José-Miguel Palacios

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Once años escribiendo sobre inteligencia (VI)

El principal problema interno fue la escasez de personas con vocación estrictamente teórica. Ortega me dijo más de una vez: «Julián, cuánto tiene usted que sufrir en este país, teniendo una cabeza teórica.» Podría haber agregado que quizá en cualquier país. En ocasiones me decía, pensando en hombres realmente eminentes: «¿Ve usted? Con todo su saber y su talento, no tiene sentido de la teoría, le falta cabeza teórica.»

Julián Marías, Una vida presente (1988)

 

 

 

Somos como enanos aupados a hombros de gigantes[i]. Si llegamos a algo, es apoyándonos en lo que consiguieron otros, aquellos que influyeron sobre nosotros. En muchos casos, por más que nos aupemos somos incapaces de superar esos modelos que, consciente o inconscientemente, nos han ayudado en nuestro camino.

La Inteligencia Artificial se ha interesado por las influencias que ha podido detectar en mi trabajo y alguna, desde luego, ha encontrado. Entramos en la que me parece la parte más floja de todo su informe, así que me he permitido complementarla con mi propia visión. Cargada, por supuesto, de subjetividad. Como no puede ser de otra forma.

 

Influencias

El trabajo de Palacios demuestra un compromiso con otras figuras prominentes en el campo, como William Shapcott, ex Director del Centro de Situación Conjunto (SITCEN) de la UE de 2001 a 2010. El artículo de Palacios «El impacto de la inteligencia en la toma de decisiones: la UE y la Primavera Árabe» (2018) cita explícitamente la obra de Shapcott de 2011 «Do They Listen? Communicating Warnings: An Intelligence Practitioner’s Perspective». Esto indica la conciencia de Palacios y su compromiso con los desafíos prácticos de la comunicación de inteligencia, un tema que Shapcott también abordó. El propio capítulo de Shapcott en Forecasting, Warning and Responding to Transnational Risks reflexiona sobre los desafíos específicos de comunicar advertencias en entornos multinacionales.

Esta conexión directa destaca una preocupación compartida sobre la eficacia de la inteligencia para influir en la política. La cita explícita de un profesional de alto nivel como William Shapcott por parte de Palacios, él mismo un exprofesional convertido en académico, es significativa. Esto demuestra un esfuerzo deliberado por basar la investigación académica en las realidades de las operaciones de inteligencia y la formulación de políticas. Significa una valiosa polinización cruzada de ideas entre los ámbitos teórico y práctico de la inteligencia. Este compromiso mejora la relevancia práctica y la credibilidad del trabajo académico de Palacios, asegurando que sus contribuciones teóricas estén informadas por, y aborden directamente, los desafíos del mundo real que enfrentan los profesionales de la inteligencia. Fomenta una comprensión más holística de la inteligencia como disciplina académica y como oficio práctico.

 

El autor, intentando enmendar la plana a la Inteligencia Artificial

Si tuviera que completar el trabajo realizado por la Inteligencia Artificial, hablaría de la influencia evidente recibida de los excelentes profesionales con los que he tenido el honor de trabajar. Por ejemplo, de Ilkka Salmi, director del EU INTCEN entre 2011-2015, cuya comprensión del papel de la inteligencia en la parte política del proceso de toma de decisiones es difícil de superar. Por ejemplo, de Emilio Alonso Manglano, que nos enseñó cómo una potencia media (España) podía tener una inteligencia exterior ambiciosa, que supo jugar de farol como solo los mejores son capaces de hacerlo[ii]. Desde luego, de muchos colegas cuyos nombres no son conocidos del público y que no voy a revelar. Ellos saben bien a quiénes me estoy refiriendo.

En el campo académico, me reconozco influido, sobre todo, por aquellos autores cuyo trabajo se encuentra más cerca de la práctica. Por eso, no es extraño que en mi “trinidad” de autores favoritos figuren tres gigantes con experiencia, más o menos extensa, dentro de la comunidad de inteligencia norteamericana: Tom Fingar, Robert Pillar y Stephen Marrin. A alguna distancia de ellos situaría a los componentes de mi “segunda trinidad”, de perfil algo más académico. Está compuesta por autores también muy estimables, que he leído mucho y siempre con provecho: Greg Treverton, Robert Jervis y Philip Tetlock.

Quizá parezca extraño que no incluya a autores europeos en ninguna de mis dos “trinidades”. Porque, desde luego, los hay y algunos de ellos tienen en su CV publicaciones de mucho nivel. Echo en falta, sin embargo, esa sólida combinación de rigor académico y experiencia práctica que se encuentra en algunos buenos autores americanos. En la Primera División de la disciplina, situaría a muy pocos colegas de nuestro lado del Atlántico. El más notable de ellos, David Omand[iii]. Tal vez nuestras generaciones hayan estado demasiado fascinadas por los norteamericanos como para atrevernos a explorar por nuestra cuenta, sin seguir las sendas que ellos han abierto.

Hablando de europeos, no puedo olvidar a la profesora Sieglinde Gstühl, que me dio la oportunidad de enseñar análisis de inteligencia a los alumnos del Colegio de Europa (Brujas), jóvenes brillantes de los que siempre pude aprender.

Me queda, por último, reconocer la influencia de algunos autores españoles que han trabajado sobre las realidades que mejor conocemos y cuyas reflexiones y hallazgos nos resultan, por ello, particularmente útiles. Muchos de ellos están o han estado ligados a la Cátedra Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos, de Fernando Velasco (URJC).

 

[i]     Según la célebre frase de Bernard de Chartres (siglo XII), utilizada después por Isaac Newton y por tantos otros.

[ii]     El General Alonso Manglano incorporó a muchos jóvenes a los cuadros del Servicio e hizo lo que estuvo en sus manos por despertar en ellos una curiosidad intelectual que debería estar siempre presente en los analistas de inteligencia. Cuando terminaban el Curso Básico de Inteligencia, les regalaba libros que esperaba leyeran. En 1987-88 fueron España Inteligible, de Julián Marías, y Los últimos años del siglo, de Raymond Aron. Una selección muy reveladora. 

[iii]    https://en.wikipedia.org/wiki/David_Omand (acceso: 03.10.2025).

Once años escribiendo sobre inteligencia (V)

«Viciadas las ideas por un axioma falso, vense todas las cosas muy diferentes de lo que son en sí; y los errores son tanto más peligrosos, cuanto el entendimiento descansa en más engañosa seguridad.»vidual insights and reputations.»

Jaime Balmes (1845)[i]

 

 

 

Tras terminar de examinar los trabajos que he ido publicando en revistas, la Inteligencia Artificial se ocupa también de los que más le han gustado entre los que han aparecido en blogs como este de la Cátedra de Servicios de Inteligencia.

El problema del programa de Inteligencia Artificial que utilizo es que llega a lo que llega y deja de lado lo que sus radares no llegan a captar. Nada sorprendente, porque ocurre también a las inteligencias naturales. Por ello, me he permitido añadir una última sección dedicada los “trabajos ocultos”. Muchos de ellos complementan los trabajos académicos (ya detectados y extractados) y ofrecen perspectivas más inmediatas, así como, en algunos casos, reflexiones sobre temas de actualidad en inteligencia.

 

Inteligencia artificial, verdad y relato[2]

Temas y Argumentos Clave: Palacios explora las implicaciones de la Inteligencia Artificial (IA) para la inteligencia, particularmente en lo que respecta a los conceptos de “verdad” y “realidad”. Cuestiona cómo la información generada por la IA se alinea con la búsqueda de la verdad en la inteligencia, utilizando un ejemplo de cómo preguntó a tres modelos de IA sobre el futuro de los Balcanes Occidentales. Enfatiza que la práctica de la inteligencia se basa en la suposición de que “la verdad existe” y es importante, aunque difícil de aprehender. El compromiso directo de Palacios con la IA y su impacto en la “verdad” y la “realidad” en la inteligencia representa una preocupación de vanguardia y profunda. Esto va más allá de los desafíos operativos para profundizar en las implicaciones filosóficas de las tecnologías emergentes en la función central de la inteligencia: la búsqueda y presentación objetiva del conocimiento fáctico. Esto destaca un desafío crítico y emergente para las comunidades de inteligencia: cómo integrar los conocimientos impulsados por la IA manteniendo la supervisión humana, el pensamiento crítico y el compromiso con la verdad verificable, especialmente en una era susceptible a los sesgos algorítmicos, los deepfakes y la construcción deliberada de “narrativas”. Sugiere un futuro en el que la inteligencia puede tener que ver tanto con la validación de la información como con su adquisición.

 

Inteligencia y democracia (clar i català)[3]

Temas y Argumentos Clave: Esta publicación sirve como una pieza fundamental que aclara la distinción entre “espionaje” (a menudo peyorativo, ilegal) e “inteligencia” (actividad legítima, generadora de conocimiento para gobiernos democráticos). Palacios argumenta que la inteligencia es esencial para la toma de decisiones informada y puede operar en dominios no ilegales. Al abordar explícitamente la confusión común entre “espionaje” e “inteligencia” y afirmar el papel legítimo de esta última, Palacios no solo define términos, sino que aboga activamente por una comprensión profesional y ética de la inteligencia. Esto revela su compromiso de dar forma al discurso público y profesional en torno a la función adecuada de la inteligencia en un estado democrático. Esta pieza sirve para educar a un público más amplio sobre las dimensiones profesionales y éticas de la inteligencia, trascendiendo las representaciones sensacionalistas y enfatizando su contribución vital, a menudo no reconocida, a la buena gobernanza.

 

Ucrania: ¿un fallo de la inteligencia estratégica norteamericana? (diciembre de 2023)[4]

Temas y Argumentos Clave: Esta publicación examina críticamente las afirmaciones de un “fallo masivo de inteligencia” por parte de la inteligencia estadounidense y ucraniana con respecto a la resiliencia del régimen político ruso y el sistema productivo en el contexto del conflicto de Ucrania. Refleja el análisis continuo de Palacios sobre los conflictos contemporáneos a través de una lente de inteligencia, aplicando el análisis “post-mortem” a los eventos actuales. La disposición de Palacios a abordar el tema altamente sensible del “fallo” de la inteligencia en un conflicto contemporáneo y en curso (Ucrania) demuestra un compromiso con la autoevaluación crítica dentro de la comunidad de inteligencia. Esto destaca una cultura de aprendizaje de los eventos pasados, en lugar de simplemente desestimarlos o defenderlos. Esto refuerza la idea de que la inteligencia es un campo dinámico y adaptable que debe evaluar constantemente su desempeño y metodologías en respuesta a realidades geopolíticas complejas y de rápido desarrollo, promoviendo una cultura de mejora continua.

 

Los trabajos que la Inteligencia Artificial no fue capaz de encontrar

Dios me libre de intentar enmendar la plana a la Inteligencia Artificial (cuyo nombre siempre escribimos con mayúsculas, en señal de respeto), pero hay algunos trabajos que ella no menciona y que a mí me siguen gustando. En bastantes casos, estas obras han escapado a su rastreo por figurar en libros que nadie ha llegado a glosar. En otros, por haber sido publicadas en recursos a los que el programa de IA ha prestado menos atención. Sea como fuere, añado algunos de mis favoritos personales, divididos en tres secciones:

La primera trataría sobre el concepto de inteligencia y está representada por algunos trabajos aparecidos en el blog Mosaico del GESI (Universidad de Granada)[5].  Así, por ejemplo, “Inteligencia: entender o anticipar”[6], “¿Dónde están los límites de la inteligencia?”[7], “Transmisión y recepción de la alerta estratégica”[8] o “Inteligencia estratégica, hoy”[9].

La segunda estaría más enfocada hacia cuestiones que, en líneas generales, podríamos llamar de “cooperación transnacional”. Entre ellas, por supuesto, la construcción de la inteligencia europea. Por mi experiencia profesional, parece que mi credibilidad ha sido particularmente alta en este terreno, así que, cuando me han invitado a colaborar en un libro, ha sido casi siempre sobre temas relacionados con este epígrafe. Así, escribí sobre la estructura de la inteligencia europea en un capítulo del libro de Dietrich y Sule Intelligence Law and Policies in Europe[10]. O en el volumen que coordinaron en 2016 los franceses Sébastien Laurent y Bernard Warusfel (Transformations et réformes de la sécurité et du renseignement en Europe)[11]. Sobre cooperación de inteligencia, en un sentido más amplio, está mi contribución al libro de Joan Anton-Mellón Teoría de la Inteligencia en Sistemas Políticos Democráticos[12].

Por último, he dedicado también un buen número de trabajos a cuestiones relacionadas con la metodología del análisis de inteligencia, un tema que siempre me ha apasionado. El primero de los que publiqué (revista Ejército) trataba sobre el ciclo de inteligencia y podemos adscribirlo a este grupo. Como también dos capítulos del Manual de Inteligencia[13], coordinado por Julián López-Muñoz. O un buen número de contribuciones que aparecieron entre 2017 y 2018 en el Blog Mosaico del Grupo de Estudios en Seguridad Internacional (Universidad de Granada).

En los últimos años, he publicado en el blog de la Cátedra Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos un par de trabajos sobre este tema: en torno a las ventajas y limitaciones de ACH (noviembre de 2023)[14], y sobre el uso en inteligencia del teorema de Bayes (junio de 2020)[15]. Este último mereció un duro comentario crítico en el canal El Búho Analítico, de Youtube[16]. Cuando escribes, intentas convencer, desde luego. Pero, al menos, buscas que te lean. Así que, como diría el presidente norteamericano George Bush (45), “mission accomplished”.

 

 

 

 

[1]     Balmes, J. (1845). El Criterio. Edición Project Gutenberg. Balmes, tildado a menudo de tradicionalista, no es un filósofo a la moda. Sin embargo, su defensa a ultranza del sentido común, su insistencia en conectar la filosofía con la vida real, resultan de enorme interés para el trabajo de análisis de inteligencia. A menudo, nos hemos obsesionado con las técnicas estructuradas o con las posibilidades de la Inteligencia Artificial, cuando en el mundo de la inteligencia la clave del éxito no es otra que el uso permanente del sentido común.

[2]     Palacios, J.M. (2024, 11 de octubre). Inteligencia artificial, verdad y relato. Blog Cátedra Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos. https://serviciosdeinteligencia.com/inteligencia-artificial-verdad-y-relato/.

[3]     Palacios, J.M. (2024, 3 de febrero). Inteligencia y democracia (clar i català). Blog Cátedra Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos. https://serviciosdeinteligencia.com/inteligencia-y-democracia-clar-i-catala/.

[4]     Palacios, J.M. (2024, 11 de enero). Ucrania: ¿un fallo de la inteligencia estratégica norteamericana? Blog Cátedra Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos. https://serviciosdeinteligencia.com/ucrania-un-fallo-de-la-inteligencia-estrategica-norteamericana/.

[5]     Los archivos de este blog pueden encontrarse en la página de Global Strategy: https://global-strategy.org/author/jose-miguel-palacios/.

[6]     Palacios, J.M. (2018, 4 de noviembre). Inteligencia: entender o anticipar. GESI (Grupo de Estudios en Seguridad Internacional), Blog de José-Miguel Palacios. https://global-strategy.org/inteligencia-entender-o-anticipar/.

[7]     Palacios, J.M. (2018, 1 de octubre). ¿Dónde están los límites de la inteligencia? GESI (Grupo de Estudios en Seguridad Internacional), Blog de José-Miguel Palacios. https://global-strategy.org/donde-estan-los-limites-de-la-inteligencia/.

[8]     Palacios, J.M. Transmisión y recepción de la alerta estratégica. GESI (Grupo de Estudios en Seguridad Internacional), Blog de José-Miguel Palacios. https://global-strategy.org/transmision-y-recepcion-de-la-alerta-estrategica/.

[9]     Palacios, J.M. (2018, 7 de enero). Inteligencia estratégica, hoy. GESI (Grupo de Estudios en Seguridad Internacional), Blog de José-Miguel Palacios. https://global-strategy.org/inteligencia-estrategica-hoy/.

[10]     Palacios, J.M. (2019). EU intelligence: On the road to a European Intelligence Agency? En Dietrich, J-H. and Sule, S., Intelligence Law and Policies in Europe. C.H. Beck, 201-234.

[11]   Palacios, J.M. (2016). L’expérience de l’INTCEN européen: un concept commun du renseignement pour une communauté culturellement diverse. En Laurent S.Y.; Warusfel, B. Transformations et réformes de la sécurité et du renseignement en Europe. Burdeos: Presses Universitaires de Bordeaux, 297-306.

[12]   Palacios, J.M. (2024). La cooperación de inteligencia y el nuevo paradigma. En Antón-Mellón, J. (ed). Teoría de la Inteligencia en Sistemas Políticos Democráticos. Valencia, Tirant lo Blanch, 299-315.

[13]   Palacios, J.M. (2019). Técnicas y métodos en el análisis de inteligencia. En López-Muñoz,(ed.). Manual de Inteligencia. Valencia: Tirant lo Blanch, 177-194. También, Inteligencia multinacional: el análisis en los centros de fusión. Misma obra, 227-244.

[14]   Palacios, J.M. (2023, 12 de noviembre). ACH: posibilidades y limitaciones. Blog Cátedra Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos. https://serviciosdeinteligencia.com/ach-posibilidades-y-limitaciones/

[15]   Palacios, J.M. (2020, 26 de junio). “Bayes ingenuo” en apoyo del análisis de inteligencia. Blog Cátedra Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos. https://serviciosdeinteligencia.com/bayes-ingenuo-en-apoyo-del-analisis-de-inteligencia/.

[16]   Comentario artículo José Miguel Palacios. https://www.youtube.com/watch?v=o7fmTxA4yZs.

Once años escribiendo sobre inteligencia (IV)

«The field of intelligence analysis is at an inflection point. Behind us, several decades of accomplishment and innovation, chastened at times by errors and shaped by cautious incrementalism. Ahead, a future—as in all knowledge industries—still coming into view but shaped by the powerful and potentially disruptive effects of artificial intelligence, big data, and machine learning on what has long been an intimately scaled human endeavor, often more art than science, and dependent on individual insights and reputations.»

Joseph W. Gartin (2019)[1] 

 

 

Una de las partes más fastidiosas de escribir un artículo es redactar el resumen. Parece mentira que, después de poner sobre el papel 9000 palabras pueda costar tanto añadir 200, pero es así. Por suerte, en el siglo XXI la IA puede hacerlo por nosotros. Y esto es lo que ha hecho con aquellos de mis artículos que le han gustado más.

El procesamiento de información es ya coto reservado para la IA. Así son las cosas.

 

Intelligence Education and the European Union’s External Action (2025)[2]

Temas y Argumentos Clave: Este próximo artículo (publicado en línea en marzo de 2025) examina el sistema anticipatorio de la UE y sus capacidades de inteligencia para informar su política exterior y de seguridad. Argumenta que el complejo sistema de inteligencia europeo requiere conocimientos y competencias especializadas para los futuros líderes y funcionarios europeos, enfatizando el papel de la educación superior. El artículo discute la introducción, el diseño del programa de estudios, el enfoque pedagógico y la implementación de un primer curso de análisis de inteligencia europea en el Colegio de Europa en 2014. Destaca la importancia de la educación en inteligencia para proporcionar conciencia situacional, explicaciones, predicciones y perspectivas estratégicas para la acción exterior de la UE. El enfoque en la “educación en inteligencia” para “futuros miembros de las élites administrativas de la UE y los Estados miembros de la UE” indica un enfoque estratégico y con visión de futuro para construir la capacidad de inteligencia. Esto resalta una estrategia deliberada para fortalecer los cimientos de la inteligencia de la UE a través del desarrollo del capital humano, reconociendo que un sistema de inteligencia sofisticado requiere personal bien capacitado. Este trabajo subraya la ambición de la UE de mejorar su eficacia como actor global, reconociendo que unas capacidades de inteligencia sólidas, cultivadas a través de una educación especializada, son fundamentales para lograr sus objetivos de política exterior y de seguridad.

 

Actores menores en la gran política: los conflictos armados de Kósovo y Georgia (2023)[3]

Relevancia para la Inteligencia: Aunque el título no menciona explícitamente la inteligencia, la trayectoria de Palacios incluye publicaciones sobre la “historia actual de los países de la antigua Unión Soviética y la antigua Yugoslavia”. Dada su experiencia en inteligencia y conflictos, es muy probable que esta obra, centrada en conflictos armados, incorpore una perspectiva de inteligencia para comprender estos eventos, incluso si no trata exclusivamente sobre los propios servicios de inteligencia. Es probable que utilice la inteligencia como lente para analizar las asimetrías de información, los fallos de advertencia o la comprensión estratégica dentro de estos contextos geopolíticos. La doble formación de Palacios como profesional de inteligencia y politólogo sugiere que su análisis de conflictos, aunque no trate explícitamente sobre agencias de inteligencia, se basaría implícitamente en metodologías de inteligencia. Esto destaca la aplicación interdisciplinaria del análisis de inteligencia, utilizando sus principios (por ejemplo, comprender las motivaciones de los actores, evaluar las lagunas de información, identificar las señales de advertencia) para interpretar eventos internacionales complejos. Esto demuestra que los estudios de inteligencia no se limitan al funcionamiento interno de las agencias, sino que ofrecen valiosas herramientas analíticas para comprender una amplia gama de fenómenos globales, particularmente en áreas de conflicto y seguridad.

 

Cooperación entre servicios de inteligencia (2021)[4]

Temas y Argumentos Clave: Este artículo argumenta que las características del mundo posmoderno imponen una cooperación cada vez más frecuente entre los servicios de inteligencia, particularmente dentro de las regiones geopolíticas. Reconoce la paradoja inherente de la cooperación entre entidades diseñadas para servir a los intereses nacionales, pero postula que los beneficios mutuos, claros y sustanciales impulsan dicha colaboración. El trabajo explora diversas modalidades de cooperación en inteligencia, enfatizando su continuidad histórica y su notable aumento desde el final de la Guerra Fría debido a las nuevas amenazas globales. Utiliza la Unión Europea como un caso de estudio clave y sugiere que América Latina, a pesar de su retraso, posee factores para una cooperación regional exitosa en inteligencia. El artículo afirma explícitamente que, si bien la inteligencia forma parte del “núcleo de soberanía” de un Estado y tradicionalmente sirve al interés nacional, la cooperación “ha existido siempre” y “ha aumentado notablemente” en la era posmoderna. Esto revela que la necesidad práctica y el “beneficio mutuo, claro y sustancial” son impulsores lo suficientemente poderosos como para superar las paradojas inherentes a la soberanía nacional en el intercambio de inteligencia. Esto sugiere una tendencia global hacia la interdependencia de la inteligencia impulsada por la naturaleza de las amenazas modernas (terrorismo transnacional, crimen organizado, guerra híbrida) que trascienden las fronteras nacionales y requieren respuestas colectivas, empujando a los Estados hacia una colaboración pragmática a pesar de las vacilaciones tradicionales.

 

On the Road to a European Intelligence Agency? (2020)[5]

Temas y Argumentos Clave: Este artículo examina la transformación de la cooperación de inteligencia antiterrorista (CTIC) dentro de la UE, argumentando un cambio de un modelo de comunidad de inteligencia estratégica a un conglomerado más fragmentado de redes bilaterales y multilaterales. Lo atribuye a factores como una interpretación restrictiva de la “cláusula de seguridad nacional” en el Tratado de la UE y las divisiones políticas internas. Palacios destaca que, a pesar de las políticas formales, las redes informales y de base entre los profesionales de la inteligencia son primordiales para un intercambio de información eficaz, dadas las cuestiones de confianza inherentes con los “extraños”. El documento cuestiona si una política de inteligencia europea altamente formalizada e institucionalizada es realmente necesaria o deseable, sugiriendo que un enfoque compatible que permita relaciones especiales y una cooperación flexible podría ser más eficaz. La mención explícita de la “interpretación restrictiva de la cláusula de seguridad nacional” como un factor clave que obstaculiza la integración de la inteligencia de la UE proporciona una explicación legal y política específica para el cambio observado hacia redes fragmentadas. Esta limitación legal, combinada con las divisiones políticas internas, conduce directamente a una menor eficacia en los esfuerzos nacionales de lucha contra el terrorismo y a una reducción de la cooperación internacional dentro de los marcos formales de la UE, lo que hace necesaria la dependencia de las redes informales. Este trabajo sugiere que el camino hacia un sistema de inteligencia europeo más integrado no se trata simplemente de crear nuevas instituciones, sino que requiere una reinterpretación o renegociación fundamental de los principios legales fundacionales que priorizan la soberanía nacional sobre la seguridad colectiva en el ámbito de la inteligencia.

 

EU INTCEN: a transnational European culture of intelligence analysis? (2019)[6]

Temas y Argumentos Clave: Este estudio investiga la cultura analítica dentro del EU INTCEN, centrándose en el uso de técnicas analíticas estructuradas (SATs). Revela que las SATs son “poco utilizadas en la práctica” por los analistas del EU INTCEN, a pesar de que la mayoría ha recibido alguna formación en ellas. El artículo sugiere que este hallazgo pone en duda la eficacia de ciertos métodos analíticos y destaca los desafíos en la integración de la evidencia en los procesos de formación. También aborda la idea de que el análisis de inteligencia es una forma de síntesis, que estructura la recopilación y reducción de datos sensoriales. El hallazgo de que las SATs son “poco utilizadas en la práctica” a pesar de la formación es una observación empírica directa de una desconexión. Esto pone de manifiesto un problema recurrente en las organizaciones de inteligencia: la dificultad de integrar metodologías nuevas y más rigurosas en las rutinas operativas diarias. Esto podría deberse a factores como las limitaciones de tiempo, la resistencia al cambio, una percepción de falta de utilidad inmediata o una preferencia por el juicio intuitivo. Sugiere que la formación en inteligencia debe ir más allá de la mera instrucción para centrarse en la implementación práctica, la integración cultural y la demostración de los beneficios tangibles de las técnicas estructuradas en escenarios del mundo real.

 

Coalitional Intelligence: The Strategic Role of Minor Partners (2019)[7]

Temas y Argumentos Clave: Si bien el resumen no se proporciona en los fragmentos, el título sugiere fuertemente una exploración de cómo los estados o entidades más pequeños contribuyen a los esfuerzos de inteligencia dentro de coaliciones más grandes. Esto probablemente implica analizar la dinámica del intercambio de información, las capacidades especializadas y el valor estratégico que los socios menores aportan a los esfuerzos colectivos de inteligencia. Dado el enfoque de Palacios en la cooperación de inteligencia de la UE, esto encajaría dentro del tema más amplio del multilateralismo y la interdependencia en la inteligencia, potencialmente argumentando en contra de una visión puramente jerárquica del poder de la inteligencia. El título “Inteligencia de coalición: el papel estratégico de los socios menores” indica un alejamiento del análisis de inteligencia tradicional que a menudo se centra en las grandes potencias. Esto implica una comprensión más matizada de los ecosistemas de inteligencia, donde incluso los actores más pequeños poseen capacidades o acceso únicos que pueden ser estratégicamente invaluables para una coalición más grande. Este trabajo probablemente contribuye a un modelo más inclusivo y eficaz de cooperación en inteligencia, alentando a los socios más grandes a buscar e integrar activamente las contribuciones de los aliados más pequeños, fortaleciendo así el panorama general de la inteligencia y la seguridad colectiva.

 

The impact of intelligence on decision-making: the EU and the Arab Spring (2018)[8]

Temas y Argumentos Clave: Este artículo realiza un “análisis post-mortem” de la evaluación de inteligencia de todas las fuentes de la UE de 2007, “Worst Case Scenarios for the Narrower Middle East” (SIT-6577/07). Destaca que esta evaluación predijo con precisión eventos clave de la Primavera Árabe, un aumento del terrorismo antieuropeo y un incremento de los flujos de refugiados. A pesar de esta advertencia precisa, hubo una notable “falta de respuesta política”. El artículo investiga por qué esta advertencia fue ineficaz, citando factores como la distribución limitada del informe y la ausencia de procesos establecidos en las instituciones de la UE para gestionar las advertencias tempranas. También aborda el papel del Alto Representante Javier Solana en la toma de decisiones de la PCSD. El hallazgo central de una advertencia precisa que no logró una respuesta política se atribuye directamente a la “distribución limitada” y la “falta de procesos establecidos”. Esto profundiza en el análisis, pasando de la simple identificación de un “fallo de advertencia” a la identificación de las deficiencias institucionales y de procedimiento como la causa raíz. Destaca que la eficacia de la inteligencia no depende solo de la producción, sino también del consumo y la integración en el ciclo de políticas. Esta investigación ofrece lecciones cruciales para mejorar la utilidad de la inteligencia, particularmente en entornos multilaterales complejos como la UE. Sugiere que las inversiones en la producción de inteligencia deben ir acompañadas de inversiones igualmente sólidas en mecanismos de difusión, integración de políticas y fomento de una cultura de “cliente” receptiva dentro de las estructuras gubernamentales.

 

The Role of Strategic Intelligence in the Post-Everything Age (2018)[9]

Temas y Argumentos Clave: Palacios sostiene que la «inteligencia clásica» tradicional lucha por adaptarse a la “era post-todo”, un nuevo mundo caracterizado por objetivos y reglas en constante cambio. Señala que la inteligencia se enfrenta a una creciente competencia de otros “proveedores de información estratégica” y debe “reinventarse” para encontrar nuevos roles exitosos en este entorno “post-normal” de caos, complejidad y contradicciones. El artículo sugiere que una nueva función para la inteligencia estratégica es verificar rápidamente los informes de prensa para informar a los responsables políticos. También aborda la idea de que la inteligencia está evolucionando hacia dos disciplinas distintas, táctica/operacional y estratégica, adaptándose de manera diferente a los nuevos requisitos. El concepto de la “era post-todo” y la observación de la “creciente competencia de proveedores alternativos de información estratégica” son fundamentales. Esto subraya un cambio fundamental en el entorno de la inteligencia: la inteligencia tradicional ya no tiene el monopolio de la información o el análisis valioso. Debe justificar activamente su existencia y demostrar su contribución única. Este trabajo implica que las agencias de inteligencia deben pasar de ser meros recolectores de secretos a convertirse en sofisticados creadores de sentido y verificadores de información de diversas fuentes, incluida la inteligencia de fuentes abiertas. Su propuesta de valor reside cada vez más en su capacidad para proporcionar información autorizada, contextualizada y procesable que otros no pueden, especialmente en una era de sobrecarga de información y posible desinformación.

 

Intelligence Analysis Training: A European Perspective (2016)[10]

Temas y Argumentos Clave: Este artículo aborda la creciente disciplina académica de la inteligencia y la formalización de la formación en análisis de inteligencia. Observa que los estándares y herramientas desarrollados en EE. UU. son ampliamente adoptados, pero argumenta la necesidad de soluciones específicas europeas debido a problemas y condiciones regionales únicas. El documento se centra en el programa de formación interno del EU INTCEN, sugiriendo que refleja tendencias más amplias en la comunidad de inteligencia europea. Aboga por una metodología integral que combine técnicas analíticas estructuradas, creatividad, pensamiento crítico y construcción de sentido para reducir la ambigüedad y los sesgos en los productos de inteligencia. El argumento de que, si bien los modelos estadounidenses son ampliamente utilizados, “Europa debería desarrollar sus propias soluciones” es un punto crucial. Esto destaca que la inteligencia, a pesar de algunos principios universales, está profundamente arraigada en contextos políticos, culturales y operativos nacionales y regionales. Un enfoque de formación “talla única” puede no ser óptimo. Esto sugiere que la formación y el desarrollo eficaces en inteligencia requieren una comprensión matizada de las especificidades locales, los marcos legales y las culturas organizativas. Para la UE, esto significa desarrollar un paradigma de formación que tenga en cuenta su entorno multinacional, multilingüe y multipilar único, fomentando una “cultura analítica europea” distinta.

 

Hacia un concepto europeo de inteligencia (2014)[11]

Temas y Argumentos Clave: Si bien no se proporciona un resumen directo en los fragmentos, este artículo es citado frecuentemente en obras posteriores de Palacios (por ejemplo) por proporcionar “más detalles sobre las diferentes culturas y sistemas de formación de inteligencia europeos”. Dado su título, “Hacia un concepto europeo de inteligencia”, es probable que establezca argumentos fundamentales para el desarrollo de un enfoque europeo distinto de la inteligencia, considerando sus desafíos y oportunidades únicas de cooperación. Exploraría los fundamentos teóricos y las implicaciones prácticas de dicho concepto, abordando potencialmente la evolución histórica y la trayectoria futura de la identidad de la inteligencia europea. El título mismo “Hacia un concepto europeo de inteligencia” implica que dicho concepto es incipiente o aún no está completamente definido. Esto indica un proyecto intelectual y político en curso para articular un paradigma de inteligencia europeo único, distinto de los modelos nacionales o del enfoque dominante de EE. UU. El hecho de que se cite en trabajos posteriores como fuente para “culturas y sistemas de formación de inteligencia europeos” sugiere su carácter fundacional. Este trabajo sirve como piedra angular para comprender la agenda académica más amplia de Palacios, que busca constantemente definir y fortalecer el papel de la UE en el panorama global de la inteligencia. Destaca el esfuerzo intelectual necesario para forjar una identidad de inteligencia colectiva entre diversos estados soberanos.

 

Los servicios de inteligencia en las democracias del siglo XXI (2022)[12]

Temas y Argumentos Clave: El resumen no se proporciona. Sin embargo, dado el título “Los servicios de inteligencia en las democracias del siglo XXI”, es probable que esta obra aborde los desafíos y responsabilidades de las agencias de inteligencia que operan dentro de marcos democráticos. Esto podría incluir cuestiones de supervisión, rendición de cuentas, consideraciones éticas y el equilibrio entre las necesidades de seguridad y las libertades civiles en un contexto contemporáneo. Se alinea con el interés más amplio de Palacios en la legitimidad del trabajo de inteligencia para los gobiernos democráticos y la naturaleza cambiante de la inteligencia en la era moderna. El título “Los servicios de inteligencia en las democracias del siglo XXI” señala un enfoque en la tensión inherente entre la naturaleza clandestina de la inteligencia y los principios de transparencia y rendición de cuentas fundamentales para las democracias. Esto sugiere que Palacios aborda un desafío persistente y complejo para las agencias de inteligencia a nivel mundial, pero dentro del contexto específico de la gobernanza democrática contemporánea. Este trabajo probablemente contribuye al discurso crítico en curso sobre la gobernanza de la inteligencia, enfatizando la necesidad de marcos legales sólidos, supervisión parlamentaria y confianza pública para garantizar que los servicios de inteligencia operen de manera efectiva, ética y legítima en sociedades democráticas cada vez más complejas e interconectadas.

 

[1]     Gartin, JW (2019). The future of analysis. Studies in Intelligence, 63(2), Extracts. https://www.cia.gov/resources/csi/static/Future-of-Analysis.pdf

[2]     Arcos, R. & Palacios, JM (2025). Intelligence Education and the European Union’s External Action. International Journal of Intelligence and CounterIntelligence, DOI:10.1080/08850607.2025.2454821.

[3]     Palacios, J.M. (2023). Actores menores en la gran política: los conflictos armados de Kósovo y Georgia. Anuario Electrónico de Estudios en Comunicación Social “Disertaciones”, 16(2). https://doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/disertaciones/a.12493.

[4]    Palacios, J.M. (2021). Cooperación entre servicios de inteligencia: la dimensión regional. Revista de Relaciones Internacionales, Estrategia y Seguridad 16 (1), 13-28. https://doi.org/10.18359/ries.5037.

[5]    Palacios, J.M. (2020). On the Road to a European Intelligence Agency? International Journal of Intelligence and CounterIntelligence, 33:3, 483-491. DOI:10.1080/08850607.2020.1754670.

[6]     Arcos, R; Palacios, J.M. (2020). EU INTCEN: a transnational European culture of intelligence analysis?, Intelligence and National Security,  35:1, 72-94. DOI:10.1080/02684527.2019.1649912.

[7]    Palacios, J.M. (2019). Coalitional Intelligence: The Strategic Role of Minor Partners. Journal of European and American Intelligence Studies 2:1 (June 2019), 7-20.

[8]    Arcos, R; Palacios, J.M. (2018). The impact of intelligence on decision-making: the EU and the Arab Spring. Intelligence and National Security 33:5, 737-754. DOI:10.1080/02684527.2018.1434449.

[9]   Palacios, J.M. (2018). The Role of Strategic Intelligence in the Post-Everything Age. International Journal of Intelligence, Security and Public Affairs 20:3, 181-203. DOI:10.1080/23800992.2018.1532181.

[10]    Palacios, J.M. (2016). Intelligence Analysis Training: a European Perspective. The International Journal of Intelligence, Security, and Public Affairs, 18, 1, 34-56. DOI:10.1080/23800992.2016.1150684.

[11]     Palacios, J.M. (2014). Hacia un Concepto Europeo de Inteligencia. Inteligencia y Seguridad. Revista de Análisis y Prospectiva, 16, 99-123.

[12]    Palacios, J.M. (2022). Los servicios de inteligencia en las democracias del siglo XXI. Revista de Occidente 493, 20-30.

Once años escribiendo sobre inteligencia (III)

«Finally, the idea that decision makers wait for the delivery of intelligence before making policy decisions is equally incorrect. In the modern era, policy officials seem to want intelligence to support policy rather than to inform it. «

Arthur Hulnick (2006)[1]

 

 

 

En esta tercera entrega, la Inteligencia Artificial explora los que entienden que han sido los grandes temas que he ido desarrollando en mis trabajos. Creo que sí, que acierta.

He cambiado el orden de los factores (que la Inteligencia Artificial me perdone). En las matemáticas conmutativas, el orden no altera el producto, pero en los trabajos de inteligencia ocurre con frecuencia todo lo contrario.

 

El Impacto de la Inteligencia en la Toma de Decisiones y la Política

Una parte significativa del trabajo de Palacios explora el papel crítico de la inteligencia en la información de los procesos de toma de decisiones, particularmente a nivel estratégico. En “El impacto de la inteligencia en la toma de decisiones: la UE y la Primavera Árabe” (2018)[2], coescrito con Rubén Arcos, realiza un análisis post-mortem de la evaluación de inteligencia de todas las fuentes de la UE de 2007, “Worst Case Scenarios for the Narrower Middle East” (SIT-6577/07). Esta evaluación predijo con precisión elementos de la Primavera Árabe y desafíos relacionados; sin embargo, la respuesta política fue insuficiente. La observación central de una advertencia precisa que no logra una respuesta política se atribuye directamente a la “distribución limitada del informe y la falta de procesos establecidos en las instituciones de la UE para qué hacer con las advertencias tempranas”.

Esto profundiza en el análisis, pasando de la simple identificación de un “fallo de advertencia” a la identificación de las deficiencias institucionales y de procedimiento como la causa raíz. Destaca que la eficacia de la inteligencia no depende únicamente de su calidad o puntualidad, sino también de la “receptividad” del aparato de toma de decisiones y de la existencia de mecanismos sólidos para la integración de la inteligencia en la política.

Esta investigación proporciona lecciones cruciales para mejorar la utilidad de la inteligencia, especialmente en entornos multilaterales complejos como la UE. Sugiere que las inversiones en la producción de inteligencia deben ir acompañadas de inversiones igualmente sólidas en mecanismos de difusión, integración de políticas y fomento de una cultura de “cliente” receptiva dentro de las estructuras gubernamentales.

 

La Inteligencia en la «era post-todo” y los desafíos contemporáneos

Palacios aborda la naturaleza cambiante de la inteligencia en “El papel de la inteligencia estratégica en la era post-todo” (2018)[3]. Argumenta que la “inteligencia clásica”, desarrollada en el mundo moderno, lucha por adaptarse a un “nuevo mundo donde los objetivos son diferentes y las reglas del juego… cambian continuamente”.

Señala que la inteligencia se enfrenta a una creciente competencia de “proveedores alternativos de información estratégica”. Esto obliga a la inteligencia a “reinventarse” y encontrar nuevos roles exitosos en un entorno “post-normal” caracterizado por el caos, la complejidad y las contradicciones. Su reciente publicación de blog “Inteligencia artificial, verdad y relato” (octubre de 2024)[4] aborda directamente el impacto de la IA en la inteligencia, cuestionando cómo las percepciones generadas por la IA se alinean con la búsqueda de la “verdad” y la “realidad”.

Su conceptualización de la “era post-todo” y el “mundo post-normal”, junto con la observación de la “creciente competencia de proveedores alternativos de información estratégica”, son puntos críticos. Esto subraya un cambio fundamental en el entorno de la inteligencia: la inteligencia tradicional ya no posee un monopolio sobre la información o el análisis valioso. Debe justificar activamente su existencia y demostrar su contribución única.

Este trabajo implica que las agencias de inteligencia deben pasar de ser meros recolectores de secretos a convertirse en sofisticados creadores de sentido y verificadores de información de diversas fuentes, incluida la inteligencia de fuentes abiertas. Su propuesta de valor reside cada vez más en su capacidad para proporcionar información autorizada, contextualizada y procesable que otros no pueden, especialmente en una era de sobrecarga de información y posible desinformación.

 

Cooperación en inteligencia y redes transnacionales

Palacios aboga constantemente por una mayor cooperación entre los servicios de inteligencia, especialmente dentro de regiones geopolíticas como la UE. Su artículo “Cooperación entre servicios de inteligencia” (2021)[5] destaca esta necesidad en el mundo posmoderno debido a las amenazas globales emergentes.

Reconoce la naturaleza paradójica de la cooperación en inteligencia, dadas la soberanía nacional y los intereses competitivos, pero argumenta que los beneficios mutuos, claros y sustanciales, impulsan dicha colaboración. También discute el papel de las “redes informales, de abajo hacia arriba” como crucial para el intercambio de inteligencia dentro de la UE, complementando las políticas formales de arriba hacia abajo.

El énfasis repetido en las “redes informales, de abajo hacia arriba” como la “columna vertebral” de la cooperación de inteligencia europea, a pesar de la existencia de estructuras formales, es una observación clave. Esto destaca una estrategia de adaptación pragmática ante los obstáculos políticos y de confianza inherentes a la integración formal completa. Las “dificultades inherentes a la hora de confiar información valiosa a terceros” y la “disparidad entre el intercambio de inteligencia a nivel de expertos y las prácticas de gobernanza comunitaria” impulsan la dependencia de los canales informales. Estas redes facilitan el intercambio de “mejores prácticas y conocimientos” donde los mecanismos formales podrían ser demasiado lentos o restrictivos.

Esto implica que, si bien el ideal de una agencia de inteligencia europea plenamente integrada puede estar lejano, la cooperación práctica se fomenta a través de relaciones adaptables y basadas en la confianza. Sin embargo, esto también plantea interrogantes sobre la sostenibilidad a largo plazo, la escalabilidad y la rendición de cuentas de los sistemas que dependen en gran medida de las conexiones personales informales.

 

Estructuras y cooperación de inteligencia europea (EU INTCEN/SITCEN)

Palacios ha publicado extensamente sobre la evolución y el funcionamiento de las estructuras de inteligencia de la UE, en particular el Centro de Análisis de Inteligencia de la UE (EU INTCEN), anteriormente conocido como Centro de Situación Conjunto (SITCEN), al que se incorporó en 2006.

Su trabajo “EU INTCEN: ¿una cultura transnacional europea de análisis de inteligencia?” (2019)[6], coescrito con Rubén Arcos, profundiza en la cultura analítica dentro del EU INTCEN, examinando el uso de técnicas analíticas estructuradas (SATs) y encontrando que estas están subutilizadas a pesar de la formación recibida. En “¿Hacia una Agencia Europea de Inteligencia?” (2020)[7], Palacios explora la transformación de la cooperación de inteligencia antiterrorista (CTIC) de la UE, de un modelo de comunidad de inteligencia estratégica a un conglomerado más fragmentado de redes bilaterales y multilaterales. Destaca el papel crucial de las redes informales en el intercambio de inteligencia dentro de la UE, dadas las dificultades inherentes para confiar información sensible a “terceros”.

El análisis de Palacios apunta consistentemente a una paradoja: si bien la UE aspira a una capacidad de inteligencia unificada (como lo implican el nombre “EU INTCEN” y la idea de una “cultura transnacional europea”), la realidad práctica es una compleja interacción de estructuras formales y redes informales vitales. Esto revela un desafío fundamental y continuo en la integración europea, específicamente dentro del delicado ámbito de la inteligencia. La “cláusula de seguridad nacional” en el Tratado de la UE y las divisiones políticas internas se identifican explícitamente como factores que disminuyen la eficacia de los esfuerzos nacionales de lucha contra el terrorismo y reducen la escala de la cooperación internacional de inteligencia. Esto establece un vínculo causal entre las limitaciones políticas y legales y la fragmentación operativa de la inteligencia de la UE, lo que lleva a una dependencia de mecanismos informales basados en la confianza para salvar estas brechas.

Esto sugiere que la visión de una “Agencia Europea de Inteligencia” plenamente integrada sigue siendo una aspiración, limitada por las culturas de seguridad nacional profundamente arraigadas y la falta de confianza entre los Estados miembros. La dependencia de las redes informales, aunque pragmática y eficaz en ciertos contextos, también implica limitaciones inherentes en la escalabilidad, la coherencia estratégica y la rendición de cuentas para la UE en su conjunto.

 

Análisis, formación y metodología de la Inteligencia

Palacios considera el análisis de inteligencia como una disciplina cada vez más formalizada que requiere enfoques y técnicas específicas más allá del aprendizaje tradicional basado en la práctica. Su artículo “Formación en análisis de inteligencia: una perspectiva europea” (2016)[8] examina cómo se utilizan en Europa los estándares y herramientas desarrollados en EE. UU., pero también destaca la necesidad de soluciones específicas europeas debido a la existencia de condiciones únicas.

Aboga por una metodología integral de análisis de inteligencia que integre técnicas analíticas estructuradas, creatividad, pensamiento crítico y construcción de sentido para reducir la ambigüedad y los sesgos para los tomadores de decisiones. Su trabajo también aborda el “lenguaje de los informes de inteligencia”, enfatizando el aspecto comunicativo de los productos de inteligencia. El hallazgo de que las Técnicas Analíticas Estructuradas (SATs) son “poco utilizadas en la práctica” a pesar de la formación recibida por los analistas es una observación empírica directa de una desconexión. Esto pone de manifiesto un problema recurrente en las organizaciones de inteligencia: la dificultad de integrar metodologías nuevas y más rigurosas en las rutinas operativas diarias. Este desajuste podría deberse a diversos factores, como las limitaciones de tiempo, la resistencia al cambio, una percepción de falta de utilidad inmediata o una preferencia por el juicio intuitivo. Sugiere que los programas de formación en inteligencia deben ir más allá de la mera instrucción para centrarse en la implementación práctica, la integración cultural y la demostración de los beneficios tangibles de las técnicas estructuradas en escenarios del mundo real.

 

 

 

 

[1]     Hulnick, A.S. (2006). What’s Wrong with the Intelligence Cycle. Intelligence and national Security, vol 21, no 6, pp. 959-979.

[2]     The impact of intelligence on decision-making: the EU and the Arab Spring, https://www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1080/02684527.2018.1434449.

[3]     The Role of Strategic Intelligence in the Post-Everything Age | Request PDF – ResearchGate, https://www.researchgate.net/publication/329258729_The_Role_of_Strategic_Intelligence_in_the_Post-Everything_Age.

[4]     Inteligencia artificial, verdad y relato. Blog Cátedra Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos. https://serviciosdeinteligencia.com/inteligencia-artificial-verdad-y-relato/.

[5]     Cooperación entre servicios de inteligencia: la dimensión regional – Redalyc, https://www.redalyc.org/journal/927/92768049002/92768049002.pdf.

[6]     EU INTCEN: a transnational European culture of intelligence analysis?, https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/02684527.2019.1649912

[7]     EU intelligence: On the road to a European Intelligence Agency? – ResearchGate, https://www.researchgate.net/publication/346407178_EU_intelligence_On_the_road_to_a_European_Intelligence_Agency

[8]     Intelligence Analysis Training: A European Perspective – Taylor & Francis Online, https://www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1080/23800992.2016.1150684.

Once años escribiendo sobre inteligencia (II)

«Even if it comes  from the military area, intelligence is not the same as espionage, not even with the economic one, as it is governed by codes of  professional conduct and therefore the entire process of collecting and processing data is placed in the ethical and legal area.»

Alina Hagiu y Marinela Tanasnovici (2013)[1]

 

 

 

La Inteligencia Artificial empezaba su informe con una sección que titulaba Definición de “Asuntos de Inteligencia”. Se trataba de dejar claro que la inteligencia no es espionaje, sino, ante todo, generación de conocimiento en beneficio del proceso de toma de decisiones. Una actividad perfectamente legítima, de la que nadie tendría que avergonzarse[2].   

Me parece muy bien esta opción de la Inteligencia Artificial. Si tenemos que hablar de algo (de inteligencia, por ejemplo) hay que empezar dejando claro de qué se trata.

Distinción entre Inteligencia y Espionaje

Palacios[3] subraya una distinción conceptual clara entre “inteligencia” y “espionaje”, un punto que aborda en su publicación de blog “Inteligencia y democracia (clar i català)”[4]. Observa que el discurso público a menudo confunde ambos términos, especialmente en un sentido peyorativo al referirse al “espionaje” como una actividad reprobable.

Argumenta que la inteligencia, como función organizacional, puede y debe operar en áreas que no son ilegales, particularmente en su función primordial de apoyar a los gobiernos con la información necesaria para una toma de decisiones correcta. Tomar decisiones sin estar debidamente informado se considera una “insensatez” y un “fraude a los ciudadanos” cuando se involucran fondos públicos. Esta postura no es meramente una definición terminológica; es una declaración fundamental sobre el papel legítimo y necesario de la inteligencia en la gobernanza democrática, trascendiendo las connotaciones sensacionalistas o ilícitas a menudo asociadas con el “espionaje”.

Esta comprensión subyacente revela su marco conceptual para la inteligencia, que es más amplio y legítimo de lo que comúnmente se percibe. Tal distinción es crucial para comprender los parámetros éticos y funcionales de los servicios de inteligencia en las sociedades democráticas, un tema que probablemente sustenta debates sobre la gobernanza, la supervisión y la percepción pública de la inteligencia. Implica que la inteligencia, tal como él la define, es un servicio público vital, no simplemente una operación encubierta.

 

Inteligencia estratégica frente a inteligencia táctica y generación de conocimiento

Palacios se adhiere a la perspectiva de que “la inteligencia es conocimiento”, citando la definición de inteligencia estratégica de Sherman Kent. Concibe la inteligencia como una función crucial para la generación de conocimiento, indispensable en una sociedad basada en la información.

Diferencia entre la inteligencia estratégica, que apoya a los gobiernos y los altos mandos militares en la toma de decisiones políticas y estratégicas, y la inteligencia táctica, que proporciona evaluaciones de riesgos para despliegues específicos o embajadas. Su reiterado énfasis en que “la inteligencia es conocimiento” y su descripción como un “servicio a un cliente” denotan una perspectiva pragmática y orientada a la utilidad. Su experiencia como Jefe de la División de Análisis en el EU INTCEN refuerza esta visión.

Esta postura destaca que la inteligencia, según su concepción, no es un fin en sí misma, sino un medio para capacitar a los tomadores de decisiones, reduciendo la ambigüedad y generando comprensión, especialmente en entornos globalizados complejos. Esta perspectiva vincula directamente el valor de la inteligencia a su eficacia en la formulación de políticas. Si la inteligencia se centra principalmente en generar conocimiento para un “cliente”, su éxito depende de una comunicación clara, la comprensión de las necesidades del cliente y la adaptación a paisajes de información en constante evolución. Esto se relaciona directamente con su trabajo sobre la “brecha entre la advertencia y la respuesta” y los desafíos de comunicar advertencias.

 

 

[1]     Hagiu, A., & Tanascovici, M. (2013). Competitive intelligence in the knowledge-based organisation. Network Intelligence Studies, 1. P. 45.

[2]     Miguel Delibes escribió: “cuando el hombre tiene que esconderse para hacer una cosa, es que esa cosa que hace no está bien hecha”. En Castilla, lo castellano y los castellanos, edición de Espasa (1999), p. 76. El mundo real es mucho más complicado que los pequeños pueblos castellanos que describía Delibes.

[3]     Respetaré sin (apenas) cambios el texto que me ofrece el programa de Inteligencia Artificial que he utilizado. Lo que me lleva a “hablar” de mí mismo haciendo un uso aparentemente mayestático de la tercera persona. Mil perdones…

[4]     Inteligencia y democracia (clar i català) Blog Cátedra Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos. https://serviciosdeinteligencia.com/inteligencia-y-democracia-clar-i-catala/.  

Once años escribiendo sobre inteligencia (I)

«La mayoría de los errores que se producen en la toma de decisiones son fallos de análisis…»

Fernando Velasco (2019) [1]

 

 

En 2014, publiqué mi primer trabajo sobre inteligencia[2] y en 2025, el que probablemente será el último[3]. Son todos ellos trabajos cortos (relativamente) y en cada uno de trato una cuestión particular. Al cabo de todos estos años, empiezo a preguntarme si en su conjunto conforman un todo coherente. Si podemos considerar cada uno de ellos un ladrillo más de un muro único. O si, por el contrario, se trata de obras independientes, con escasa ligazón entre ellas.

Para asegurar que la respuesta fuera lo más objetiva posible, utilicé un sistema de inteligencia artificial, el programa Gemini, de Google. Del texto recibido he suprimido algunos pormenores cuya omisión no afecta a la comprensión del argumento general, pero he incorporado también algunas consideraciones propias cuando mi visión personal difería mucho de lo que Gemini me estaba proporcionando.

Pertenezco a una determinada generación y mi visión de la inteligencia, al menos durante la etapa final de mi carrera, puede enmarcarse en el “nuevo paradigma” surgido (más bien, consolidado) a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001[4]. Algunas características de este paradigma que ha orientado mi trabajo, mis lecturas y mis escritos:

  • Importancia del análisis: no bastaba con “saber” cosas, había que entender su significado.
  • Inteligencia concebida como servicio al cliente: lo que al cliente no le interesa, o lo que no puede comprender, carece por completo de valor.
  • Apertura a los logros y enfoques de otras ciencias sociales, como forma de aumentar la calidad del producto de inteligencia (y también su credibilidad ante los clientes).

Durante los últimos años, en particular a causa de la guerra de Ucrania y del espectacular desarrollo de la Inteligencia Artificial, nuestra disciplina está sufriendo cambios profundos. Está mutando. Nuestra época, la época que conocí, se esfuma y una nueva inteligencia está naciendo.

De esta nueva inteligencia hablaremos algo en la última sección de este trabajo. Para llegar hasta ella, atravesaremos antes lo que la Inteligencia Artificial (el programa Gemini) ha resumido de las obras que he ido publicando a lo largo de los últimos once años.

Continuará (espero)…

 

[1]     Velasco, F. (2019). Analizar para decidir: la dimensión ética. CEID, Anuario 2019. 111-118.

[2]     Palacios, J.M. (2014). Militares y civiles españoles sobre el Ciclo de Inteligencia. Ejército, 883, 6-12.

[3]     Arcos, R. & Palacios, JM (2025). Intelligence Education and the European Union’s External Action. International Journal of Intelligence and CounterIntelligence, DOI:10.1080/08850607.2025.2454821.

[4]    En la literatura académica son frecuentes las alusiones a un “nuevo paradigma”, que se repiten periódicamente. La más antigua que tengo registrada figura en Reg Whitaker (1992). Security and Intelligence in the Post-Cold War World. Socialist Register, 28; 111-130.

Inteligencia artificial, verdad y relato

Si deseamos pensar bien, hemos de procurar conocer la verdad, es decir la realidad de las cosas. ¿De qué sirve discurrir con sutileza, ó con profundidad aparente, si el pensamiento no está conforme con la realidad?

Jaime Balmes, El Criterio (1845)

 

 

Hace unos meses, el periodista kosovés (y kosovar) Veton Surroi tuvo la ocurrencia de preguntar a tres máquinas de inteligencia artificial (Gemini de Google, CoPilot de Microsoft y ChatGPT) cómo veían el futuro de los Balcanes Occidentales hacia 2030. La respuesta unificada, que Surroi publicó en Koha (diario de Pristina en lengua albanesa), era probablemente similar al informe que la próxima jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, habrá recibido de sus futuros subordinados en estas semanas finales de preparación antes de asumir sus funciones[1]. Es, al menos, lo que Surroi imagina. Y conoce suficientemente bien el funcionamiento de las instituciones occidentales como para que aceptemos que, probablemente, no se equivoca demasiado.

Como nos recuerda el periodista kosovés, “la inteligencia artificial no puede producir algo que no exista en el discurso público”, lo que significa que el supuesto informe interno para la señora Kallas deriva necesariamente de lo que los responsables europeos de distinto nivel han declarado durante los últimos años. Un eurooptimista se felicitaría por ello: la Unión Europea es tan transparente que su política real coincide al cien por cien con la declarada. Un europesimista respondería que, en realidad, la Unión Europea carece de política, que todo es relato, que el relato surge de las intuiciones de nuestros responsables políticos y que su único objeto es responder a las necesidades (a menudo coyunturales) de los que lo ponen en circulación.

Toma de decisiones y sistema de anticipación[2]

Suponemos que en un sistema político racional, como el nuestro, los dirigentes que elegimos adoptan decisiones sabias sobre la base del asesoramiento experto que reciben. Por una parte, los analistas de inteligencia les explican la realidad e ilustran sobre su posible evolución. Por otra, los asesores políticos desarrollan líneas de acción alternativas y prevén los posibles efectos de cada una de ellas. Unos y otros son profesionales bien preparados y, al menos en teoría, completamente indiferentes a las conveniencias políticas de sus “amos y señores”.  Ambos elementos, decisores políticos y expertos apolíticos, forman un sistema equilibrado que debería fallar raramente.

Parece, sin embargo, que nuestro sistema comete con frecuencia errores y que muchos de estos errores tienen consecuencias catastróficas. Como el ritmo de la gran política (nivel estratégico) es muy distinto del de la pequeña política y mucho más lento, es normal que estos errores de decisión pasen desapercibidos y no se comprendan hasta años o décadas después de haber sido cometidos. Existen, sin embargo, circunstancias en las que la historia se acelera y podemos valorar, casi en tiempo real, qué se ha hecho bien y qué se ha hecho mal. El actual conflicto con Rusia nos ofrece algunos ejemplos interesantes.

Un sistema que falla

Durante las dos últimas décadas, la política energética de la Unión Europea ha estado orientada hacia la consecución de dos objetivos: la descarbonización y la seguridad de nuestros abastecimientos. Se suponía que, en caso de tensiones geopolíticas graves, nuestro principal suministrador (Rusia) podría intentar presionarnos cortándonos la energía, así que teníamos que protegernos ante tal eventualidad[3]. Pues parece que esas supuestas intenciones de Putin eran pura fantasía. Llegó la guerra en 2022 y los rusos siguieron abasteciéndonos. Al final, hemos sido nosotros mismos los que hemos reducido drásticamente nuestras compras. Y, sorpresa, el mundo (nuestro mundo) no se ha venido abajo.

Si nuestros analistas de inteligencia se han equivocado al valorar las posibles intenciones rusas, los asesores políticos también lo han hecho al prever los efectos de nuestra respuesta a la invasión de Ucrania. Las sanciones que Occidente ha impuesto durante los últimos años deberían haber degradado de manera permanente la capacidad industrial de Rusia[4] y, como algún político norteamericano proclamaba en 2022, aislado por completo el país y devuelto su economía a la Edad de Piedra[5]. En realidad, la economía rusa ha sido capaz de soportar casi tres años de dura guerra de desgaste y está creciendo a un ritmo más rápido que la española[6]. También en este aspecto, algo importante ha fallado en nuestros cálculos.

¿Podríamos hacerlo mejor?

La práctica de la inteligencia está basada en algunos supuestos básicos. Y, entre ellos, quizá el más importante sea que la verdad existe. Una verdad que a menudo es difícil de alcanzar y comprender, una verdad que puede evolucionar con rapidez, pero que, con todo, está ahí. Y que es importante.

Los políticos profesionales son conscientes de que la existencia de la verdad, pero, en ciertas circunstancias, su conocimiento puede no ser para ellos una materia con la prioridad más alta. Ellos buscan obtener el suficiente respaldo popular como para ganar elecciones y, en otro nivel, suficiente apoyo para poner en práctica determinadas políticas. Por ello, para los políticos el relato es absolutamente primordial. Es el relato lo que les permite ganar elecciones y es el relato lo que les ayuda a conseguir el apoyo que necesitan. Por eso, es muy frecuente que busquen que la inteligencia les proporcione material para alimentar su “máquina de creación de relatos”, más que la verdad.

Podemos y debemos hacerlo mejor. Pero, para ello, necesitamos una cultura política que favorezca la discrepancia. Necesitamos que nuestros políticos crean que el mundo real existe, que no todo es relato. Que estén dispuestos a escuchar las malas noticias que los expertos a veces les van a traer. Mientras estén convencidos de que la realidad es secundaria, que lo importante es cómo se cuente, los analistas no van a producir para ellos algo que saben que no va a ser bien recibido. Se limitarán a generar “munición intelectual” para ser utilizada por sus amos y señores en sus batallas dialécticas.

E, inevitablemente, la realidad se vengará de ellos. Y de nosotros.

 

ANEXO

Cómo ve la inteligencia artificial los Balcanes Occidentales en 2030

El paquete informativo para el nuevo jefe de la diplomacia europea podría ser así. Desafortunadamente.
Veton Surroi
Koha, 07.08.2024 [7]

1.

Le hice la misma pregunta a tres «máquinas» de inteligencia artificial: Gemini de Google, ChatGPT y CoPilot de Microsoft: ¿cómo ven el futuro de los Balcanes Occidentales en 2030? Obtuve tres respuestas diferentes, aunque no muy alejadas entre sí. Luego copié las tres respuestas recibidas de estas tres máquinas y les pedí que crearan un texto unificado.

El texto que creó ChatGPT (…) fue el siguiente:

Los Balcanes Occidentales en 2030: una intersección de oportunidades y desafíos

El futuro de los Balcanes Occidentales en 2030 es rico en posibilidades, pero también lleno de incertidumbres. La integración en la Unión Europea, el desarrollo económico y la estabilidad política son tres pilares que determinarán la trayectoria de la región.

Posibles escenarios:

  • Integración exitosa en la UE: Un escenario optimista que conducirá al crecimiento económico, fortaleciendo la democracia y reduciendo la dependencia de factores externos.
  • Estancamiento temporal: Un lento proceso de integración, influenciado por desafíos internos y externos, que deja a la región en una zona gris.
  • Crecientes tensiones: Un escenario pesimista con escalada de conflictos no resueltos, mayor influencia de las grandes potencias y riesgo de desestabilización de la región.

Factores clave:

  • Proceso de ampliación de la UE: La velocidad y las condiciones de la ampliación serán cruciales para motivar reformas y atraer inversiones.
  • Reformas internas: Fortalecer el Estado de derecho, luchar contra la corrupción y modernizar la economía son esenciales para un futuro mejor.
  • Influencia de las grandes potencias: La competencia por la influencia en la región continuará, creando oportunidades y desafíos.
  • Cuestiones históricas: Las disputas no resueltas pueden reactivar y obstaculizar la cooperación regional.
  • Crisis globales: Eventos inesperados como las pandemias pueden afectar inesperadamente los acontecimientos en la región.

Qué esperar: 

  • Economía más integrada: Los vínculos económicos con la UE se fortalecerán, pero el aumento del desempleo y la emigración pueden crear desafíos.
  • Crecimiento de la inversión: los sectores de energía, infraestructura y turismo atraerán más inversiones.
  • Clase media en crecimiento: si las reformas tienen éxito, se creará una clase media más amplia, que exigirá más democracia y libertad.
  • Cooperación regional: Se profundizará la cooperación en el ámbito del comercio, la energía y las infraestructuras.
  • Desafíos actuales: la corrupción, el crimen organizado y la dependencia de los combustibles fósiles seguirán siendo obstáculos.

Conclusión:

El futuro de los Balcanes Occidentales depende de las elecciones de los gobiernos, del compromiso de los ciudadanos y del apoyo de la comunidad internacional. La región tiene el potencial de realizar una transición exitosa hacia un futuro mejor, pero ello requerirá esfuerzos sostenidos y una visión clara para el futuro.

Preguntas para la discusión:

  • ¿Cuáles son los factores más importantes que determinarán el futuro de los Balcanes Occidentales?
  • ¿Qué papel debería desempeñar la UE en este proceso?
  • ¿Cómo se pueden abordar las cuestiones históricas y fortalecer la cooperación regional?

2.

Toda la operación para alcanzar tal resultado requirió bastante menos de media hora. Y un documento así es fácil que tenga similitudes con el paquete que se preparará para la nueva jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas. Las tres máquinas de inteligencia artificial analizan las palabras, el discurso público, y el análisis del discurso público en los Balcanes Occidentales apunta a escenarios similares a los de los pronósticos meteorológicos de los años setenta: puede que llueva, pero puede también que no; todo depende de los vientos del norte, oeste y sur.

Si las tres máquinas de inteligencia artificial hubieran existido hace diez años, habría producido un documento muy similar: los Balcanes Occidentales estarían una vez más en la intersección de oportunidades y desafíos.

Y es que las tres máquinas de IA a menudo suenan como Peter Stano, el portavoz del SEAE, o sus jefes. Por ejemplo, cuando proclaman que “la velocidad y las condiciones de la expansión serán decisivas para motivar reformas y atraer inversiones», o “fortalecer el Estado de derecho, luchar contra la corrupción y modernizar la economía son esenciales para un futuro mejor».

Pero el hecho de que este documento hubiera sido exactamente igual si en 2014 hubiera habido máquinas de IA plantea una cuestión elemental: si Kaja Kallas recibe un documento semejante, ¿cuál es el valor añadido de todo el aparato responsable de la formulación de la política exterior de la Unión Europea?

(…)

3.

Repetí estas preguntas a ChatGPT y me dio una larga explicación, que podría haber salido nuevamente del SEAE, o incluso de organizaciones e institutos de la sociedad civil que se ocupan de la relación entre la UE y los Balcanes Occidentales. Reiteré entonces la pregunta de otra forma: ¿qué es lo que la UE debería hacer y qué no ha hecho? Y la respuesta fue, más o menos, que debería hacer más de lo que ha hecho y de una forma más profunda.

La inteligencia artificial no puede producir algo que no exista en el discurso público. ChatGPT, CoPilot y Gemini no pueden producir soluciones que no existen en la cabeza de las personas. La inteligencia artificial es artificial: no tiene voluntad propia. Por tanto, ni siquiera puede ser un sustituto de la voluntad en el discurso de la inteligencia humana.

La mejor lección que puede enseñar la inteligencia artificial es sobre las deficiencias del pensamiento humano, en particular del que se manifiesta públicamente. Si en este discurso del siglo XXI estas son las posibilidades que se vislumbran para los Balcanes Occidentales, la ventaja de la IA es que nos lo muestra en unos pocos segundos. El llamado catártico para mejores soluciones ya no tiene por qué ocurrir con grandes conferencias internacionales: ChatGPT, junto con Gemini y Copilot, puede mostrar en unos minutos la discrepancia entre la realidad de los Balcanes Occidentales y el pensamiento político en la UE.

4.

No quería hacer una simple pregunta a las máquinas de inteligencia artificial, esperando (quizá con prejuicios, o con razón) que la respuesta la responderían los portavoces del SEAE o los diplomáticos que tratan con la región. La pregunta es: ¿por qué Serbia está hoy más alejada de la UE que cuando se convirtió en Estado candidato a miembro de la Unión Europea en 2012?

Para el nuevo equipo del SEAE, quizás esta podría ser una de las preguntas iniciales con las que entenderán cuál es la naturaleza de la misión que les espera en los Balcanes Occidentales.

 

[1]     En anexo se acompaña una traducción automática al español del artículo de Surroi.

[2]     Rosen, R. (2011). Anticipatory systems. En Anticipatory systems: Philosophical, mathematical, and methodological foundations (pp. 313-370). Nueva York, Springer New York.

[3]     A lo largo de las dos últimas décadas, multitud de trabajos y declaraciones han difundido esta tesis. Para un ejemplo temprano, véase Smith, K.C. (2006, enero). Security Implications of Russian Energy Policies. CEPS Policy Brief No. 90.

[4]     Lo dijo el Presidente Biden en sus Remarks (…) on Russia’s Unprovoked and Unjustified Attack on Ukraine, del 24 de febrero de 2024. https://www.whitehouse.gov/briefing-room/speeches-remarks/2022/02/24/remarks-by-president-biden-on-russias-unprovoked-and-unjustified-attack-on-ukraine/ (acceso: 9 OCT 2024).

[5]     Representante Jim Himes (demócrata por Connecticut), junio de 2022. https://thehill.com/business/3260821-yellen-faces-bipartisan-pressure-to-ramp-up-russian-sanctions-after-bucha/ (acceso: 9 OCT 2024).

[6]     Según el economista francés Jacques Sapir, la economía rusa crecerá un 3,6-3,8% en 2024 y un 2,5-3% en 2025. Véase https://x.com/russeurope/status/1842478868705194112 (acceso: 5 OCT 2024). Según las últimas previsiones del Gobierno, la española lo hará un 2,4% en 2024 y un 2,2% en 2025. Véase https://www.lamoncloa.gob.es/consejodeministros/resumenes/paginas/2024/240924-rueda-de-prensa-ministros.aspx#:~:text=Las%20nuevas%20previsiones%20del%20Ejecutivo,por%20el%20Gobierno%20hasta%20ahora (acceso: 9 OCT 2024).

[7]     https://www.koha.net/veshtrime/428153/si-e-sheh-inteligjenca-artificiale-ballkanin-perendimor-me-2030 (acceso: 8 AGO 2024). Traducción de Google Translate con corrección humana.

Inteligencia y democracia (clar i català)

La iniciativa signada reclama «l’adopció urgent per part de l’estat de les mesures per erradicar l’espionatge polític antidemocràtic, i garantir així que cap persona pugui ser víctima d’espionatge i persecució per defensar un projecte polític»[i].

 

 

 

¿Es o no lícito en una democracia “espiar” a personas y organizaciones a causa de sus actividades políticas? Esta cuestión ha sido planteada en diversas ocasiones en medios políticos catalanes y vuelve a serlo durante estas últimas semanas. Desgraciadamente, mucho de lo que leemos y oímos está más orientado a provocar emociones que a contribuir al perfeccionamiento de nuestro estado de derecho.

 

Y, sin embargo, otro debate es posible. Quizá sea, incluso, deseable. Lo que sigue es mi modesta aportación.

 

Espionaje e inteligencia

Empecemos con un poco de claridad terminológica y conceptual. En los últimos meses, se ha hablado mucho de “espionaje”, cuando, en realidad, se tendría que haber hablado de “inteligencia”. ¿Cuál es la diferencia?

 

a) El Diccionario LID de Inteligencia y Seguridad[ii] define (pg. 126) “espionaje” como la actividad encaminada a “obtener información secreta o crítica de naturaleza militar, política, económica, ideológica, industrial o científico tecnológica”. En el lenguaje común, sin embargo, la palabra “espionaje” tiene a menudo un sentido peyorativo. Así, por ejemplo, el Diccionario de la RAE, define espionaje (tercera acepción) como la “actividad dedicada a obtener información fraudulenta en diversos campos”[iii]. Quizá, por ello, en nuestro lenguaje administrativo contemporáneo no se habla de “espionaje”, sino de “inteligencia”[iv].

 

b) En lenguaje técnico, la “inteligencia” es un producto, es un proceso y es también una organización. Como explica Rafael Jiménez Villalonga (pg. 98)[v]:

 

La inteligencia como producto es el resultado que se obtiene al someter los datos, la información y el conocimiento a un proceso intelectual que los convierte en informes adecuados para satisfacer las necesidades de los decisores políticos, militares, policiales, empresariales, etc., así como para proteger a aquellos mediante las tareas de contrainteligencia.

 

La inteligencia como proceso comprende los procedimientos y medios que se utilizan para definir las necesidades de los decisores, establecer la búsqueda de información, su obtención, valoración, análisis, integración e interpretación hasta convertirla en inteligencia, y su difusión a los usuarios. También incluye los mecanismos y medidas de protección del proceso y de la inteligencia creada por medio de las actividades de contrainteligencia necesarias.

 

La inteligencia como organización se refiere a los organismos y unidades que realizan las anteriores actividades de transformar la información en inteligencia y la protegen.

 

Traduciendo al lenguaje técnico nuestra formulación inicial, intentaremos responder a la pregunta de si en una democracia avanzada como la española se pueden realizar acciones de inteligencia (entendida como proceso) sobre objetivos políticos.

 

¿Puede un gobierno democrático realizar/encargar/beneficiarse del trabajo de la inteligencia?

Por supuesto que sí. Cualquier gobierno, como cualquier organización o cualquier empresa, puede (debe) disponer de la información necesaria para adoptar decisiones correctas. Decidir sin estar correctamente informado es una insensatez. Hacerlo con dinero público, un fraude a los ciudadanos.

 

Es algo tan claro que todas las democracias avanzadas lo entienden así. Por ello, todas disponen de servicios de inteligencia (tercera acepción de Rafael Jiménez Villalonga), que realizan acciones de inteligencia (segunda acepción) para producir inteligencia (primera acepción). La más antigua de las democracias existentes (y, probablemente, una de las de mayor calidad), Estados Unidos, posee el sistema de inteligencia más sofisticado del mundo.

 

Es también lo que dispone la legislación española. En el artículo 1 de la Ley 11/2002 se establece que “el Centro Nacional de Inteligencia es el Organismo público responsable de facilitar al Presidente del Gobierno y al Gobierno de la Nación las informaciones, análisis, estudios o propuestas que permitan prevenir y evitar cualquier peligro, amenaza o agresión contra la independencia o integridad territorial de España, los intereses nacionales y la estabilidad del Estado de derecho y sus instituciones”.

 

Objetivos de la inteligencia: ¿solo actos ilegales?

Claramente, no. La inteligencia que necesita el Gobierno (y volvemos al artículo 1 de la Ley 11/2002) se refiere a peligros, amenazas o agresiones “contra la independencia o integridad territorial de España, los intereses nacionales y la estabilidad del Estado”. Se trata siempre de hechos (reales o posibles) que perjudican los intereses nacionales, aunque no tienen por qué ser ilegales. Por ejemplo:

 

a) La toma de control de una empresa estratégica española por parte de un rival geopolítico es (en general) perfectamente legal, aunque el gobierno la pueda considerar dañina para los intereses nacionales y esté interesado, en consecuencia, en recibir información previa sobre cualquier intento en este sentido[vi].

 

b) Las actividades de lobby realizadas en Estados Unidos para perjudicar las exportaciones de un determinado sector español y beneficiar las de un competidor son también perfectamente legales, aunque sería normal que nuestro gobierno quisiera estar bien informado sobre ellas para, en su caso, contrarrestarlas.

 

Cuando se trata de acciones ilegales, estamos hablando ya del campo de acción de las fuerzas y cuerpos policiales (Policía Nacional, Guardia Civil y policías regionales), que tienen obligación de prevenirlas y perseguirlas. La inteligencia (tercera acepción, organización) puede también colaborar, pero su actuación será siempre complementaria de la de aquellos que tienen la responsabilidad principal.

 

Para resumir este apartado: la inteligencia (organización) sí puede actuar en cuestiones que no son ilegales. De hecho, su terreno privativo, aquel en el que no funciona en apoyo de los cuerpos policiales, es el de las acciones no ilegales.

 

Medios de la inteligencia: ¿siempre son legítimos?

En una democracia avanzada, la inteligencia (organización), como cualquier otro organismo público, solo puede utilizar medios legítimos.

 

La inteligencia real se parece muy poco a las películas de James Bond. De hecho, una parte muy importante de los medios y técnicas de obtención de información son “blancos”. Es decir, no se trata de actividades legalmente prohibidas, ni reguladas, ni que afectan a los derechos y libertades protegidos por nuestras leyes. Algunas de estas técnicas:

 

a) El seguimiento sistemático de las publicaciones (por ejemplo, en medios de comunicación o redes sociales) de determinados objetivos, así como de su entorno. Estudios de origen norteamericano sugieren que, dependiendo de los temas, entre el 35% y el 95% de la información procesada por la inteligencia gubernamental procede de fuentes abiertas[vii].

 

b) El uso de fuentes humanas con acceso a información de interés (siempre que no se haya utilizado ningún medio ilegal para captarlas).

 

Hay también técnicas de gran potencia que, por afectar a derechos protegidos, no se pueden utilizar sino de manera excepcional, con permiso de un juez y bajo control judicial[viii]. Estamos hablando, en particular, de la interceptación de las comunicaciones en todas sus modalidades (correo tradicional, correo electrónico, llamadas telefónicas, etc.). Todas las democracias avanzadas disponen de mecanismos legales para el uso controlado de estas técnicas en casos excepcionales.

 

A modo de conclusión

Como en cualquier actividad humana, en la labor de inteligencia se pueden cometer errores y se puede también violar las normas (de manera consciente o inconsciente). En los casos en que sea así, debe investigarse y corregirse. Desde luego, sin poner en duda la necesidad de la inteligencia como función imprescindible para la existencia de los estados y el buen funcionamiento del proceso de toma de decisiones. Una inteligencia que, en un estado de derecho, siempre debe actuar a las órdenes del gobierno y controlada por los jueces.

 

Feci, quod potui, faciant meliora potentes.

 

[i]      https://www.publico.es/public/parlament-reclama-govern-espanyol-investigacio-transparent-catalangate.html (acceso: 02.02.2024).

[ii]      Elaborado bajo la dirección del Prof. Antonio Díaz Fernández y editado por la Editorial LID en 2013.

[iii]     https://dle.rae.es/espionaje (acceso: 01.02.2024).

[iv]    La Ley 11/2002, de 6 de mayo, reguladora del Centro Nacional de Inteligencia no menciona el espionaje. Véase https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2002-8628 (acceso: 01.02.2024). Sí se habla de espionaje en el Código Penal (artículo 584), y precisamente en sentido peyorativo: como una actividad reprobable que un español puede realizar en beneficio de potencias extranjeras.

[v]    Rafael Jiménez Villalonga (2019). Tipos de Inteligencia. En Julián López Muñoz (coord.), Manual de Inteligencia. Valencia, Tirant lo Blanch. Pp. 97-122.

[vi]     Durante los últimos veinte años han sido recurrentes las discusiones públicas (políticas y técnicas) sobre la conveniencia o no de favorecer la existencia de una serie de empresas calificadas de “campeones nacionales”.

[vii]    Stephen C. Mercado (2005). Reexamining the Distinction Between Open Information and Secrets. Studies in Intelligence Vol. 49 No. 2. https://www.cia.gov/static/5d8a8df615f1bb014e49bb1452991991/Difference-Open-Info-Secrets.pdf (acceso: 03.12.2014).

[viii]   Según la legislación española. Cada país regula de manera diferente la siempre difícil cuestión de la autorización y control de la intervención de las comunicaciones.

Ucrania: ¿un fallo de la inteligencia estratégica norteamericana?

Strategic intelligence analysis frequently does not influence the creation and implementation of American foreign policy. This is contrary to an expectation that intelligence analysis should matter in the making of foreign policy and national security. Better intelligence analysis should lead to better policy. Ideally, independent and objective intelligence analysts provide the information and assessments that decisionmakers use to make the best possible decisions. 

Stephen Marrin[1]

 

En un artículo publicado a mediados de diciembre de 2023 en The National Interest, David C. Hendrickson[2] sostenía que la falta de comprensión de la resiliencia del régimen político ruso, así como del sistema productivo de ese país, había sido un “enorme fallo de inteligencia” (massive intelligence failure), compartido por Estados Unidos y Ucrania.

Existe una amplia literatura científica sobre los fallos de inteligencia, que siempre parecen más interesantes que los aciertos. A un nivel más de andar por casa, es un tema que también se ha tratado con frecuencia en blogs especializados. Por ejemplo, en este, centrando la atención sobre los fallos de la inteligencia estratégica rusa en el conflicto de Ucrania[3].

 En este post discutiremos la polémica afirmación de Hendrickson. ¿Es verdad que no solo la inteligencia rusa se ha equivocado con Ucrania, que también la norteamericana lo ha hecho?

 

¿Debe la inteligencia predecir el futuro?

Tom Fingar escribió en su momento que “el objetivo último de la inteligencia es darle forma al futuro, no predecir lo que ocurrirá”[4]. Y es así. Nadie conoce el futuro y, en la mayor parte de los casos, no se puede exigir a la inteligencia estratégica que lo prediga. Lo que sí se le puede y se le debe pedir es que ayude a los decisores a comprender mejor el presente de tal manera que el futuro no les sorprenda. En particular, que comprendan cómo puede ser el futuro si sobre el presente (a ser posible, bien conocido y comprendido) se actúa con determinadas palancas (es decir, con determinadas políticas)[5].

 Y aquí, tenemos que dar razón a Hendrickson y aceptar que sí ha habido fallos importantes:

 1) Sobre la solidez del régimen ruso. O bien se tenía una mala comprensión del actual régimen ruso y de las bases del poder de Vladimir Putin, o bien no se han entendido los efectos que podrían tener sobre él las acciones de presión decididas por Estados Unidos y secundadas por sus aliados. Era un “futuro” que habría sido posible de prever, porque todos los factores importantes que contribuían a conformarlo eran conocidos (o deberían serlo).

 2) Sobre la solidez de la economía rusa. El mismo comentario vale. Un buen trabajo de inteligencia estratégica debería haber sido capaz de adelantar los posibles efectos de las sanciones sobre la economía rusa, las contramedidas que los rusos adoptarían y su efectividad. En un plano más bajo, deberían haber permitido comprender la posible evolución de la producción militar rusa y sus efectos sobre el nivel de vida de la población. Como en el caso anterior, la mayor parte de los factores relevantes eran, o deberían ser, conocidos, por lo que la inteligencia estratégica prospectiva tendría que haber ofrecido un pronóstico bastante preciso.

 En ninguno de los casos, la inteligencia se enfrentaba a la caótica interacción de numerosas fuerzas mal conocidas. Se trataba de un experimento estrictamente controlado, en el que a una situación de partida que la inteligencia hubiera debido comprender bien se aplicó una serie de estímulos, también perfectamente conocidos. Si el trabajo hubiera estado bien hecho, la reacción del sistema no habría tenido que ser una sorpresa.

 Hubo un fallo, pues. Pero, ¿fue un fallo de inteligencia?

 

¿De verdad la inteligencia es culpable?

Pues quizá no. Quizá la inteligencia no sea la culpable. Porque, en realidad, no tenemos constancia de que las decisiones del Presidente Biden hayan ido en línea con la inteligencia que recibía.

 Estados Unidos ha hecho durante años un gran esfuerzo para vender la idea de la “omnisciencia” de su comunidad de inteligencia, lo que resultaba útil para presionar a posibles adversarios, pero también para dar un peso adicional a las decisiones que adoptaba el ejecutivo. Desde este punto de vista, el enfoque clásico de que las decisiones se toman sobre la base de la inteligencia disponible (evidence-based policy) es perfectamente lógico[6]. Aunque inexacto.

 Como nos recuerda Stephen Marrin (Marrin, 2017) y muchos otros autores, en Estados Unidos (y, posiblemente, también en otros países), las grandes decisiones no se toman sobre la base de los informes de inteligencia. De hecho, la influencia de la inteligencia sobre ellas puede ser bastante modesta. Hay todo tipo de explicaciones para ello y el excelente trabajo de Marrin explora muchas de ellas.

 Fallo, sí. De inteligencia, quizá no.

 

[1]     Marrin, S. (2017) Why strategic intelligence analysis has limited influence on American foreign policy, Intelligence and National Security, 32:6, 726, DOI:10.1080/02684527.2016.1275139.

[2]     David C. Hendrickson (12.12.2023). No, The U.S. Did Not Sabotage Russia-Ukraine Peace. The National Interest. https://nationalinterest.org/feature/no-us-did-not-sabotage-russia-ukraine-peace-207902 (acceso: 16.12.2023). Para datos biográficos de Hendrickson, puede consultarse su website personal: https://davidhendrickson.org/ (acceso: 18.12.2023).

[3]     La inteligencia estratégica rusa en el conflicto de Ucrania. 3 de marzo de 2022. https://serviciosdeinteligencia.com/la-inteligencia-estrategica-rusa-en-el-conflicto-de-ucrania/ (acceso: 18.12.2023).

[4]     «The ultimate goal is to shape the future, not to predict what it will be». Véase T. Fingar (2011). Reducing Uncertainty: Intelligence Analysis and National Security.  Stanford University Press. P. 53.

[5]     Es obvio que el problema analítico es totalmente distinto en el caso de grandes potencias (cuyas políticas contribuyen a definir o condicionar la evolución del conjunto del sistema) y las pequeñas (las demás). En este texto tratamos el problema de la principal gran potencia, Estados Unidos.

[6]     Para una breve descripción reciente de cómo debería funcionar la inteligencia en el proceso de toma de decisiones, véase Martínez Isidoro, R. (2024, 10 de enero). Decisión, inteligencia y responsabilidad. El Debate. https://www.eldebate.com/opinion/en-primera-linea/20240110/decision-inteligencia-responsabilidad_165795.html (acceso: 10.01.2024).

ACH: posibilidades y limitaciones

Let me tell you about these intelligence guys. When I was growing up in Texas we had a cow named Bessie. I’d go out early and milk her. I’d get her in the stanchion, seat myself and squeeze out a pail of fresh milk. One day I’d worked hard and gotten a full pail of milk, but I wasn’t paying attention, and old Bessie swung her s[..]t-smeared tail through the bucket of milk. Now, you know that’s what these intelligence guys do. You work hard and get a good program or policy going, and they swing a s[..]t-smeared tail through it. 

Lyndon Johnson[1]

 

Todos hemos escrito alguna vez que la inteligencia permite reducir la incertidumbre asociada al proceso de toma de decisiones[2]. Así que cualquier inversión en inteligencia debería tener como finalidad última conseguir una mayor reducción de esa incertidumbre. Y por “cualquier inversión” me refiero no solo a las orientadas a dotarse de mejores equipos técnicos o a incrementar la plantilla de personal, sino también aquellas otras que persiguen mejorar la cualificación de los que trabajan en el servicio de inteligencia.

Hace unas pocas décadas, la mayor parte de los analistas de inteligencia practicaban lo que podríamos llamar “análisis natural” (es decir, aplicaban  su sentido común al procesamiento intuitivo de la información disponible). En los últimos tiempos, sin embargo, los servicios han hecho un esfuerzo importante para formar a sus analistas en las técnicas estructuradas de análisis. ¿Debemos entender que el uso sistemático de esas técnicas permite mejorar sustancialmente la calidad de los productos de inteligencia, es decir, reducir la incertidumbre a la que se deben enfrentar los “clientes”?

La reina de las técnicas estructuradas es el ACH, el analysis of competing hypotheses[3], expresión que se suele traducir como “análisis de hipótesis en competencia”[4]. En la práctica, se ha convertido en parte fundamental de la enseñanza de técnicas de inteligencia, tanto en las escuelas internas de los servicios como en los programas universitarios. Podemos preguntarnos si es cierto que el uso de ACH reduce la incertidumbre, como se supone que debe hacer la inteligencia.

Y la respuesta es negativa. Según la experiencia recogida en entornos docentes[5], el resultado,  a menudo, es el contrario. Del uso sistemático de ACH es frecuente que se derive una mejor comprensión de posibilidades alternativas a la que se había en un principio considerado como principal, pero muy raro que una hipótesis cualquiera se vea confirmada con un alto grado de confianza.

Intentaremos explicar por qué es así. Asumiremos, para ello, que el analista está utilizando ACH con la ayuda de un sencillo programa, como es PARC ACH[6]. Siguiendo la lógica de este programa, el propio analista puede construir una alternativa utilizando software de hoja de cálculo.

 

Primer problema. Muchas de las informaciones son ambiguas

El primer problema que se nos plantea al utilizar ACH es que muchas de las informaciones que debemos utilizar son ambiguas. Y ello es así por dos motivos principales[7]:

1) En todos los asuntos de los que se ocupa la inteligencia, existe siempre un adversario que persigue objetivos distintos de los nuestros y que intentará “embarrar” el terreno de juego para que nos resulte más difícil comprender la realidad de su situación o de sus intenciones.

2) Las técnicas de obtención son imperfectas. Producen “agujeros negros”, “ruido” y errores.

Un ejemplo ilustrativo. En el terreno de la inteligencia estratégica es frecuente que tomemos como piezas de evidencia las declaraciones de actores políticos relevantes. Lo que pasa es que no siempre resulta fácil decidir si estas declaraciones traducen un mensaje real (a sus propios ciudadanos, a las audiencias exteriores) o son simples actos de desinformación, destinados a confundir a observadores externos. Dependiendo de la decisión que en cada caso tome el analista, el resultado final de aplicar el programa (es decir, la probabilidad relativa de las hipótesis que se consideran) puede cambiar mucho.

Podemos pensar que una alternativa válida sería excluir todas aquellas piezas de evidencia sobre las que no haya seguridad total acerca de su significado y valor. El problema es que, entonces, nos quedaríamos con tan pocas evidencias que su conjunto resultaría insuficientes para inclinar la balanza hacia una hipótesis u otra.

 

Segundo problema: el problema de las hipótesis prioritarias

Si los medios de obtención están orientados en una dirección, el número de informaciones, correctas o no, que se reciben de esa dirección será superior al de las que llegan de otras. Si utilizamos un programa como PARC ACH, la reiteración de noticias en un determinado sentido reforzará artificialmente ciertas hipótesis en perjuicio de otras. Algo parecido nos ocurrirá si no utilizamos ningún tipo de asistente informático para computar las informaciones que recibimos: la reiteración de noticias puede convencernos de que ciertas hipótesis son más creíbles.

Y aquí, el analista se encontrará ante un dilema:

1) Si no toma ninguna medida de compensación, su ACH funcionará en la práctica como “análisis de una sola hipótesis”, la preferida.

2) Si quiere evitar este problema, alterará el “peso” que da a diferentes informaciones, o eliminará noticias que entienda pueden ser “redundantes”. Al hacerlo así, sin embargo, reducirá la sensibilidad del sistema e incrementará la probabilidad de que el resultado final del análisis no sea concluyente.

 

Tercer problema: el problema de los “pesos”

En principio, con ACH intentamos encontrar evidencias que invaliden hipótesis, Y, como decía Sherlock Holmes, “una vez que has eliminado lo imposible, lo que queda, por improbable que nos parezca, debe de ser la verdad”[8]. El problema es que, si tenemos en cuenta los factores ya expuestos, resulta raro encontrar información de la que podamos fiarnos al 100% y que resulte incompatible con alguna hipótesis. Mucho más, disponer de informaciones que nos permitan invalidar todas las hipótesis menos una.

Esta es la lógica básica de ACH, pero, si no podemos aplicarla, tenemos que recurrir a un cálculo alternativo, como el que nos ofrece PARC ACH o cualquier otro instrumento informático similar. Aquí, cada una de las hipótesis acaba teniendo una determinada puntuación y, en principio, asumimos que la más probable es aquella que obtiene la puntuación más alta.

Un problema importante es que, a efectos de cálculo, estamos asignando “pesos” distintos a las informaciones que computamos (o a diferentes categorías de informaciones). Esa asignación es arbitraria y solo se justifica por la bondad de los resultados que con ella se obtenga. Pesos diferentes nos conducirían a resultados finales distintos, debilitando, de esta manera, nuestra fe en la calidad global del proceso.

 

Recapitulando: virtudes y limitaciones de ACH

Como hemos anticipado en una nota, en la inteligencia estratégica, de carácter político o militar, ACH no se suele utilizar. El motivo es que requiere mucho tiempo y trabajo, sin que los resultados que se obtienen de su aplicación compensen el esfuerzo que exige.

Por ello, en la práctica se empieza con la obtención de información y se espera que el propio sentido de lo que se recibe vaya apuntando en una cierta dirección (hipótesis básica). Como dicen en las películas de juicios, facts speak for themselves (los hechos hablan por sí mismos). Una vez que se ha generado esta primera hipótesis, el resto de nuestra tarea (si hay tiempo) consiste en intentar validarla. En general, solo cuando resulte evidente que no es correcta se puede intentar generar una segunda hipótesis. Es un proceso relativamente rápido y nos conduce a producir un mensaje claro para el cliente. Que es lo que la inteligencia le promete: reducir su incertidumbre.

Un uso más riguroso de las técnicas analíticas estructuradas (en primer lugar, de ACH), “incrementa la incertidumbre y complica la adopción de decisiones”[9]. Algo que no necesariamente será bien recibido por los clientes. Lo mejor que ACH ofrece (la generación de hipótesis alternativas, con la conciencia de que la realidad puede ser más complicada de lo que a primera vista parece) no es lo que ellos buscan: seguridad, certidumbre.

¿Hay solución? Sí y no. Sí la hay si los clientes llegan a tener una actitud sofisticada ante el proceso de toma de decisiones y utilizan no solo lo que saben, sino también lo que ignoran. Los known unknowns[10]. La conciencia de sus lagunas de conocimiento los hará, en muchos casos, ser más prudentes, lo que no necesariamente es una mala opción.

Y esa sería la valiosa contribución de la inteligencia (ACH mediante) al proceso de toma de decisiones. No es de extrañar que políticos como el que fuera presidente de Estados Unidos, Lyndon Johnson, la comparen con su vaca Bessie, echando a perder con su sucio rabo un cubo lleno de leche.

 

[1]     Jervis, R. (2010). Why Intelligence and Policymakers Clash. Political Science Quarterly, vol. 125, no. 2. P. 185.

[2]     «The primary purpose of intelligence is to reduce uncertainty». Véase Fingar, T. (2011). Reducing Uncertainty: Intelligence Analysis and National Security. Stanford University Press. P. 35.

[3]     Según se explica en Heuer, R.J, Jr. (1999). Psychology of Intelligence Analysis. Center for the Study of Intelligence (CIA). Disponible en

[4]     Por ejemplo, en Díaz Fernández, A.M. (2013). Diccionario LID Inteligencia y Seguridad. Madrid, LID Editorial Empresarial. P, 36-37.

[5]     Evidencia anecdótica sugiere que los analistas de inteligencia utilizan raramente ACH en situaciones reales, probablemente por falta de tiempo. Quizá también (al menos, en parte) porque esta técnica no ofrece los resultados que los clientes desearían.

[6]     Puede encontrarse un tutorial en la siguiente dirección: https://www.youtube.com/watch?v=c16QDwLk53o.

[7]     Para una explicación más sofisticada, véase Pillar, P. (2011). Intelligence and U. S. Foreign Policy. Columbia University Press. P. 7.

[8]     Conan Doyle, A. (1890). The Sign of the Four, Capítulo 6.

[9]     Marrin, S. (2017). Why strategic intelligence analysis has limited influence on American foreign policy. Intelligence and National Security, 32,6. P. 730. https://doi.org/10.1080/02684527.2016.1275139.

[10]     «También sabemos que hay incógnitas conocidas; es decir, sabemos que hay cosas que ignoramos”. Brifin del Secretario de Defensa norteamericano Donald Rumsfeld el 12 de febrero de 2002. https://archive.ph/20180320091111/http://archive.defense.gov/Transcripts/Transcript.aspx?TranscriptID=2636 (acceso: 12.11.2023).