«Finally, the idea that decision makers wait for the delivery of intelligence before making policy decisions is equally incorrect. In the modern era, policy officials seem to want intelligence to support policy rather than to inform it. «

Arthur Hulnick (2006)[1]

 

 

 

En esta tercera entrega, la Inteligencia Artificial explora los que entienden que han sido los grandes temas que he ido desarrollando en mis trabajos. Creo que sí, que acierta.

He cambiado el orden de los factores (que la Inteligencia Artificial me perdone). En las matemáticas conmutativas, el orden no altera el producto, pero en los trabajos de inteligencia ocurre con frecuencia todo lo contrario.

 

El Impacto de la Inteligencia en la Toma de Decisiones y la Política

Una parte significativa del trabajo de Palacios explora el papel crítico de la inteligencia en la información de los procesos de toma de decisiones, particularmente a nivel estratégico. En “El impacto de la inteligencia en la toma de decisiones: la UE y la Primavera Árabe” (2018)[2], coescrito con Rubén Arcos, realiza un análisis post-mortem de la evaluación de inteligencia de todas las fuentes de la UE de 2007, “Worst Case Scenarios for the Narrower Middle East” (SIT-6577/07). Esta evaluación predijo con precisión elementos de la Primavera Árabe y desafíos relacionados; sin embargo, la respuesta política fue insuficiente. La observación central de una advertencia precisa que no logra una respuesta política se atribuye directamente a la “distribución limitada del informe y la falta de procesos establecidos en las instituciones de la UE para qué hacer con las advertencias tempranas”.

Esto profundiza en el análisis, pasando de la simple identificación de un “fallo de advertencia” a la identificación de las deficiencias institucionales y de procedimiento como la causa raíz. Destaca que la eficacia de la inteligencia no depende únicamente de su calidad o puntualidad, sino también de la “receptividad” del aparato de toma de decisiones y de la existencia de mecanismos sólidos para la integración de la inteligencia en la política.

Esta investigación proporciona lecciones cruciales para mejorar la utilidad de la inteligencia, especialmente en entornos multilaterales complejos como la UE. Sugiere que las inversiones en la producción de inteligencia deben ir acompañadas de inversiones igualmente sólidas en mecanismos de difusión, integración de políticas y fomento de una cultura de “cliente” receptiva dentro de las estructuras gubernamentales.

 

La Inteligencia en la «era post-todo” y los desafíos contemporáneos

Palacios aborda la naturaleza cambiante de la inteligencia en “El papel de la inteligencia estratégica en la era post-todo” (2018)[3]. Argumenta que la “inteligencia clásica”, desarrollada en el mundo moderno, lucha por adaptarse a un “nuevo mundo donde los objetivos son diferentes y las reglas del juego… cambian continuamente”.

Señala que la inteligencia se enfrenta a una creciente competencia de “proveedores alternativos de información estratégica”. Esto obliga a la inteligencia a “reinventarse” y encontrar nuevos roles exitosos en un entorno “post-normal” caracterizado por el caos, la complejidad y las contradicciones. Su reciente publicación de blog “Inteligencia artificial, verdad y relato” (octubre de 2024)[4] aborda directamente el impacto de la IA en la inteligencia, cuestionando cómo las percepciones generadas por la IA se alinean con la búsqueda de la “verdad” y la “realidad”.

Su conceptualización de la “era post-todo” y el “mundo post-normal”, junto con la observación de la “creciente competencia de proveedores alternativos de información estratégica”, son puntos críticos. Esto subraya un cambio fundamental en el entorno de la inteligencia: la inteligencia tradicional ya no posee un monopolio sobre la información o el análisis valioso. Debe justificar activamente su existencia y demostrar su contribución única.

Este trabajo implica que las agencias de inteligencia deben pasar de ser meros recolectores de secretos a convertirse en sofisticados creadores de sentido y verificadores de información de diversas fuentes, incluida la inteligencia de fuentes abiertas. Su propuesta de valor reside cada vez más en su capacidad para proporcionar información autorizada, contextualizada y procesable que otros no pueden, especialmente en una era de sobrecarga de información y posible desinformación.

 

Cooperación en inteligencia y redes transnacionales

Palacios aboga constantemente por una mayor cooperación entre los servicios de inteligencia, especialmente dentro de regiones geopolíticas como la UE. Su artículo “Cooperación entre servicios de inteligencia” (2021)[5] destaca esta necesidad en el mundo posmoderno debido a las amenazas globales emergentes.

Reconoce la naturaleza paradójica de la cooperación en inteligencia, dadas la soberanía nacional y los intereses competitivos, pero argumenta que los beneficios mutuos, claros y sustanciales, impulsan dicha colaboración. También discute el papel de las “redes informales, de abajo hacia arriba” como crucial para el intercambio de inteligencia dentro de la UE, complementando las políticas formales de arriba hacia abajo.

El énfasis repetido en las “redes informales, de abajo hacia arriba” como la “columna vertebral” de la cooperación de inteligencia europea, a pesar de la existencia de estructuras formales, es una observación clave. Esto destaca una estrategia de adaptación pragmática ante los obstáculos políticos y de confianza inherentes a la integración formal completa. Las “dificultades inherentes a la hora de confiar información valiosa a terceros” y la “disparidad entre el intercambio de inteligencia a nivel de expertos y las prácticas de gobernanza comunitaria” impulsan la dependencia de los canales informales. Estas redes facilitan el intercambio de “mejores prácticas y conocimientos” donde los mecanismos formales podrían ser demasiado lentos o restrictivos.

Esto implica que, si bien el ideal de una agencia de inteligencia europea plenamente integrada puede estar lejano, la cooperación práctica se fomenta a través de relaciones adaptables y basadas en la confianza. Sin embargo, esto también plantea interrogantes sobre la sostenibilidad a largo plazo, la escalabilidad y la rendición de cuentas de los sistemas que dependen en gran medida de las conexiones personales informales.

 

Estructuras y cooperación de inteligencia europea (EU INTCEN/SITCEN)

Palacios ha publicado extensamente sobre la evolución y el funcionamiento de las estructuras de inteligencia de la UE, en particular el Centro de Análisis de Inteligencia de la UE (EU INTCEN), anteriormente conocido como Centro de Situación Conjunto (SITCEN), al que se incorporó en 2006.

Su trabajo “EU INTCEN: ¿una cultura transnacional europea de análisis de inteligencia?” (2019)[6], coescrito con Rubén Arcos, profundiza en la cultura analítica dentro del EU INTCEN, examinando el uso de técnicas analíticas estructuradas (SATs) y encontrando que estas están subutilizadas a pesar de la formación recibida. En “¿Hacia una Agencia Europea de Inteligencia?” (2020)[7], Palacios explora la transformación de la cooperación de inteligencia antiterrorista (CTIC) de la UE, de un modelo de comunidad de inteligencia estratégica a un conglomerado más fragmentado de redes bilaterales y multilaterales. Destaca el papel crucial de las redes informales en el intercambio de inteligencia dentro de la UE, dadas las dificultades inherentes para confiar información sensible a “terceros”.

El análisis de Palacios apunta consistentemente a una paradoja: si bien la UE aspira a una capacidad de inteligencia unificada (como lo implican el nombre “EU INTCEN” y la idea de una “cultura transnacional europea”), la realidad práctica es una compleja interacción de estructuras formales y redes informales vitales. Esto revela un desafío fundamental y continuo en la integración europea, específicamente dentro del delicado ámbito de la inteligencia. La “cláusula de seguridad nacional” en el Tratado de la UE y las divisiones políticas internas se identifican explícitamente como factores que disminuyen la eficacia de los esfuerzos nacionales de lucha contra el terrorismo y reducen la escala de la cooperación internacional de inteligencia. Esto establece un vínculo causal entre las limitaciones políticas y legales y la fragmentación operativa de la inteligencia de la UE, lo que lleva a una dependencia de mecanismos informales basados en la confianza para salvar estas brechas.

Esto sugiere que la visión de una “Agencia Europea de Inteligencia” plenamente integrada sigue siendo una aspiración, limitada por las culturas de seguridad nacional profundamente arraigadas y la falta de confianza entre los Estados miembros. La dependencia de las redes informales, aunque pragmática y eficaz en ciertos contextos, también implica limitaciones inherentes en la escalabilidad, la coherencia estratégica y la rendición de cuentas para la UE en su conjunto.

 

Análisis, formación y metodología de la Inteligencia

Palacios considera el análisis de inteligencia como una disciplina cada vez más formalizada que requiere enfoques y técnicas específicas más allá del aprendizaje tradicional basado en la práctica. Su artículo “Formación en análisis de inteligencia: una perspectiva europea” (2016)[8] examina cómo se utilizan en Europa los estándares y herramientas desarrollados en EE. UU., pero también destaca la necesidad de soluciones específicas europeas debido a la existencia de condiciones únicas.

Aboga por una metodología integral de análisis de inteligencia que integre técnicas analíticas estructuradas, creatividad, pensamiento crítico y construcción de sentido para reducir la ambigüedad y los sesgos para los tomadores de decisiones. Su trabajo también aborda el “lenguaje de los informes de inteligencia”, enfatizando el aspecto comunicativo de los productos de inteligencia. El hallazgo de que las Técnicas Analíticas Estructuradas (SATs) son “poco utilizadas en la práctica” a pesar de la formación recibida por los analistas es una observación empírica directa de una desconexión. Esto pone de manifiesto un problema recurrente en las organizaciones de inteligencia: la dificultad de integrar metodologías nuevas y más rigurosas en las rutinas operativas diarias. Este desajuste podría deberse a diversos factores, como las limitaciones de tiempo, la resistencia al cambio, una percepción de falta de utilidad inmediata o una preferencia por el juicio intuitivo. Sugiere que los programas de formación en inteligencia deben ir más allá de la mera instrucción para centrarse en la implementación práctica, la integración cultural y la demostración de los beneficios tangibles de las técnicas estructuradas en escenarios del mundo real.

 

 

 

 

[1]     Hulnick, A.S. (2006). What’s Wrong with the Intelligence Cycle. Intelligence and national Security, vol 21, no 6, pp. 959-979.

[2]     The impact of intelligence on decision-making: the EU and the Arab Spring, https://www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1080/02684527.2018.1434449.

[3]     The Role of Strategic Intelligence in the Post-Everything Age | Request PDF – ResearchGate, https://www.researchgate.net/publication/329258729_The_Role_of_Strategic_Intelligence_in_the_Post-Everything_Age.

[4]     Inteligencia artificial, verdad y relato. Blog Cátedra Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos. https://serviciosdeinteligencia.com/inteligencia-artificial-verdad-y-relato/.

[5]     Cooperación entre servicios de inteligencia: la dimensión regional – Redalyc, https://www.redalyc.org/journal/927/92768049002/92768049002.pdf.

[6]     EU INTCEN: a transnational European culture of intelligence analysis?, https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/02684527.2019.1649912

[7]     EU intelligence: On the road to a European Intelligence Agency? – ResearchGate, https://www.researchgate.net/publication/346407178_EU_intelligence_On_the_road_to_a_European_Intelligence_Agency

[8]     Intelligence Analysis Training: A European Perspective – Taylor & Francis Online, https://www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1080/23800992.2016.1150684.