2ª parte.- La necesidad de la Inteligencia Competitiva en las empresas

En la parte anterior publicada en el blog dedicada a la Inteligencia Económica, se hacía referencia a la necesidad de que nuestro país disponga de un sistema más completo y coordinado que defienda con mayor eficiencia sus intereses económicos y los de nuestras empresas y finalizaba con una llamada a la necesidad de formar expertos en estas disciplinas para poder aplicarla a todos los niveles.

En España el número de empresas que están implantando un sistema de Inteligencia Competitiva está aumentando, también se han programado cursos y masters específicos en varias Universidades y hay algunas consultoras y centros de estudios que están desarrollando actividades en este ámbito. Pero no estamos en el nivel que sería deseable y necesario.

La dimensión del Estado es muy importante, pero no lo es menos lo que cada organización pueda aportar de forma individual y es, en esta parte, donde también queda aún mucho camino por recorrer en España. Con frecuencia sabemos de empresas que no conceden importancia al valor añadido que podría aportarles la Inteligencia Competitiva que pudieran desarrollar con sus propios medios y siguen actuando apoyándose exclusivamente en la calidad de sus productos y en la forma tradicional de competir en los mercados.

Muchas empresas no se creen vulnerables porque han sabido superar las crisis en el pasado y siguen obteniendo beneficios; pero, ante el panorama internacional actual, nadie sabe lo suficiente ni está suficientemente protegido. Las empresas dependen cada vez más del conocimiento para poder tomar mejores decisiones y poder abordar los retos como la globalización, la necesaria innovación y las amenazas cibernéticas que están presentes de manera permanente en su vida diaria.

Para una empresa mantenerse cuando su panorama alrededor es tan cambiante, complejo e incierto es un desafío permanente y lo peor es que nuestras empresas deben hacerlo día a día porque en muchos casos va en ello su futuro.

Las empresas españolas necesitan concienciarse de la necesidad de disponer de personal especializado y dotarse de procedimientos internos que ayuden a definir y materializar sus necesidades de información y de Inteligencia para ayudar en la toma de decisiones. La suma de las aportaciones públicas y privadas hará que nuestras empresas sean más competitivas.

Se puede afrontar la realidad económica actual de muchas maneras y la combinación de la IE y la IC es una de ellas. A través de ellas se aporta un mejor conocimiento de lo que pasa en nuestro entorno y de lo que es posible que ocurra, para así lograr ser más competitivos.

Pensemos en las consecuencias del Brexit, de la política proteccionista del Presidente Trump, de las disputas entre EE.UU. y China, los problemas con Irán…. Solo cito algunos ejemplos del panorama internacional actual (la lista podría ser muy larga) y a nadie se le escapa que todo esto tiene sus consecuencias para muchas de nuestras empresas.

¿Qué significa e implica hacer IC?. La IC es un modelo de gestión de la información que permite hacer del conocimiento una ventaja competitiva, porque ayuda a conocer mejor el entorno geográfico y empresarial, los mercados y la competencia, incrementa la capacidad de influencia, mejora la protección de los activos materiales e inmateriales, ayuda a anticipar los problemas y a identificar futuras oportunidades y, todo ello, contribuye a mejorar la competitividad de las empresas.

Ya no sirve solo con conocer el lugar en el que nos movemos, incluso disponer de un buen socio local que nos guíe, hay que entender el entorno, el significado de cada cambio que se produce, la influencia que su evolución puede tener, cómo actúan mis aliados y competidores y utilizar todas las herramientas a mi alcance para defender mis intereses. Todo ello, sin olvidar nada, se debe abordar desde la dimensión del análisis de Inteligencia.

Tener analistas, poseer profesionales de la IC en las empresas, adaptados a su tamaño y sus necesidades, se convierte en un valor determinante por diferenciador. Eso implica inversión en la formación de las personas que se dediquen a ello, en organización y planificación del trabajo, en la obtención y análisis de la información y en el uso de las herramientas informáticas adecuadas, uso de internet, redes sociales, etc,

Lo cierto es que en estos momentos la IC tiene una implantación poco homogénea en las empresas españolas. En algunos casos conocen sus bondades, pero faltan referentes de cómo llevarla a cabo y decisión para implantarla. La implantación en las PYMES es muy reducida y en el caso de agrupaciones sectoriales de empresas no suelen ponerse en práctica soluciones centralizadas que den servicio a sus miembros, o éstas tienen un alcance muy limitado

La puesta en marcha de un equipo de IC en una empresa es sencilla, requiere dimensionarlo en función del tamaño y necesidades de la misma y contar con personas con la formación adecuada, cuyo trabajo facilite la toma de decisiones estratégicas. También requiere una actuación de forma sistemática y estructurada; no puede abordarse como una actividad residual en la empresa, sino que hay que otorgarle la importancia que en cada caso requiera.

Una mayor actividad del Estado en el ámbito de la IE que le compete, una mejor coordinación con las empresas y una mayor concienciación de éstas para el uso de la IC, junto con referentes que proporcionen la formación adecuada, para disponer de expertos en las disciplinas mencionadas, deberían ser los pasos a seguir para mejorar la competitividad de nuestras empresas y poder afrontar los retos del mundo actual.

Sumando los esfuerzos de todos llegaremos a la seguridad y el bienestar de todos.

Madrid, Febrero 2020

intcompetitiva.jjgarcia@gmail.com