla general, los productos de inteligencia deben redactarse en lenguaje claro y simple.

3) Los modernos lenguajes políticamente correctos plantean un problema importante en la redacción de productos de inteligencia. No es posible (al menos, no lo es en estos momentos) dar ideas claras y de validez universal sobre la medida en que estos lenguajes deben ser utilizados en la redacción de productos de inteligencia.

 

[1]              Para una descripción general del ciclo de inteligencia y una discusión en detalle de sus cuatro fases, véase Jiménez Villalonga, Rafael (2020, 2 de abril). El ciclo de Inteligencia: una explicación didáctica. Global Strategy Report 22/2020. https://global-strategy.org/el-ciclo-de-inteligencia-una-explicacion-didactica/ (acceso: 11.04.2023). El ciclo es un modelo ideal y no representa más que de manera aproximada el funcionamiento real del proceso de inteligencia. Para detalles sobre las insuficiencias del ciclo clásico y posibles formas de contrarrestarlas, véase Jordán, Javier (2016, 18 de enero). Una revisión del ciclo de inteligencia. Análisis GESI 2/2016. https://www.ugr.es/~jjordan/2-2016.pdf (acceso: 11.04.2023).

[2]              Jiménez Villalonga. Op.cit.

[3]              No sirve de nada en el esquema simplificado que traduce el ciclo. En la realidad, la organización también trabaja para acrecentar su conocimiento y su destreza, algo que le ayudará a proporcionar productos de mayor calidad en el futuro. Desde este punto de vista (no recogido de manera explícita en el ciclo clásico), resultados no bien asimilados por los clientes pueden también tener cierto valor.

[4]              Pueden encontrarse numerosas referencias en la obra publicada por la CIA A Consumer’s Guide to Intelligence. https://es.scribd.com/document/16981173/CIA-Publication-A-Consumer-s-Guide-to-Intelligence (acceso: 31.05.2023).

[5]              EEAS (2014). SIAC Style Manual, 2014 edition. Ref. Ares(2014)3709683 – 07/11/2014. Disponible en el Registro General del Servicio Europeo de Acción Exterior.

[6]              Ballesteros López, T. (2023, 10 de Marzo). Manual de redacción para radios. Blog Radio en América (El Tiempo). https://blogs.eltiempo.com/radio-en-america/2023/03/10/manual-de-redaccion-para-radios/ (acceso: 15.03.2023).

[7]              Real Academia Española (2020). Informe de la Real Academia Española sobre el  lenguaje inclusivo y cuestiones conexas. P. 57. https://www.rae.es/sites/default/files/Informe_lenguaje_inclusivo.pdf (acceso: 27.03.2023).

 

 

 

La guerra de Ucrania: ¿hacia una nueva inteligencia?

From a purely pragmatic point of view, this predictive strategy is a win-win. If the predicted event occurs, it validates the initial analysis a posteriori (that being said, the possibility of a self-fulfilling prophecy cannot be ruled out). If the event does not occur, the deterrent effect is deemed effective – instead of leading to the conclusion that the initial prediction was based on a flawed analysis.

Yvan Lledo-Ferrer[1]

 

José Miguel Palacios, 3 de mayo de 2023

Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 y la serie de conflictos que, directa o indirectamente, derivaron de ellos (Irak, Afganistán, Siria, etc.), la inteligencia occidental ha estado orientada preferentemente hacia temas de seguridad[2]. Para los gobiernos, la lucha contraterrorista se convirtió en una prioridad absoluta y los servicios de inteligencia de todas las “familias” temáticas (exteriores, interiores, militares y técnicos) intentaron poner una parte substancial de los medios y recursos de que disponían al servicio de este objetivo común. Nuevas amenazas que a lo largo de estas dos últimas décadas fueron cobrando importancia (lucha contra el crimen organizado, ciberseguridad, contraproliferación, etc.) tienen también un carácter preferentemente securitario.

Pero nada es eterno. Nuevos desafíos inducen cambios importantes en las organizaciones. Yvan Lledo-Ferrer[3], un experto francés en cuestiones de inteligencia, acaba de compartir con los interesados en estas cuestiones una reflexión sobre la forma en que la guerra de Ucrania está afectando a nuestra visión de la disciplina. Lo ha hecho en un artículo corto que vale la pena leer con atención.

 

Mis dos peniques

Con independencia de que Yvan Lledo-Ferrer nos ofrezca algunas respuestas, su artículo es, ante todo, una invitación a que participemos en el debate que él nos propone, a que pongamos encima de la mesa nuestros dos peniques, que dirían los ingleses. Se trata de pensar cómo puede/debe ser la inteligencia en ese futuro que ya está aquí[4]. A la luz de la experiencia del conflicto de Ucrania, podemos avanzar algunas tendencias:

  1. a) La inteligencia militar, táctica y operacional, tendrá mayor importancia y en los países más avanzados absorberá una parte sustancial de los recursos económicos disponibles. Las modernas armas de alta precisión pueden marcar la diferencia en el campo de batalla, pero para que ello sea así el sistema debe ser alimentado con informaciones precisas (sobre localización de objetivos y amenazas), obtenidas y difundidas en tiempo real. En este terreno, estar a la altura de los tiempos terreno exige una altísima inversión en tecnología avanzada, que, además, hay que renovar de manera periódica.
  2. b) La inteligencia política clásica volverá a primer plano, tras dos décadas en que muchos servicios de inteligencia adoptaron un perfil casi policial. Cuestiones como las intenciones de líderes clave, el comportamiento de la población y la evolución de la economía (en los países objetivo) volverán a ser vistas como extremadamente relevantes.
  3. c) Mucha de la inteligencia de mayor interés para los decisores tendrá carácter prospectivo. Esto creará una paradoja insoluble para los interesados en el “control de calidad”: por la propia naturaleza de la prospectiva, será muy difícil determinar si el trabajo de la inteligencia es correcto o no, ya que las medidas preventivas que nuestro liderazgo político adopte modificarán necesariamente el futuro que la inteligencia había previsto[5]. Sin una gran confianza de los decisores en sus servicios de inteligencia, los productos de estos no tendrán más peso en el proceso político que las opiniones de fuentes alternativas de valoraciones estratégicas, como son asesores o periodistas.
  4. d) El apoyo a la comunicación estratégica (o “propaganda”) del propio bando pasa a ser una de las funciones principales de la inteligencia estratégica. Para que sea efectiva, para que la postura del servicio resulte convincente para la población, es importante que el gobierno realice un gran esfuerzo para cuidar el perfil público de su inteligencia, es decir, su prestigio profesional ante la sociedad a la que sirve[6]. Ello requeriría la reorientación, al menos parcial, de las prioridades de la llamada “cultura de inteligencia”: en lugar de centrarse en conseguir que los ciudadanos apoyen los presupuestos que se asignan a los servicios, debería buscar que acepten como buenas las informaciones y análisis que proceden de ellos.

 

¿Vamos en esa línea?

En una comparecencia pública desarrollada el 17 de abril de 2023, el Director de Inteligencia del CNI “explicó las cuatro áreas en las que se centra actualmente la inteligencia: inmigración ilegal, contraterrorismo, contrainteligencia y contraproliferación de armas no convencionales”[7]. Se trata de cuatro objetivos de carácter parapolicial que encajan perfectamente en el paradigma de inteligencia surgido tras los atentados del 11 de septiembre. No son reflejo de la inteligencia que viene, sino de la que hemos conocido durante las dos últimas décadas.

En cualquier caso, hay que tener en cuenta que, por la propia naturaleza de la inteligencia, las directivas y otras órdenes que los servicios reciben del gobierno no pueden ser conocidas en todos sus detalles. Y, como en la mencionada comparecencia se indicaba, “la pandemia de la covid-19, (…) y la ‘agresión’ a Ucrania por parte de la Federación Rusa han intensificado el ritmo de los cambios en los tres últimos años”[8].

 

En cualquier caso…

El gran problema de cualquier ejercicio, formal o informal, de “lecciones aprendidas” es que está enfocado a ganar la última guerra, no la próxima. Y podemos estar seguros: cualquier conflicto futuro será diferente del creado por la guerra de Ucrania (y, por cierto, también de la llamada “guerra contra el terror”, desencadenada a raíz de los atentados de las Torres Gemelas). Seguir ciegamente las lecciones del conflicto actual nos conducirá a estar mal preparados para el próximo.

Como ha ocurrido tantas veces a lo largo de la historia, la clave del éxito está en estudiar lo que ocurre, pero hacerlo con objetividad, desapasionamiento y, también, imaginación. Porque de este estudio debería surgir una reforma de nuestra inteligencia que la prepare no solo para hacer frente a los desafíos de ayer y de hoy, sino también para los que puedan surgir en el futuro.

[1]             Lledo-Ferrer, Y. (2023, 21 de marzo). The transformation of intelligence services in light of the war in Ukraine. IRSEM Strategic Brief 57, 

[2]             “Seguridad” en sentido estricto, es decir, lo que en algún momento se ha llamado “seguridad interna”, un concepto que no se adapta bien a las realidades del mundo globalizado. En un sentido amplio, todo el trabajo de los órganos policiales, militares y de inteligencia está orientado a garantizar la seguridad.

[3]             Para una corta biografía profesional, véase https://be.linkedin.com/in/yvan-lledo-ferrer-868a5bb.

[4]             Radio Futura, 1980.

[5]             Yvan Lledo-Ferrer hace referencia a este problema en el texto que abre este post.

[6]             Por desgracia, es frecuente en medios de prensa de las más variadas tendencias políticas comparar a los miembros de la inteligencia española con Mortadelo y Filemón, lo que sirve para minar la fe del público en el producto que elaboran. Véase, por ejemplo, el encuentro digital del diario El Mundo con Manuel Cerdán y Antonio Rubio, 18 de septiembre de 2001. https://www.elmundo.es/encuentros/invitados/2001/09/114/ (acceso: 02.05.2023).

[7]             Ver Heraldo de Aragón, 18.04.2023. https://www.heraldo.es/noticias/nacional/2023/04/18/cni-culmina-reorganizacion-interna-reforzar-seguridad-nacional-1645602.html (acceso: 29.04.2023).

[8]             Ibídem.

 

 

Ley de información clasificada: un debate público de bajo nivel

 

 

 

José Miguel Palacios, 14 de marzo de 2023

En agosto de 2022, el Gobierno hizo público al anteproyecto de la futura Ley de Información Clasificada[1], llamada a reemplazar a la vieja Ley de Secretos Oficiales de 1968 (ligeramente enmendada en 1978 para adaptarla al nuevo marco constitucional)[2]. A partir de ese momento, y durante varias semanas, se desarrolló un vivo debate público sobre el papel de los secretos oficiales en una sociedad democrática avanzada, así como sobre la mejor forma de compatibilizar la protección de los intereses del estado con la necesaria transparencia.

Con el tiempo, el debate fue languideciendo. Las dificultades para alcanzar acuerdos dentro de la mayoría parlamentaria han ido retrasando un proyecto que, en cualquier caso, nunca ha parecido prioritario[3]. En estos momentos, cuando parece probable que las Cortes no lleguen a abordarlo durante la actual legislatura, puede ser un buen momento para reabrir el debate y valorar algunos de los argumentos que más se han venido utilizando.

Vaya por delante que creo que se trata de un buen proyecto. Diseña un sistema plenamente compatible con los que existen en la OTAN, en la UE y en los principales países occidentales, no rompe con la práctica de las últimas cuatro décadas y ofrece soluciones a todos los problemas que la regulación provisional de los años ochenta no había conseguido resolver. Quizá el debate público en torno al proyecto no haya estado a la misma altura, aunque ello no es por culpa de los expertos que intervinieron en la redacción del anteproyecto.

Cinco argumentos falaces

Un buen texto, como es el del Anteproyecto de Ley, debería haber estimulado un debate público de calidad, un debate que permitiera mejorarlo. Por desgracia, no ha sido así. Por diversos motivos, muchos de los argumentos que más se han utilizado en favor o en contra de la reforma parecen poco consistentes. Por ejemplo, estos cinco:

a) Con la ley actualmente en vigor (la de 1968), no se puede tener acceso a determinados documentos que la opinión pública (o los especialistas) tienen derecho a conocer[4]. El problema con este argumento es que, en contra de lo que muchos han dicho, sí se puede. Nada impediría al Gobierno aprobar cada semana la desclasificación de una serie de documentos. Nada impediría tampoco que se aprobara en el primer Consejo de Ministros del año la desclasificación de todos los documentos con más de 25 años de antigüedad (por ejemplo, que en enero de 2023 se hubieran desclasificado todos los documentos clasificados de 1997). La Ley de 1968 no impone que sea así, pero nada en ella lo impide. Si hubiera voluntad política y se adoptaran las medidas organizativas oportunas, podría hacerse.

b) La ley es un ataque a la libertad de expresión, ya que permite al gobierno clasificar cualquier asunto que quiera mantener oculto y castigar con multas altísimas a los que osen informar sobre él[5]. Siempre son posibles los abusos, por supuesto, pero ello no implica que la normativa haya sido diseñada para favorecerlos. El que existan conductores temerarios que circulen a más de 200 km/h no significa que el Código de la Circulación ampare este tipo de conductas. Muy al contrario.

c) Con la ley, el control de los secretos oficiales pasa de Defensa a Presidencia[6]. Supone olvidar tres puntos importantes. 1) Que en la Ley de 1968, cada departamento ministerial era responsable del control de sus propios secretos oficiales. 2) Que a raíz del ingreso de España en la OTAN se creó una Autoridad Nacional de Seguridad, ejercida conjuntamente por los Ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa. 3) Que la Autoridad Nacional de Seguridad Delegada, que ha sido siempre ejercida por el Director del CESID/CNI, ha dependido ya de Presidencia cuando el servicio de inteligencia lo hizo.

d) Organizaciones internacionales exigían de España que actualizara su Ley de Secretos Oficiales[7]. A falta de detalles sobre quién, cómo y con qué autoridad ha exigido de España la reforma de su legislación sobre información clasificada[8], solo podemos constatar que entre los países miembros de la UE y los de la OTAN existen modelos muy diferentes y niveles de clasificación distintos, por lo que hasta ahora los esfuerzos han ido encaminados a que los sistemas nacionales resultaran compatibles. Ello se ha conseguido, fundamentalmente, de dos maneras: aprobando tablas de equivalencias de los grados nacionales de clasificación[9] y adoptando el principio de que cada país acordará a la información clasificada cedida por otros países u organizaciones una protección no inferior a la que recibiría la información nacional con clasificación equivalente. Adicionalmente, mediante la firma de acuerdos bilaterales para la protección de la información clasificada[10].

e) Había que modificar la anterior ley, porque era “franquista”[11]. Argumento que supone no comprender cómo funcionan los regímenes autoritarios y totalitarios. Para quien desea ejercer sin trabas un poder absoluto, la falta de ley es siempre la mejor opción, ya que cualquier ley implica una regulación (una limitación, pues) de su capacidad de actuar. De hecho, durante más de tres décadas (entre 1936 y 1968) el franquismo no necesitó ninguna legislación sobre secretos oficiales.

El problema de quién clasifica

Para algunos comentaristas, dado que la clasificación supone una excepción al criterio general de transparencia, debe hacerse, al menos, con las máximas garantías. Que no pueda cualquier mindundi clasificar lo que le venga en gana. Por ello, aplauden que el anteproyecto elimine las competencias que en la Ley vigente tiene la Junta de Jefes de Estado Mayor, órgano que, por cierto, hace casi veinte años que no existe. Y lamentan que en las categorías inferiores (confidencial y restringido) la competencia de clasificación “se dispersa en una gran variedad de altos cargos con ninguna garantía en cuanto al procedimiento de clasificación”. Y, continúan con sus quejas. “para colmo, se prevé expresamente en el art. 5 que estas facultades sean delegables”[12].

El problema que se genera es de tipo puramente práctico:

a) Una parte importante de la información de nivel secreto y alto secreto sería inteligencia política o estratégica destinada a la Presidencia del Gobierno o a miembros del Gobierno. Paradójicamente, esta información particularmente sensible no podría ser clasificada hasta que el Consejo de Ministros conociera su contenido. Es decir, hasta después de que ya hubiera sido transmitida a sus destinatarios finales.

b) Información de carácter militar o policial. ¿Queremos que el Consejo de Ministros conozca, discuta y clasifique el plan de seguridad de un determinado acuartelamiento, la orden de operaciones de una Brigada desplegada en zona de combate, datos operativos sobre una acción policial contra un peligroso terrorista?

La reacción normal del sistema consistiría en renunciar en la práctica a los dos niveles superiores de clasificación y concentrar la producción en los niveles Confidencial y Restringido, adoptando para ellos a nivel reglamentario las medidas de protección más estrictas que resultara posible. El problema es que, con los plazos de desclasificación automática que prevé el Anteproyecto (máximo de diez años no prorrogables para la información confidencial; máximo de seis para la restringida), esta reacción sería insensata. La divulgación de análisis de inteligencia relativos a líderes extranjeros puede resultar embarazosa en aquellos casos en que dichos líderes sigan siendo políticamente importantes. Documentos estableciendo medidas de seguridad pueden dar indicaciones sobre vulnerabilidades que, en alguna medida, pueden seguir existiendo, así como sobre la forma en que nuestras organizaciones hacen frente a los problemas con los que se enfrentan. 

La alternativa más práctica sería que el originador fuera el encargado de asignar el nivel inicial de clasificación, sin perjuicio de que órganos superiores pudieran alterar dicho nivel con posterioridad.

Los niveles de clasificación

Los niveles tradicionales de clasificación, que son los que el anteproyecto utiliza, surgieron en la época en que la documentación clasificada se producía, se transmitía, se utilizaba y se almacenaba en formato papel. Cuatro niveles de clasificación suponían, en principio, cuatro sistemas (crecientemente complejos) de conservación, transmisión y acceso, cuatro niveles de habilitación de seguridad, cuatro tipos de “zonas clasificadas”, etc. En la práctica, todo esto resultó ser excesivamente complejo, de manera que:

a) En algunos países, no existe el nivel “restringido”, que se confunde con el “de uso oficial”. Es el caso de Bélgica, Francia, Alemania, Bulgaria, etc.

b) En la práctica, organizar zonas de trabajo distintas para documentación Confidencial y documentación Secreta resultó ser muy engorroso, con lo que el primero de estos niveles, si bien se utilizó bastante en la producción de documentos, tuvo un uso muy limitado en la organización de espacios y en la concesión de habilitaciones. Por ello, cuando en la OTAN o la UE se publicaba una oferta de trabajo con exigencia de habilitación de seguridad, esta era, al menos, de nivel NATO (EU) SECRET.

En las condiciones que reinan en la actualidad, el sistema tradicional de cuatro niveles de clasificación tiene aún menos sentido. Por una parte, cada nivel de clasificación debería corresponder a una red informática distinta, con posibilidades mínimas (y muy controladas) de transferir información entre ellas. Es complicado y poco práctico. Por otra, la determinación de la necesidad de conocer, que era compleja en los viejos tiempos de la documentación en soporte papel, es ahora mucho más fácil de implementar mediante la creación de perfiles diferentes para los distintos usuarios.

Como consecuencia, es factible reducir la información que se procesa a dos únicos niveles, la “clasificada” (digamos, “Secreta”) y la de “uso interno”. A ellos, se podría añadir un supernivel, el “alto secreto”, que, por las garantías adicionales de seguridad que requeriría, solo podría implementarse para un número muy reducido de documentos/informaciones y de usuarios[13].

Es lo que está haciendo el Reino Unido a partir de 2014[14].

 

Algunas pregunta al lobo (Aauuu…)

a) Si la protección de la información clasificada se configura en el anteproyecto de ley como una excepción al principio general de transparencia, ¿no sería más sencillo reformar la Ley 9/2013 de 9 de diciembre y remitir todos los detalles prácticos al desarrollo reglamentario posterior?[15]

b) Dado que la legislación española reconoce otros tipos de “secretos” que limitan la transparencia (deliberaciones del Consejo de Ministros, sesiones de la llamada Comisión de Secretos Oficiales, secreto del sumario, etc.), ¿no sería mejor, para evitar ambigüedades, tratar todos ellos de una manera uniforme, dentro del mismo texto legal?

c) Dado que en la actualidad existe una clara tendencia a que la información clasificada se transmita de forma oral, en reuniones o brífines, ¿no sería bueno regular explícitamente estas modalidades? Aunque el anteproyecto se habla de “información clasificada”, en él se presupone que está registrada sobre un soporte permanente, bien clásico (papel), bien electrónico.

d) ¿Hay una idea clara del volumen de trabajo que la puesta en práctica de esta ley requeriría? Esto se refiere, en particular, a la revisión de la información de nivel “secreto” y “alto secreto” para valorar la conveniencia de prorrogar su plazo inicial de clasificación, pero también de los documentos de cualquier nivel de clasificación en cuya elaboración se hayan tenido en cuenta informaciones facilitadas por otros países o por organizaciones internacionales y entes supranacionales.

 

[1]              https://www.mpr.gob.es/servicios/participacion/Documents/APL%20Informacio%CC%81n%20Clasificada.pdf (acceso: 11.03.2023).

[2]              Texto original y revisado en https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1968-444 (acceso: 11.03.2023).

[3]              El pasado 29 de enero (de 2023), El Confidencial titulaba: “La ley de secretos acaba en el cajón por los retrasos y la falta de consenso”. Véase https://www.elconfidencial.com/espana/2023-01-29/ley-secretos-oficiales-descuelga-legislatura_3565435/ (acceso: 10.03.2023).        

[4]              Según el diario 20 minutos, la Ministra de Defensa, Margarita Robles, declaraba a principios de agosto de 2022 que  la nueva ley era «absolutamente necesaria» porque «es bueno que la sociedad pueda conocer hechos de su pasado». https://www.20minutos.es/noticia/5037570/0/robles-partidaria-de-la-desclasificacion-de-los-documentos-sobre-el-gal-y-el-23f-con-la-nueva-ley-de-secretos/ (acceso: 28.08.2022).

[5]              El digital El Debate titulaba así uno de los muchos artículos que ha dedicado al tema: «La profesión periodística se planta ante la nueva Ley de Secretos: “Lucharemos contra los que quieren recuperar la censura’». https://www.eldebate.com/espana/20220816/profesion-periodistica-contra-nueva-ley-secretos-oficiales-xxx_54734.html (acceso: 28.08.2022).

[6]              El Confidencial titulaba el 27 de mayo de 2022: “Sánchez entrega a Bolaños el control de los secretos oficiales que Robles pidió para el CNI”. https://www.elconfidencial.com/espana/2022-05-27/sanchez-entrega-bolanos-control-secretos-oficiales-robles-pidio-cni_3431769/ (acceso: 10.03.2023).

[7]              También según 20 minutos, la Ministra Robles ha sostenido que la reforma de la Ley de 1968 «era una reclamación de la OTAN y la Unión Europea». https://www.20minutos.es/noticia/5037570/0/robles-partidaria-de-la-desclasificacion-de-los-documentos-sobre-el-gal-y-el-23f-con-la-nueva-ley-de-secretos/ (acceso: 28.08.2022).

[8]              En la Exposición de Motivos del Anteproyecto de Ley se dice: “Desde hace varias décadas existe una preocupación generalizada en el ámbito de la Unión Europea (UE), de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de la Agencia Espacial Europea (AEE) en relación con la información clasificada que se produce en sus Estados miembros. Esto ha motivado la firma de diversos Tratados Internacionales que han perseguido establecer unos estándares uniformes de tratamiento de esta información, procurando que los intercambios que se produzcan gocen del máximo nivel de seguridad posible”. No es lo mismo que lo que algunos comentaristas han señalado.

[9]              Puede, por ejemplo, encontrarse una tabla de equivalencia de los niveles de clasificación de los países miembros de la UE en la página 17 de Les documents classifiés à la lumière du traité de Lisbonne, producido por la Dirección General de Políticas Internas del Parlamento Europeo en 2010. https://www.europarl.europa.eu/meetdocs/2009_2014/documents/libe/dv/pe425616_/pe425616_fr.pdf (acceso: 10.03.2023).

[10]            Véase, por ejemplo, el Acuerdo entre el Reino de España y el Reino de los Países Bajos para el intercambio y la protección mutua de la Información Clasificada, de 23 de septiembre de 2021. Incluye una tabla de equivalencia de los respectivos niveles de clasificación (artículo 4), así como el compromiso de la parte receptora de otorgar “a la Información Clasificada facilitada por la Parte de Origen el mismo nivel de protección que se da a su Información Clasificada nacional con un Grado de Clasificación de Seguridad equivalente” (artículo 6). Disponible en https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2022-14273 (acceso: 12.03.2023).

[11]            Un artículo publicado por El Independiente el 29.01.2020 se titulaba, de manera muy significativa, “La norma franquista que invoca el Gobierno para no dar información”. https://www.elindependiente.com/espana/2022/01/29/la-norma-franquista-que-invoca-el-gobierno-para-no-dar-informacion/ (acceso: 28.08.2022).

[12]            Véase, por ejemplo, Elisa de la Nuez Sánchez-Cascado (24.10.2022). El Anteproyecto de Ley de información clasificada: Un retroceso para la transparencia y rendición de cuentas. Blog Hay Derecho. https://www.hayderecho.com/2022/10/24/el-anteproyecto-de-ley-de-informacion-clasificada-un-retroceso-para-la-transparencia-y-rendicion-de-cuentas/ (acceso: 10.03.2023).

[13]            Hace unos años, el observatorio Statewatch solicitó al Consejo de la Unión Europea información sobre el número de documentos clasificados que habían sido producidos o utilizados por el Consejo entre 2001 y 2012. Entre ellos, no había ninguno de nivel EU TOP SECRET. https://www.statewatch.org/media/documents/analyses/no-240-restricted-documents.pdf (acceso: 13.03.2023).

[14]            Wikipedia contributors. (2022, January 22). Government Security Classifications Policy. En Wikipedia, The Free Encyclopedia. https://en.wikipedia.org/w/index.php?title=Government_Security_Classifications_Policy&oldid=1067202052 (acceso: 13.03.2023).

[15]            Como acabamos de ver, en el Reino Unido los niveles de clasificación no están regulados por ley, sino a nivel reglamentario (Policy).

 

Oferta preelectoral del PP: ¿hacia una verdadera  comunidad de inteligencia?

“Como me alertaba uno de los asesores más veteranos, yo no era el primero que tenía la osadía de poner a trabajar de forma coordinada a los diferentes organismos de información e inteligencia del Estado”.

 

Antonio M. Díez Fernández[7]

 

 

 

José Miguel Palacios, 27 de enero de 2023

Cuando un partido lleva ya varios años en el poder, su capacidad de innovación es limitada. Y es que la realidad de la lucha política lo pone a la defensiva, obligado como está a asumir y defender la labor realizada hasta entonces.

Muy distinta, y más agradecida, es la situación del partido que lleva varios años en la oposición. Con frecuencia, a su frente ya no se encuentra el mismo liderazgo que lo conducía cuando estuvo por última vez en el poder y, en cualquier caso, la memoria humana (a pesar de las hemerotecas digitales) es frágil. Para ese teórico partido opositor, el pasado ya no existe, al menos en términos de política real. Se encuentra, pues, en el momento ideal para proponer reformas valientes. Algunas de las cuales (y esto es lo paradójico) podrían haber sido propuestas por el otro partido si las posiciones relativas estuvieran cambiadas.

En el Plan de Calidad Institucional que el PP presentó el pasado 23 de enero de 2023 se incluyen sesenta propuestas con las que ese partido pretende acometer la “regeneración democrática de nuestro país”[1]. Una de ellas, la 34, se refiere al CNI y trata con cierta extensión varias cuestiones importantes que afectan al trabajo del servicio, pero también al funcionamiento del sistema de inteligencia español en su conjunto. Entre ellas, las que se refieren a la nonata comunidad de inteligencia: “Se desarrollará legislativamente la misión del Secretario de Estado como Autoridad Nacional de Inteligencia y Contrainteligencia y, consecuentemente, se pondrá en marcha la Comunidad de Inteligencia de España”[2].

 

¿Por qué se crean (para qué sirven) las comunidades de inteligencia?

Existen cuatro razones principales para que un país constituya una “comunidad de inteligencia”:

1) mejorar la coordinación entre los servicios cuando existe un grado notable de superposición de competencias entre algunos de ellos;

2) garantizar la complementariedad del trabajo de los servicios de inteligencia cuando el solape entre sus competencias es pequeño;

3) producir inteligencia estratégica sobre la base de toda la información de la que disponen los diferentes servicios;

4) ningún motivo en particular; simplemente, porque otros países de nuestro entorno y nivel también lo han hecho.

La constitución de una comunidad de inteligencia no es el único modo de coordinar el trabajo de los servicios. La Presidencia (Presidencia del Gobierno, Oficina del Primer Ministro), que en la mayor parte de los países es el cliente último de todos los servicios de inteligencia, puede ser la que asuma la tarea de la coordinación (básicamente, controlando los escalones superiores de los mecanismos de planeamiento y priorización), distribuya los recursos y resuelva posibles conflictos. Es el sistema que siguen países como Alemania o Rusia, entre las grandes potencias de inteligencia, y la mayor parte de los países medianos y pequeños.

 

Estado de la cuestión en España: ¿hay margen para mejorar?

La impresión general de los observadores externos es que la comunidad de inteligencia española (por el momento, puramente informal) no funciona adecuadamente[3]. O, lo que es lo mismo, que se trata de un “concepto” (o una “aspiración”), más que de una realidad.

Si analizamos los diversos componentes de la mayor parte de las “comunidades de inteligencia” bien organizadas, vemos que en España:

a) Sí existe una dirección común, pero está situada fuera de la “comunidad” (la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos de Inteligencia). En cualquier caso, no se trata de un órgano demasiado efectivo, ya que carece de una estructura permanente que apoye su trabajo. Aunque en la ley existe también una Autoridad Nacional de Inteligencia y Contrainteligencia, carece de los medios y de las competencias necesarios para desempeñar funciones de coordinación.

b) No existe una lista de los servicios que constituyen la comunidad. En general, se suele considerar que son el CNI, el Servicio de Información de la Guardia Civil y la Comisaría General de Información (Ministerio del Interior), así como el CIFAS (Ministerio de Defensa). Algunos incluyen también los servicios de información de los Mossos d’Esquadra y de la Ertzantza.

c) No se dispone de una legislación común, aplicable al conjunto de la comunidad de inteligencia. La que existe es de carácter general (no específica de la inteligencia) o se refiere en exclusiva al CNI.

d) Aunque se cuenta con un centro sectorial de coordinación (el CITCO, sobre crimen organizado y terrorismo), depende del Ministro del Interior, no de la comunidad de inteligencia.

e) Hay también un elemento que puede considerarse común a toda la comunidad de inteligencia, el Centro Criptológico Nacional. Orgánicamente, forma parte del CNI.

Si nuestro país decidiera en un futuro no muy lejano constituir una comunidad formal de inteligencia, tendría que cubrir las lagunas del actual sistema, así como acabar con sus ineficiencias. En un mundo ideal, habría que:

a) Enmendar la ley del CNI (o elaborar una nueva) para que la legislación sobre inteligencia afecte al conjunto de la comunidad y a todos los servicios componentes.

b) Otorgar a la Autoridad Nacional de Inteligencia y Contrainteligencia las competencias que necesita para ejercer la coordinación del trabajo de los servicios, sin perjuicio de la autonomía de cada uno de ellos. Crear un órgano de apoyo lo suficientemente potente como para que la Autoridad Nacional pueda ejercer en la práctica esas funciones de coordinación.

c) Volver a situar el CNI y a su Director bajo la dependencia de la Presidencia del Gobierno. Es muy difícil coordinar el trabajo de organismos dependientes de diversos ministerios cuando no se está situado en el lugar idóneo dentro del organigrama de la administración.

d) Subordinar el CITCO a la Autoridad Nacional de Inteligencia.

e) Crear estructuras comunes que puedan trabajar en beneficio del conjunto de la comunidad de inteligencia. En particular, podríamos pensar en una “oficina de análisis estratégico”, que hiciera su labor sobre la base de la inteligencia facilitada por todos los servicios, una “oficina nacional de clasificación y desclasificación” encargada de gestionar el sistema de información clasificada, una “academia de inteligencia” que cubriera las necesidades de formación de todos los servicios componentes y una “oficina de relaciones externas”, que gestionara de manera unificada las de todos los servicios que componen la comunidad[4].

 

A modo de conclusión

La inteligencia está siempre al servicio del sistema de toma de decisiones y se adapta a él. La peculiar organización de nuestro sistema de inteligencia está muy relacionada con las particularidades de nuestro proceso de toma de decisiones, que, por lo que se refiere al nivel estratégico, se desarrolla casi exclusivamente en círculos políticos, con una participación reducida (y, sobre todo, formal) de los funcionarios. Los llamados “papeles de Manglano”[5] sugieren que, al menos hasta 1995, lo que sus jefes políticos más apreciaban del Director del CESID (y por extensión, del servicio) era la lealtad y la discreción. Para ellos, el CESID se veía más como un “servicio secreto” que como un “servicio estratégico”.

Han pasado muchos años y otra forma de organizar el trabajo de la inteligencia española es, desde luego, posible y, quizá, también deseable. Requeriría, en cualquier caso, que se produjeran cambios profundos en la forma en que nuestros responsables políticos adoptan decisiones y en las expectativas que tienen sobre el trabajo de la inteligencia. Por el momento, y como comentaba hace pocos años Fernando Velasco, “la clase política, al menos la española, tiene un profundo desconocimiento del papel de la inteligencia, de sus competencias, de su valor añadido y de su funcionamiento”[6].

La verdadera cultura democrática supone la existencia de una amplia zona de consenso en aquellos temas (Interior, Exteriores, Seguridad y Defensa y Economía) en los que debe existir una “política de estado” que sobreviva a los lógicos cambios al frente del ejecutivo. Si es así, si esos grandes temas se sustrajeran a la “pequeña política”, aumentaría el valor del asesoramiento experto que nuestros dirigentes reciben de las estructuras especializadas de la administración del estado. Por ejemplo, de la inteligencia. La conformación de una comunidad de inteligencia funcional pasaría a ser una necesidad prioritaria.

 

 

1]      Véase https://www.pp.es/sites/default/files/documentos/plan_de_calidad_institucional_pp.pdf (acceso: 25.01.2023).

[2]      Formalmente, el Secretario de Estado Director del CNI ya es Autoridad Nacional de Inteligencia y Contrainteligencia, según el artículo 9, apartado 2.f, de la Ley 11/2002, de 6 de mayo, reguladora del Centro Nacional de Inteligencia.

[3]      Véase, por ejemplo, Rodríguez, Jesús. “La guerra silenciosa del espionaje”. El País Semanal, 28.05.2016. https://elpais.com/elpais/2016/05/30/eps/1464559223_146455.html (acceso: 25.01.2023).

[4]      Cuando no están coordinadas las relaciones externas, es inevitable que servicios extranjeros estimulen la rivalidad entre los diversos servicios propios e intenten sacar beneficio de ella.

[5]      Fernández-Miranda, J., & Chicote Lerena, J. El jefe de los espías: El archivo secreto de Emilio A. Manglano, Consejero del Rey y Director del CESID del 23F a la caída del felipismo [Kindle iOS version]. Rocaeditorial, 2021.

[6]      Velasco, Fernando. “Política y servicios de inteligencia ante el 20D”. Huffington Post, 02.12.2015. https://www.huffingtonpost.es/fernando-velasco-fernandez/politica-y-servicios-de_b_8689128.html (acceso: 02.12.2015).

[7]      Díaz Fernández, Antonio M. Espionaje para políticos. Valencia:Tirant Humanidades, 2016. P. 107.

HUMINT. Tan necesaria como desconocida.

Por Lucas F. Martín Serrano, Analista de Geopolítica y Seguridad

Enero de 2023

 

INTRODUCCIÓN

Dentro del campo de la Inteligencia, y más concretamente enmarcada dentro de las diferentes disciplinas de obtención, la que genera más controversia y debate es la obtención de información mediante fuentes humanas. Esta realidad, si bien puede estar justificada, pues no en vano es sin lugar a duda la más compleja, colisiona frontalmente con su utilidad y versatilidad.

No sólo se discute sobre su forma de empleo, escenarios donde es más útil, sus métodos, formación de los operadores, nivel de mando donde encuadrar los equipos… sino que se llega a cuestionar incluso la propia necesidad de esta basándose en la falsa creencia de que los diferentes medios de obtención “técnicos o tecnológicos” proporcionan información suficiente.

Todas estas reticencias y discusiones son por lo general fruto del gran desconocimiento que hay en torno a la Inteligencia en general y a la obtención en particular. Y si ya nos adentramos en el mundo HUMINT el desconocimiento se eleva exponencialmente.

En cualquier organización, el responsable de la toma de decisiones, si no desea que este proceso sea lo más parecido a un juego de azar, debe basar este en la información disponible. No en la cantidad sino en la calidad de esta.

Por ello es fundamental la confianza en su sistema de inteligencia, y para ello no hay otro camino que un conocimiento adecuado de este.

A continuación, haremos una serie de reflexiones generalistas con la finalidad de arrojar algo de luz sobre la disciplina de obtención HUMINT.

 

 

HUMINT. TAN NECESARIO COMO DESCONOCIDO

Un hecho común y transversal en numerosos ejércitos u organizaciones es la insatisfacción por las capacidades HUMINT. Esto provoca un mal empleo o deficiente aprovechamiento de estas, incluso difunde la sensación de que es una capacidad prescindible. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.

De todas las disciplinas de obtención dentro del ámbito de la inteligencia, la más antigua de todas es, a pesar de todos los adelantos tecnológicos, la que puede considerarse la más determinante. Esta no es otra que la obtención mediante fuentes humanas o HUMINT. Es más, puede decirse que es determinante e insustituible. Y todo ello a pesar de que en ciertos ámbitos esté olvidada e incluso denostada.

Un dato para tener en cuenta es el escenario donde se actúa, el tipo de conflicto (irregular, asimétrico, convencional…) y los plazos disponibles. De hecho, será el tipo de conflicto el que determine que plazos tenemos para el empleo de las diferentes disciplinas de obtención, su conveniencia, la posible eficacia y el modo de empleo.

Fue durante las operaciones de Bosnia y Kosovo primero, y posteriormente en Irak y Afganistán donde se identificó la creciente necesidad de poder contar con operadores HIUMINT. En sendas operaciones se demostró imprescindible disponer de inteligencia sobre la situación económica, cultural, política, social… y esta sólo podía obtenerse interactuando con fuentes humanas. Además, en los escenarios mencionados, a pesar de las diferencias en la intensidad de los conflictos que en ellos se desarrollaban, y de la misión desempeñada por nuestras fuerzas, convergían ciertos aspectos que los convertían en el campo de juego perfecto para el despliegue de equipos HUMINT.

No se trataba de conflictos convencionales con frentes definidos, continuos y estables. Las zonas de contacto eran muy porosas y difusas. Todos los contendientes empleaban TTP,s propias de la guerra irregular, había una  “atomización” de los grupos beligerantes, nuestras fuerzas se movían en zonas donde convivían todo tipo de sentimiento, con comunidades afines y hostiles…

En un ambiente así, el acceso a la información que circula entre la población y el poder contar con fuentes dentro o cerca de todas las facciones posibles se convirtió en una necesidad imperiosa, principalmente para la protección de las fuerzas propias.

En estos entornos, además, se dio la circunstancia de un empleo mínimo o deficiente por parte de los elementos hostiles de medios técnicos o tecnológicos, lo cual incrementó la necesidad del empleo de equipos HUMINT por revelarse estos no sólo como los más adecuados sino como los únicos en diversas ocasiones. Ello permitió identificar a elementos concretos, grupos, localizarlos, entender su estructura y funcionamiento etc.

Es cierto que los avances tecnológicos, especialmente en un escenario como el actual son una gran ayuda, pues nos permiten acceder a la información de una forma más inmediata, limpia y segura. Sin embargo, no hay nada que pueda sustituir la relación humana, la interacción entre un operador y su fuente.

Un emisor de señales, ondas o comunicaciones puede ser interceptado y proporcionarlos la información puntual que en ese momento circula o es emitida por este. Es lo que podríamos llamar una foto fija del momento de la intercepción. O varias fotos de los diferentes momentos en que las emisiones son interceptadas.

Sin embargo, una fuente humana puede ser dirigida y orientada para de ese modo dirigir la obtención hacia aquella porción de la información a la cual tiene acceso que nos sea de más utilidad y satisfaga nuestras necesidades.

A todo lo anterior se ha de añadir la información que un operador entrenado puede obtener a través de lo que conocemos como comunicación no verbal, e incluso de esos elementos intangibles que sólo su experiencia y adiestramiento le permite percibir. Esa es una diferencia insalvable para los medios técnicos y otra línea de defensa ante posibles acciones de decepción o desinformación.

Es habitual que se de por sentado que la utilidad, o más bien, la capacidad de empleo de medios de obtención HUMINT disminuye según aumenta la intensidad de un conflicto, habiendo quien opina directamente la conveniencia de suprimir esta en escenarios convencionales de alta intensidad.

Sin embargo, este enfoque es erróneo, pues obvia que la disciplina HUMINT adquiere otras formas y empleo que difieren en cierto modo de la idea preconcebida que tenemos de ella, fruto del desconocimiento de las capacidades de los equipos de obtención HUMINT y en no pocas ocasiones de la reflejado en las publicaciones oficiales. Y esas otras facetas como por ejemplo la conducción de interrogatorios de personal capturado son absolutamente imprescindibles.

Un aspecto importante para tener en cuenta cuando empleamos fundamentalmente medios técnicos de obtención es su vulnerabilidad a la decepción. No quiere esto decir que la obtención HUMINT sea inmune a esta, pero la interacción humana añade un componente extra frente a este tipo de circunstancias siempre y cuando nos refiramos a operadores muy bien adiestrados y experimentados. Aquí se ha de poner de manifiesto la importancia de disponer de operadores con un grado de adiestramiento excepcional, lo cual comienza por una cuidada selección de los candidatos. Este tema, probablemente el más importante cuando tratamos la disciplina HUMINT será objeto de escritos posteriores.

El que esta forma de obtención pueda ser considerada, empleando términos coloquiales, “la reina” de las disciplinas, no quiere decir que haya que hacer de menos otras o incluso considerarlas prescindibles. Todas son necesarias, y precisamente su complementariedad es lo que nos garantiza el poder llevar a cabo un análisis adecuado de la información obtenida para llegar a elaborar productos útiles para quien haya de tomar decisiones.

Actualmente podemos considerar que SIGINT, IMINT y HUMINT son los tres pilares de la obtención. Y cualquier sistema de inteligencia debe basar su fase de obtención en ellos. Además, no sólo son complementarios, sino que su empleo en conjunto hace que la posibilidad de interferirlos o alimentarlos con información falsa o caer en el empleo de información circular disminuya exponencialmente.

Un factor clave es determinar y entender los principios de la disciplina HUMINT. La principal diferencia entre esta y otras disciplinas radica en que los sensores no son elementos técnicos, sino seres humanos, y los sistemas grupos de personas en lugar de redes de aparatos.

Cuando descendemos a la base del problema nos encontramos con que no existe una relación clara y definida de los principios y características deseables que deben reunir los operadores HUMINT. Esos factores son los que en definitiva deberían determinar la idoneidad de un candidato para actuar como operador.

Implementar un proceso adecuado de selección y un detallado programa de adiestramiento posterior tiene grandes implicaciones a muchos niveles, tales como gestión de personal, recursos, instalaciones, etc.

Cualquier programa de instrucción y adiestramiento HUMINT debe tener como punto de partida un adecuado proceso de selección de candidatos. Al mismo tiempo es imprescindible un proceso de filtrado organizado y completo por parte del área correspondiente (CI).

Esta labor de supervisión no cesará aquí, sino que durante el desarrollo de operaciones HUMINT el área de CI deberá supervisar estas con la finalidad de evitar que la función HUMINT se transforme en una red víctima de operaciones de decepción intencionadas o desviaciones no intencionadas.

 

Por todo lo anteriormente expuesto podemos extraer como conclusiones principales:

    • La disciplina de obtención HUMINT aun siendo la más antigua es probablemente la más desconocida y la que genera por ese mismo motivo más recelo o controversia.
    • Es una disciplina de obtención imprescindible, complementaria del resto que permite una mejor dirección la labor de obtención.
    • La base de un buen sistema de obtención de información mediante fuentes humanas es la selección previa del personal y su cuidada formación.
    • Adquiere su máxima utilidad en escenarios irregulares o asimétricos.

 

 

 

 

 

La creciente importancia de OSINT en inteligencia. Un ejemplo: Las bases rusas en el entorno del Ártico

Por Germán Díez (CEO de la Consultoría de Seguridad e Inteligencia SecurityHUB) y

Elena Labrado (Periodista y Máster en Analista de Inteligencia)

“La información en sí misma no vale nada, hay que descifrarla. Hay que transformar las señales y los mensajes auditivos, visuales o como fueren, en ideas y procesos cerebrales, lo que supone entenderlos y evaluarlos. No basta poseer un cúmulo de información.”

    Mario Bunge, científico
Julio de 2022

 

Es fácil a día de hoy ver el aumento exponencial del volumen de datos e información disponibles a tan solo un click en el ordenador o en el móvil, con el uso por parte de millones de personas del entorno digital. Un contexto global en el que se han multiplicado las capacidades ISR y OSINT al alcance de la mano.

 

 

Fuente: Twitter @Maxar  https://twitter.com/Maxar/status/1532051415010488320

 

Algunos ejemplos son: las imágenes de satélites comerciales (como la de arriba), miles de imágenes, vídeos y fotos subidas a las redes por ciudadanos que se encuentran en el lugar adecuado en el momento preciso, cuentas que siguen a tiempo real aviones o barcos, geolocalización, vigilancia, informaciones y desmentidos oficiales en las redes al momento, y así un largo etcétera.

 

De este modo, la tarea a la que se refiere Bunge requiere cada vez de un mayor entrenamiento, profesionalidad y rigor para ser capaz de “sacar la aguja relevante entre tanta paja”. Pero también para separar la información veraz de aquella que no lo es, porque la capacidad de desinformar también se multiplica exponencialmente en este “pajar digital”.

 

Una cantidad y un potencial de adquisición de información que ha llevado a las agencias de inteligencia a fijarse, y adaptarse, a las enormes posibilidades de ese entorno. De hecho, en Estados Unidos, tanto la CIA como la agencia de inteligencia militar (DIA) se encuentran en plena “estandarización” de los procesos que incluyen ya las fuentes abiertas en su trabajo diario[1]. Por ejemplo, Patricia Tibbs es la jefa de la comunidad de fuentes abiertas de la Agencia Central de Inteligencia y Brad Ahlskog es el jefe del Centro de Integración de Inteligencia de Fuentes Abiertas de la DIA (Agencia de Inteligencia de Defensa). Además, la comunidad de inteligencia estadounidense tiene su Comité Nacional de Fuentes Abiertas, que incluye representantes de cada una de las 18 agencias. Todo ello bajo el 2022 Intelligence Authorization Act que empuja en la dirección de incrementar las capacidades OSINT en el marco de su competición con China, otro gigante al respecto.

 

La importancia de OSINT ha quedado patente en el conflicto de Ucrania, como señala la propia Patricia Tibbs[2].

 

 

Fuente: Twitter @Maxar https://twitter.com/Maxar/status/1514016232885964810

 

Un caso que ha supuesto el inicio de una tendencia en la que se incrementa su peso en el uso de la inteligencia, y en la forma en que se batallan las guerras en el siglo XXI. De momento, la comunidad de inteligencia estadounidense se adapta ya a este entorno, que se ha incorporado a su forma “tradicional” de trabajar. Así, parecen haberse sentado las bases para una posible evolución en este sentido, al menos, por el momento.

 

Definición de OSINT

 

Pero, antes de seguir adelante, conviene realizar un breve acercamiento al concepto de OSINT y establecer una definición aproximada, al menos, de lo que es la Inteligencia de Fuentes Abiertas.

 

Según el INCIBE (Instituto Nacional de Ciberseguridad)[3]: “Inteligencia de fuentes abiertas u ‘Open Source Intelligence’ (OSINT) hace referencia al conocimiento recopilado a partir de fuentes de acceso público. El proceso incluye la búsqueda, selección y adquisición de la información, así como un posterior procesado y análisis de la misma con el fin de obtener conocimiento útil y aplicable a distintos ámbitos”.

 

Aparte de lo mencionado más arriba en este texto, prosigue el artículo del INCIBE, la multitud existente de herramientas OSINT puede utilizarse para conocer la reputación online de un usuario o empresa, identificar y prevenir posibles amenazas en el ámbito militar o de la seguridad nacional o realizar estudios sociológicos, psicológicos, etc.

 

Entre los aspectos negativos habría que destacar que la misma información que puede obtener un individuo, agencia o entidad está también disponible para los demás (enemigos, adversarios, competidores…). Además, los cibercriminales disponen a su vez de herramientas y conocimientos que pueden usar para lanzar ciberataques en el mismo entorno digital en el que se opera mayoritariamente. Esto aparte de la dificultad de manejo del ingente volumen de información y datos disponibles, y de la fiabilidad de las fuentes (de ahí la necesidad de profesionalización en el caso de la inteligencia que se mencionaba en párrafos anteriores).

 

Según el INCIBE, las fases del proceso OSINT serían las siguientes:

 

 

Fuente: INCIBE https://www.incibe-cert.es/blog/osint-la-informacion-es-poder

 

En la fase de requisitos se establecen los requerimientos a cumplir. Se deben identificar y concretar las fuentes de información relevante para optimizar el proceso de adquisición (etapa en la que se obtiene la información de las fuentes indicadas). Después hay que procesar y dar formato a toda la información recopilada. Posteriormente, se procede al análisis, fase en la que se genera inteligencia a partir de lo recopilado y procesado para llegar a alguna conclusión significativa. Por último, se presenta lo obtenido de manera eficaz, potencialmente útil y comprensible para ser correctamente explotado.

 

OSINT con Google Earth, exposición de las bases militares rusas y una aproximación al despliegue en el Ártico

 

El nuevo Concepto Estratégico de la OTAN establece a Rusia como “la más significativa y directa amenaza para los aliados”[4]. En concreto, entre otras cuestiones, se menciona la capacidad rusa para perturbar y alterar los refuerzos de los aliados y la libertad de navegación en el Atlántico Norte como uno de los “retos estratégicos para la Alianza”.

 

A lo anterior hay que sumar el inicio del proceso para la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN. De este modo y en este contexto geopolítico, pocas dudas caben en torno a la pertinencia de conocer los mejor posible las bases, unidades y material ruso situado en la frontera con el resto de Europa y, de forma específica, en el Norte. Ello incluye el Atlántico Norte y el Ártico, región que con el deshielo se presenta como un futuro foco de interés y posible conflicto entre potencias por sus recursos y rutas comerciales.

 

 

A través de OSINT, se puede acceder a una información muy precisa de nosotros y de nuestros adversarios, para poder definir un posible despliegue de fuerzas de la OTAN con el fin de dar protección a la propia Alianza en sus fronteras debemos ser conscientes de las fuerzas de nuestros adversarios. La obtención de información no se debe limitar al OSINT. Hay otras áreas de obtención como SIGINT (Inteligencia de Señales), GEOINT (Inteligencia de Imágenes) o HUMINT (Inteligencia de Fuentes Humanas), que son fundamentales para poder llevar a cabo planes estratégicos de índole militar y civil.

 

Un ejemplo claro de OSINT es la fotografía que se muestra más arriba, obtenida a través de un canal de Telegram antirruso, creado a raíz de la guerra en Ucrania. Un grupo de “ciber-voluntarios” con profundos conocimientos informáticos han decidido llevar a cabo su “lucha particular” donde dan a conocer un elevado volumen de información del Estado ruso. Entre toda esta información podemos obtener listados interminables de miembros del Gobierno donde se muestran sus correos electrónicos, sus contraseñas e, incluso, en ocasiones, sus datos bancarios.

 

Lo que vemos en la imagen superior es el despliegue de las Fuerzas Armadas rusas y los Cuarteles Generales de los Servicios de Inteligencia FSB, SVR y GRU. Este archivo público para cualquier persona con algunos conocimientos de redes sociales es una vulnerabilidad para Rusia, pues la OTAN sabe dónde se encuentran, con coordenadas exactas, cada una de las unidades. Esto facilita un hipotético despliegue militar en la frontera en caso de necesidad. Estas imágenes de Google Earth a su vez se pueden visualizar en otras con más detalle, como puede ser SatelitePRO a nivel civil, cabe imaginarse hasta dónde se puede llegar a nivel militar, con los satélites de definición milimétrica que orbitan.

 

 

A continuación, vemos una ampliación de dicho mapa sobre la zona de Múrmansk, donde se encuentra una base de submarinos nucleares. También podemos encontrar una unidad del GRU (Inteligencia Militar), otra de EW (Guerra Electrónica), y una más de comunicación.

 

24º División de Submarinos Rusos

 

 

Unidad del GRU, desplegada a menos de 200 km de la frontera con Finlandia

 

 

En esta ocasión podemos ver un Grupo Táctico y Radar de Defensa Aérea en la isla llamada Tierra de San Jorge

 

 

Se podría analizar unidad por unidad y comprobar no solo la geo posición de las bases, sino que, también, con un análisis detallado, se podrían encontrar imágenes de miembros de las bases o fotografías del exterior de estas, para hacernos una idea de cómo son y qué sistemas de seguridad tienen o incluso a través de Ingeniería Social y SOCMINT (Inteligencia en Medios Sociales), manipular o extorsionar a algún miembro de estas bases en nuestro beneficio.

 

Para no dilatar este documento, nos hemos centrado en las bases de Múrmansk que están muy al Norte y frontera con Finlandia, pero, como vemos a continuación, también podemos observar las bases que se encuentran en Kaliningrado casi en el corazón de Europa y frontera con Lituania y Polonia.

 

 

Conclusiones

 

Y, aún más, por completar el argumento con algo que toca a España más de cerca, un último ejemplo.

 

La siguiente imagen forma parte de un tweet de Frederik Van Lokeren, exoficial de la Armada belga y actual analista. Lokeren expone el despliegue naval ruso en el Mediterráneo en la mañana del día 23 de julio de este año, conforme a fuentes OSINT. “Los primeros buques han zarpado del Mediterráneo desde el inicio de la guerra. Los dos SAGs ahora, supuestamente, operan cerca de Chipre, más cerca de Tartus”[5].

 

 

Fuente: @KaptainLOMA https://twitter.com/kaptainloma/status/1550831772971274240?s=28&t=JTm96qByL5tegDMWNF-hHw

 

Como podemos ver, la obtención de información en fuentes abiertas es fundamental, aunque no todo está en ellas y el trabajo del analista de inteligencia se debe realizar unificado, con los aportes de las diferentes áreas que llegan a los centros o agencias.

 

El analista de fuentes abiertas debe contar con una importante área de verificación de fuentes para no dejarse llevar por información falsa que se sube a diferentes medios para crear las llamas “Fakenews” o caer en operaciones de desinformación, cada vez más sofisticadas. Tampoco debemos dejar de lado el concepto de infoxicación del analista, que puede llegar a un exceso de fuentes de información.

 

Un ejemplo del manejo de grandes volúmenes de información se da en la actualidad en Ucrania, no solo desde el inicio de la guerra con Rusia, sino con anterioridad. Pero, desde la invasión, los ucranianos han demostrado grandes capacidades y profesionalización en la obtención y el manejo de gran cantidad de datos provenientes de los teléfonos móviles privados de miles de sus ciudadanos que les han enviado imágenes y datos de los movimientos de las tropas rusas, por ejemplo, a tiempo real, a través de una aplicación.

 

Pero ciñéndonos a la importancia que tiene OSINT o la Ingeniería Social en nuestro día a día, hemos podido ver cómo de forma “simple”, en un canal de Telegram, hemos podido acceder a una información militar de importancia que puede llevar a plantearse un despliegue de fuerzas militares en las fronteras de Finlandia y la zona del Ártico como nunca antes se ha visto y con una repercusiones cívico-militares completamente desconocidas a día de hoy.

 

Nuevas tecnologías, con nuevas herramientas, que ofrecen nuevas oportunidades y que dibujan nuevas formas de llevar a cabo viejos trabajos, tan viejos como la civilización humana.

 

[1] Doubleday, Justin (12/05/2022), Spy agencies look to standardize use of open source intelligence, Federal News Network, https://federalnewsnetwork.com/intelligence-community/2022/05/spy-agencies-look-to-standardize-use-of-open-source-intelligence/

[2] Íbid.

[3] Martínez, Asier (28/05/2014), OSINT-La información es poder, INCIBE, https://www.incibe-cert.es/blog/osint-la-informacion-es-poder

[4] OTAN (29/06/2022), NATO 2022 Strategic Concept, https://www.nato.int/nato_static_fl2014/assets/pdf/2022/6/pdf/290622-strategic-concept.pdf

[5] El análisis completo de Frederik Van Lokeren: https://russianfleetanalysis.blogspot.com/2022/07/russian-forces-in-mediterranean-wk292022.html

La inteligencia estratégica rusa en el conflicto de Ucrania

“This is an unworkable concept of operations. It seems they tried to win quickly and cheaply via ‘thunder runs’…”

 

Michael Kofman[i]

 

José Miguel Palacios, 2 de marzo de 2022

[i]Los primeros análisis del desarrollo de la guerra de Ucrania sugieren que los dirigentes rusos (es decir, el presidente Putin y su círculo más próximo) se han equivocado. Que han infravalorado la solidez del liderazgo ucraniano y la capacidad de resistencia de su ejército. En un análisis publicado en Izvestia el 2 de marzo de 2022, el comentarista militar Vladislav Shurygin afirmaba que “durante muchos años, se ha difundido en medios de comunicación rusos la falsa creencia de que las fuerzas armadas de Ucrania eran un ejército atrasado, dotado de armas soviéticas obsoletas, mal equipado e incapaz para el combate moderno”[ii]. Sin duda, el liderazgo militar ruso estaba mejor informado, pero surge la cuestión de hasta qué extremo la dirección política del país ha escuchado el asesoramiento que recibía o bien ha seguido sus propias intuiciones. Tampoco los rusos parecen haber tenido una idea clara de cómo conseguir alcanzar sus objetivos últimos. Ya el segundo día de la guerra, otro comentarista de Izvestia, Anton Lavrov, señalaba que “para acabar con el conflicto de la manera menos dolorosa para todas las partes es importante quebrar lo antes posible la moral del enemigo y, sobre todo, del liderazgo del país”[iii]. Este hundimiento moral del liderazgo de Kiev, en el que probablemente confiaba Putin, no se ha producido.

Nos encontramos, pues, ante lo que parece haber sido un error (grave) de inteligencia estratégica.

La inteligencia estratégica en la tradición rusosoviética

En la tradición rusosoviética, la inteligencia se ocupa “de lo concreto”, de descubrir secretos ajenos y de ocultar propios, de realizar operaciones clandestinas en beneficio de los intereses del estado. En consecuencia, el análisis no recibe la misma atención que en algunos países occidentales (por ejemplo, en Estados Unidos). 

El propio Putin lo explicaba durante la masiva conferencia de prensa del 19 de diciembre de 2013[iv]: “De nada sirve leer las notas analíticas de los servicios de inteligencia, porque ya no se trata de hechos, sino de las opiniones de los analistas. (…) Hay que tener confianza en esos analistas y conocerlos personalmente, saber quién escribe, conocer su opinión, sus puntos de vista”. Aunque Putin no llega a decirlo expresamente, transmite la impresión de que, mientras que los hechos son siempre bienvenidos, los análisis solo tienen un valor complementario y serán mejor o peor aceptados dependiendo de lo próximos que se encuentren a las percepciones de los dirigentes.

El bajo valor que Putin concede a la inteligencia estratégica (necesariamente analítica) se vio confirmado por la humillación pública dispensada al director del Servicio de Inteligencia Exterior, Sergei Naryshkin, durante la sesión del Consejo de Seguridad del pasado 22 de febrero de 2022[v]. Naryshkin no es un profesional de la inteligencia, sino un protegido político de Putin, y demostró no tener una comprensión clara de la situación y carecer del valor suficiente para decir al presidente lo que este no quiere oír.

La personalidad de Putin

Si uno de los problemas clave de la inteligencia estratégica es prever las posibles decisiones de los adversarios, en sistemas tan personalistas como el ruso la clave del éxito consiste en la capacidad para comprender adecuadamente la personalidad de los principales actores.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) norteamericana encargó la realización del perfil psicológico de Hitler a psicólogos de primer nivel, como Henry A. Murray[vi] y Walter C. Langer[vii]. En aquel momento, los autores del perfil hubieron de trabajar con un material muy escaso (principalmente, textos de discursos), a pesar de lo cual los resultados obtenidos fueron increíblemente precisos[viii]. Con la información que está disponible en estos momentos sobre cualquier líder político (sobre casi cualquier líder), la probabilidad de elaborar un buen perfil psicológico que nos ayude a comprender sus decisiones futuras es mucho más elevada.

El propio Putin ha facilitado enormemente la tarea al haberse expuesto reiteradamente a la atención pública a lo largo de los más de veinte años en que se encuentra al frente del estado (como presidente o como primer ministro). Las grandes conferencias de prensa (en el mes de diciembre) y sus sesiones de respuestas a preguntas de ciudadanos (primavera), así como las numerosas entrevistas que ha concedido son fuentes valiosísimas de datos sobre la personalidad del líder ruso.

El propio Putin, con una candidez sorprendente, ha llegado a revelar algunos de los rasgos más problemáticos de su carácter, rasgos que podrían convertirse en vulnerabilidades. Así, en la entrevista concedida a la agencia TASS en noviembre de 2014, el periodista A. Vandenko le dice que en su libro De primera mano había hablado de su escaso sentido del peligro y le pregunta si eso no es un defecto para un oficial de inteligencia. La respuesta de Putin fue: “Sí; es lo que en mi informe de calificación escribió el psicólogo”[ix]

A modo de conclusión (provisional): una reivindicación de la inteligencia estratégica

La inteligencia estratégica es la cenicienta de las ramas de la inteligencia. Hasta tal punto que hay quien considera que no es en absoluto necesaria, que el análisis político puede sustituirla con ventaja. Pues bien, la experiencia de lo que hemos visto hasta ahora en el conflicto ucraniano sugiere que los que así piensan no tienen razón: sin una buena inteligencia estratégica la probabilidad de cometer errores fatales aumenta de manera considerable.

 

[i]       El análisis de Kofman puede encontrarse en el siguiente hilo en Twitter: https://twitter.com/kofmanmichael/status/1498381975022940167?s=21 (acceso: 01.03.2022).

[ii]      SHURYGIN, V. (2022, 2 de marzo). Готовились основательно (Se prepararon a conciencia). Izvestia. Disponible en https://iz.ru/1299016/vladislav-shurygin/gotovilis-osnovatelno (acceso: 02.03.2022).

[iii]     LAVROV, A. (2022, 25 de febrero). Котел до переговоров (Caldera antes de las negociaciones). Izvestia. Disponible en https://iz.ru/1296494/anton-lavrov/kotel-do-peregovorov (acceso: 02.03.2022).

[iv]     PUTIN, V.V. (2013, 19 de diciembre). Пресс-конференция Владимира Путина (Conferencia de prensa de Vladimir Putin). Prezident Rossii. Disponible en http://www.kremlin.ru/news/19859 (acceso: 19.12.2014).

[v]      Ver https://www.youtube.com/watch?v=S6K_uiaXaE4 (acceso: 02.03.2022).

[vi]     WIKIPEDIA CONTRIBUTORS (2022, 12 de febrero). Henry Murray. Wikipedia, The Free Encyclopedia. Disponible en https://en.wikipedia.org/w/index.php?title=Henry_Murray&oldid=1071472077 (acceso: 02.03.2022).

[vii]    WIKIPEDIA CONTRIBUTORS. (2021, 17 de junio). Walter Charles Langer. Wikipedia, The Free Encyclopedia. Disponible en https://en.wikipedia.org/w/index.php?title=Walter_Charles_Langer&oldid=1029015788 (acceso: 02.03.2022).

[viii]   DYSON, S.B. (2014) Origins of the Psychological Profiling of Political Leaders: The US Office of Strategic Services and Adolf Hitler. Intelligence and National Security, 29:5. Pp. 654-674.

[ix]     TASS (2014, 24 de noviembre). Интервью информационному агентству ТАСС (Entrevista a la agencia de prensa TASS). Prezident Rossii. Disponible en http://news.kremlin.ru/transcripts/47054 (acceso: 25.11.2014).

 

Rompiendo el hielo: las enormes posibilidades del Ártico ahora al alcance, pero de unos pocos

Por Elena Labrado (Periodista especializada en información internacional y Máster en Analista de Inteligencia)

Febrero de 2022

 

Imagen: El Ever Given visto el 24 de marzo de 2021 por el satélite Sentinel-2 de la Agencia Espacial Europea

 

El buque portacontenedores Ever Given encalla y queda atravesado en el canal de Suez el 23 de marzo de 2021. Logran reflotarlo el 29, al segundo intento. En esos seis días queda cortada una de las principales vías comerciales del mundo, por la que pasa el 12% del intercambio de mercancías, el 25% de los contenedores y un millón de barriles de petróleo al día. El impacto del cierre del canal supone, según las primeras estimaciones en aquella semana, 10.000 millones de dólares al día, aparte de los retrasos en la entrega de los cargamentos[1].

Y es justo en ese momento cuando los ojos de algunos de los relacionados con el comercio marítimo mundial miran hacia el Norte en busca de una posible alternativa. No es de extrañar, ya que, apenas algo de un mes antes, en febrero, por primera vez, un buque metanero de gran tonelaje había logrado atravesar, y finalizar, navegando la difícil Ruta Marítima del Mar del Norte en pleno invierno[2]. El mismo buque, tan solo tres años y medio antes (16/08/2017), había completado el viaje entre Noruega y Corea del Sur por la Ruta del Mar del Norte, también por primera vez sin la ayuda de barcos rompehielos. Y lo había hecho en un tiempo récord: 19 días, un 30% más rápido que por el canal de Suez[3].

Imagen: Las rutas del Ártico (el Paso del Noroeste y la Ruta del Mar del Norte) y la del canal de Suez https://piernext.portdebarcelona.cat/logistica/las-nuevas-rutas-en-el-artico-rompiendo-el-hielo-de-la-navegacion-por-el-polo-norte/

 

De esta forma, el cambio climático y el consecuente deshielo de los últimos años abren las posibilidades del Ártico como alternativa navegable por un periodo cada vez mayor de tiempo al año y esto puede cambiar de forma drástica el transporte y el comercio internacionales.

Imagen: Gráfico con la evolución anual del número de días en los que la Ruta del Mar del Norte permanece navegable https://vdata.nikkei.com/en/newsgraphics/northern-sea-route/

 

Los números dejan muy clara esta idea: un envío desde Japón hasta Rotterdam a través del canal de Suez tarda 30 días, aproximadamente, mientras que navegando por la Ruta del Mar del Norte tardaría 18 días, con una distancia que pasa de 11.500 millas náuticas a solo 6.900[4].

Con los datos sobre la mesa pocas dudas caben en torno al hecho de que los países y corporaciones que controlen estas rutas tendrán una ventaja competitiva significativa con respecto a los demás. Dado que aún es pronto para que la Ruta del Paso del Noroeste sea comercialmente viable a efectos prácticos, esto nos deja en el centro de la cuestión la otra vía, la que sigue la costa de Siberia, la Ruta del Mar del Norte, a día de hoy, con más posibilidades a un futuro a corto plazo que la primera[5].

Pasando por su costa, es Rusia quien controla esta ruta, aunque no es tan sencillo, como se verá más adelante en este texto. No obstante, los datos reflejan su creciente uso comercial:

Imagen: Volumen total de carga en la Ruta del Mar del Norte, según el Gobierno ruso https://vdata.nikkei.com/en/newsgraphics/northern-sea-route/

 

Un claro incremento en los últimos años que Moscú quiere multiplicar, al menos, a corto plazo (2024). Esta alternativa más corta al actual tráfico marítimo ha despertado un gran interés en países asiáticos como Japón, Corea del Sur, India o Singapur. Sin embargo, el que más atención ha prestado es China, por razones obvias. Según los datos de 2019, Pekín fue el mayor exportador y el segundo importador mundial, con una economía fuertemente vinculada al comercio exterior de mercancías, cuyo grueso se realiza todavía a día de hoy por vía marítima. En materia de hidrocarburos, es el primer consumidor de energía del planeta, el segundo importador de petróleo y el tercero de gas[6].

Ya en junio de 2017 el Gobierno chino incorporó el Ártico a su diseño comercial llamándolo la “Ruta de la Seda Polar”. De este modo, por un lado, Rusia tiene el camino y los recursos naturales y, por el otro, China, las mercancías y desarrolladas capacidades para la inversión. Una cooperación entre ambos países que, desde esta perspectiva resulta muy lógica. Moscú puede beneficiarse de las capacidades chinas para la inversión y el desarrollo de puertos, exploración y la puesta en marcha de la industria en una zona, hasta día de hoy poco avanzada, aparte de afianzar su posición, y su fuerza, en la esfera internacional. Y hacerlo gracias no solo a sus recursos naturales estratégicos sino, también, a su control de lo que puede llegar a ser un importante corredor de transporte internacional entre Asia y Europa como es la Ruta del Mar del Norte. Mientras, China, que se ha definido a sí misma como “Estado cercano al Ártico”, acortaría los tiempos de envío y entrega de productos, evitaría al mismo tiempo puntos vulnerables como el estrecho de Malaca o del Mar de la China Meridional y, además, podría obtener una posición de privilegio frente a otras potencias económicas competidoras (como pueden ser Japón o Corea del Sur, pero, sobre todo, Estados Unidos)[7].

Este documento se centra sobre todo en la cuestión logística, pero conviene no olvidar la otra gran “pata” sobre la que se asienta el enorme interés que suscita el Ártico a raíz de las nuevas posibilidades de aprovechamiento “gracias” a su deshielo: los grandes depósitos de recursos naturales como hidrocarburos, minerales, pesca, etc. que han estado ocultos bajo su gruesa capa de hielo hasta ahora. Un asunto ligado estrechamente a lo expuesto anteriormente, ya que estos recursos deben ser exportados y transportados también por mar, por ejemplo, aunque no únicamente. Así, la rentabilidad de la nueva ruta estaría en competir con la que atraviesa el canal de Suez. Siendo considerablemente más corta, esto dependerá de si simplifica el envío de hidrocarburos al Sudeste Asiático al unir los océanos Atlántico, Pacífico y Ártico[8].

El United States Geological Survey estima que el Ártico contiene aproximadamente el 13% de las reservas de petróleo aún sin descubrir y en torno al 30% de las de gas natural. Además, se estima que contiene el 22% de las reservas de petróleo y gas natural del planeta[9]. Y eso aparte de minerales como oro, acero, zinc, uranio, cobre, tantalio, aluminio, platino o tierras raras, además de un largo etcétera[10].

Imagen: Mapa con los países y los recursos naturales del Ártico de la European Environment Agency/Nordregio https://www.eea.europa.eu/data-and-maps/figures/arctic-resources

 

Numerosas “razones” de carácter estratégico sobre las que sostener una o varias industrias y, de manera más amplia, unas economías que, siendo fuertes, puedan sustentar una mayor proyección internacional. Una oportunidad al alcance de los países ribereños, los conocidos como Arctic Five (EE. UU., Canadá, Dinamarca, Noruega y Rusia).

No obstante, llegados a este punto aún queda por esbozar, al menos, algunos de los problemas más importantes que entrañan esta ruta alternativa y la explotación de los recursos naturales del Ártico. Para empezar, las ingentes cantidades de inversión necesarias para llevar a cabo, primero, la exploración y, posteriormente, la infraestructura necesaria para la puesta en marcha de la explotación de esos recursos. Las dificultades que entraña la zona implican una tecnología que aún no se ha terminado de desarrollar y, aparte, tampoco a día de hoy se ha considerado que el esfuerzo necesario para llevarla a cabo merezca la pena en lo que a posibles beneficios respecta. De este modo, la explotación de estas riquezas se prevé que pueda hacerse más a medio-largo plazo.

Pero el transporte por la Ruta del Mar del Norte tampoco está exento de complicaciones. Las hostiles condiciones meteorológicas en unas aguas difíciles para la navegación pueden encarecer los seguros de viaje y los materiales para proteger cargas y barcos de las bajas temperaturas. Esto puede suponer un incremento del coste del uso de esta vía marítima y hacerla poco atractiva económicamente para el comercio. Otra cuestión a tener en cuenta son los impedimentos técnicos y tecnológicos de la zona como la falta de sistemas de guía por satélite o las dificultades de otros sistemas como el GPS por la latitud[11]. A todo esto, se suma el mayor coste en la construcción de los barcos para navegar por el Ártico que, además, es probable que deban tener menor capacidad[12].

Mención aparte merece el hecho de que la cooperación entre Rusia y China se ha incrementado, pero no sin dificultades y retrasos ante la falta de un desarrollo suficiente de las capacidades técnicas por parte de Pekín. Además, las relaciones chino-rusas tampoco hay que darlas por descontado, siendo complicadas, también en la actualidad. No obstante, mirar hacia otro lado de lo que es la realidad de un acercamiento mutuo y una conjunción de intereses sería cerrar los ojos a lo que sucede.

Estos y otros problemas suponen que el desarrollo como corredor marítimo de la Ruta del Mar del Norte no parezca que vaya a ser ni tan rápido ni tan fácil como podría haberse pensado al inicio. Cuestión en la que inciden organismos como el Puerto de Barcelona, la Asociación de Navieros Españoles o la Asociación de Cargadores de España, por motivos obvios. La vía ártica es más corta, sobre todo, entre los puertos del norte de Asia y los del norte de Europa, Rotterdam, por ejemplo, pero no afecta a los del Mediterráneo. O, puede que sí, porque si un gigante como China decide modificar sus vías de intercambio comercial, pensar que semejante decisión, que pueda tomarse a medio plazo, no vaya a afectar de alguna manera a los puertos mediterráneos sería correr un riesgo quizá demasiado elevado para este sector económico.

Si hay algo que el explorador noruego Amundsen demostró en 1906 es que la Ruta del paso del Noroeste no era viable como ruta comercial, acabando así con siglos de intentos por encontrarla y hacerse con su control por parte de la corona española en el siglo XVI y, posteriormente, por Francia y Gran Bretaña. Pero el cambio climático ha cambiado esto y ha desatado de nuevo, algo más de un siglo después, el interés por el Ártico. De este modo, la región entra en la geopolítica mundial actual. Una zona llena de recursos estratégicos y con la posibilidad de algunas rutas comerciales alternativas sobre las que los países soberanos y potencias como China pueden cimentar su proyección estratégica sobre el resto. Dice un proverbio inuit: “No se distingue a los amigos de los enemigos hasta que el hielo se quiebra”. Pues bien, el hielo se ha quebrado y todo apunta a que los que menos amigos tienen son, precisamente, los inuit.

 

[1] Datos obtenidos de: elEconomista.es, 29/03/2021, Las cifras que deja el atasco durante seis días del Canal de Suez, https://www.eleconomista.es/economia/noticias/11131934/03/21/Las-cifras-que-deja-el-atasco-durante-seis-dias-del-Canal-de-Suez.html consultado el 20/02/2022

[2] Pekic, Sanja, (19/02/2021), Christophe de Margerie finalising first NSR transit in February, Offshore Energy, https://www.offshore-energy.biz/christophe-de-margerie-finalising-first-nsr-transit-in-february/ consultado el 20/02/2022

[3] Torrent, Jordi, (04/04/2019), Las nuevas rutas en el Ártico: rompiendo el hielo de la navegación por el Polo Norte, PierNext, https://piernext.portdebarcelona.cat/logistica/las-nuevas-rutas-en-el-artico-rompiendo-el-hielo-de-la-navegacion-por-el-polo-norte/ consultado el 20/02/2022

[4] LePan, Nicolas, (13/02/2020), The final frontier: how Arctic ice melting is opening up trade opportunities, World Economic Forum, https://www.weforum.org/agenda/2020/02/ice-melting-arctic-transport-route-industry/ consultado el 20/02/2022

[5] Gricius, Gabriella, (18/03/2021), Geopolitical Implications of New Arctic Shipping Lanes, The Arctic Institute, https://www.thearcticinstitute.org/geopolitical-implications-arctic-shipping-lanes/ consultado el 20/02/2022

[6] Fuster Leal, Rubén, (01/01/2022), Connivencia ruso-china en el Ártico: explicación de la Ruta de la Seda Polar, Atalayar, https://atalayar.com/blog/connivencia-ruso-china-en-el-%C3%A1rtico-explicaci%C3%B3n-de-la-ruta-de-la-seda-polar consultado el 21/02/2022

[7] Kopra, Sanna, (17/03/2020), China and its Arctic Trajectories: The Arctic’s Institute China Series 2020, The Arctic Institute, https://www.thearcticinstitute.org/china-arctic-trajectories-the-arctic-institute-china-series-2020/ consultado el 21/02/2022

[8] Euronews, (08/09/2021), Rusia propone la Ruta del Ártico como alternativa al Canal de Suez, https://es.euronews.com/2021/09/08/la-ruta-del-artico-alternativa-rusa-al-canal-de-suez consultado el 21/02/2022

[9] LePan, Nicolas, (13/02/2020), The final frontier: how Arctic ice melting is opening up trade opportunities, World Economic Forum, https://www.weforum.org/agenda/2020/02/ice-melting-arctic-transport-route-industry/ consultado el 20/02/2022

[10] Desjardins, Jeff, (06/04/2016), The Energy and Mineral Riches of the Arctic, Visual Capitalist, https://www.visualcapitalist.com/energy-and-mineral-riches-of-the-arctic/ consultado el 20/02/2022

[11] Torrent, Jordi, (04/04/2019), Las nuevas rutas en el Ártico: rompiendo el hielo de la navegación por el Polo Norte, PierNext, https://piernext.portdebarcelona.cat/logistica/las-nuevas-rutas-en-el-artico-rompiendo-el-hielo-de-la-navegacion-por-el-polo-norte/ consultado el 22/02/2022

[12] Belinchón, Fernando, (12/04/2021), El deshielo abre una nueva senda comercial en el Ártico, Cinco Días, https://cincodias.elpais.com/cincodias/2021/04/09/companias/1617990028_218764.html consultado el 22/02/2022

 

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